Documentación.
A continuación se
copian unas reseñas de la prensa de la época en las que aparece nuestro pueblo
como protagonista de diferentes hechos ocurridos durante las guerras carlistas.
De Segovia con fecha 13 escriben que
el día anterior se recibió un parte de hallarse próximo a Villacastín el
cabecilla La Perdiz con 140 hombres a caballo. A poco rato se dispuso que
saliese de aquella ciudad una columna con el señor comandante general Don
Rafael Medez compuesta de 350 infantes y 8 caballos que pudieron reunirse; pero
no había esperanzas de que diesen alcance a los enemigos porque éstos iban a
caballo y se burlarían de nuestros infantes.
Se
aseguraba que los rebeldes entraron en Aldeavieja,
en donde saquearon y robaron a su placer, llevándose las varas del palio, sin
duda para lanzas. No se curaron de que servían al divino
culto.
(Eco
del Comercio. 16/06/1838)
Tropas gubernamentales
protegiendo un convoy de posibles ataques carlistas.
Un
diario de la tarde publica los siguientes pormenores de los escesos que cometió
el cabecilla La Perdiz en Aldeavieja,
y del punto a donde se dirigió después del saqueo.
“El día 12 a las 10 de la mañana se
presentó en Aldeavieja, sin tener la
menor noticia de su aproximación, una partida de facciosos al mando, según
ellos, de un tal Perdiz, en número de 70 a 80, aunque ellos le suponían doble.
Esta turba de miserables andrajosos, vestidos los más de paisanos y con
malísimas armas, sacaron raciones de todas clases, y de las casas cuanto vieron
sus ojos, tanto de ropas como de otros efectos, siéndoles indiferente fuesen de
hombre o de muger; todo les venía bien y daban con ello en sus alforjas. De
aquel pueblo y de Blascoeles llevaron unas 14 ó 15 yeguas y malos caballos, y
en su retirada por los campos de Azalvaro cogieron veinte yeguas de Ituero, las
Navas y Villacastín. Sólo permanecieron 4 ó 6 horas, gracias a que venía de
Ávila una partida de seis soldados y un oficial que les pareció ser avanzada, y
echaron a correr. Si en vez de seis hombres hubieran sido 30, casi todos
hubieran quedado en su poder, pues no puede verse ni figurarse nadie cosa más
mala ni más perdida.
Si
esta familia continua mucho por aquí nos arruinarán, y esto será muy fácil
suceda si los arrojan de la Mancha y Toledo”.
-En otra carta, después de referirse
a la incursión de los mismos rebeldes, se dice:
“Esta partida y algunas otras no
salen de las Navas del Marqués, Nava el Peral, Ojos Albos, Urraca y esta sierra
del campo de Azalvaro, sin que haya un soldado destinado a su persecución. Va
aumentándose de día en día, y es de creer se engrose y llegue a contar con
fuerza suficiente para destacar algunas partidillas a los caminos reales desde
el Espinar a Arévalo y Olmedo, e intercepten las comunicaciones y portes para
el ejército, como en la noche del 15 faltó poco para suceder estos días con uno
de estos que iba a esa y tuvo que detenerse en Villacastín, por haber 10
facciosos en el Caloco esperando si pasaba algún posta o correo.
Para mantener las comunicaciones las
partidas de 8 ó 10 hombres del provincial de Córdoba que hay en el Espinar,
Villacastín y Labajos de nada sirven, valdría más retirarlas, antes que la
noche menos pensada saquen a los soldados de sus alojamientos”.
-Con fecha 13 escriben de Ávila
relativo a la misma facción de La Perdiz lo siguiente:
“En Bernuy, a legua y media de ésta,
estuvo ayer el rebelde Perdiz, con unos 100 ó 130 hombres; y después de robar
todas las caballerías que hubo a mano, marcharon por Urraca y Ojos Albos hacia
Villacastín y Navas de San Antón, cometiendo mil tropelías. Al alcalde del
Berraco le dieron tantos golpes que ha muerto hoy, como también el de otro
pueblecito inmediato. Este comandante general nada puede hacer, porque no tiene
gente”.
