13 de diciembre de 2015

Aldeavieja. Siglo XIX. 2

Documentación.
A continuación se copian unas reseñas de la prensa de la época en las que aparece nuestro pueblo como protagonista de diferentes hechos ocurridos durante las guerras carlistas.
                    De Segovia con fecha 13 escriben que el día anterior se recibió un