(Eco
del Comercio. 17/06/1838)
Un rico propietario de la provincia de Segovia
que llegó ayer a esta corte nos ha informado por menor de la calidad de los
facciosos que al mando del ladronzuelo Perdiz destrozan aquella provincia y la
de Ávila. Dice que ni los perdidos lacayos de Negri, ni lo más malo de las
demás facciones que han pisado aquella provincia puede compararse a la gavilla de
Perdiz. En ella no hay orden, organización ni disciplina de ninguna especie;
cada faccioso se apodera de lo que ve por delante; hay hombre que lleva cinco
caballerías mientras que otros van a pie; nada, por supuesto, de armas
regulares y menos de vestuario; nada de respeto a los gefes, incluso al mismo
Perdiz, a quien no le acompañan cualidades ningunas de militar.
En el país están asombrados de que
una horda tan impotente y miserable haya podido sostenerse ni siquiera dos días
sin ser aniquilado; y aseguran todos que con dos mitades de caballería
desaparecerían tan pronto como logren
alcanzarle; pues le juzgan incapaz de sostener un cuarto de hora de combate
contra cualquier fuerza organizada.
¿Y es posible que estos andrajosos
allegadizos, hayan quemado pueblos, saqueado otros muchos, y tengan a
contribución tres provincias? Estaba reservado, repetimos, semejante escándalo
al ministerio que nos ofreció la paz como por ensalmo, y que le ha visto
tranquilo de Madrid a una jornada de distancia.
Y no vale decir que las gavillas de
esta especie se sustraen mejor a la persecución que los batallones reunidos y
organizados. Esto sería bueno si hubiese habido tal persecución; pero es
constante y notorio que hasta el día no hay fuerzas especialmente destinadas a
evitar los estragos de Perdiz. Sirva de contestación al diario ministerial que
ayer tarde quiso, como costumbre, desfigurar los hechos por llevar adelante su
servil adulación al poder.
El Mundo dice que el coronel
Córdova salió antes de anoche a perseguir a Perdiz. Ya era hora de que saliese
cualquiera.
(Eco del Comercio.- 27/07/1838)
Escena de trilla en un
grabado de la época.
En “El Castellano” de anoche leemos lo siguiente:
OCURRENCIA ESCANDALOSA.- Con fecha de
ayer nos dicen de un pueblo de Castilla, que habiendo tenido noticia de
hallarse Calvente con 64 malos caballos, la mayor parte desarmados en Aldeavieja, salieron en su persecución
los destacamentos de Villacastín y Navas de San Antonio, componiendo una fuerza
de 180 infantes, todos pertenecientes al provincial de Córdoba. Los rebeldes se
habían dirigido a Velayos, y se hallaban allí muy descuidados, en términos que
todos pudieron haber caído en poder de los de Córdoba cuando éstos se acercaron
al pueblo; pero en vez de guardar silencio y tomar las salidas y demás
precauciones, hicieron estrepitosas descargas que avisaron a los enemigos, de
modo que se pusieron en precipitada fuga. Sin embargo de su extraño modo de
hacer sorpresas lograron coger ocho descuidados y 25 caballerías.
Lo que a todos ha causado escándalo e
indignación es que en vez de ocuparse esta fuerza en perseguir a los fugitivos,
se entregase al pillage en las casas, diesen una cuchillada al alcalde,
apaleasen al regidor, hirieran de bala a una muger y cometiesen otros atentados
que la pluma se resiste a escribir.
Esta conducta criminal es tanto más notable
cuanto que Calvente es hombre bastante moderado, y que no ejecuta en los
pueblos las tropelías que otros cabecillas, por lo que han podido comparar la
conducta de unos y otros.
(Eco
del Comercio. 13/10/1838)
En el libro de cuentas de la Cofradía
de Nuestra Señora del Cubillo, hay el siguiente asiento referente al año 1838:
Se reponen cosas, que los “facciosos”
habían robado el 12 de mayo del mismo año.
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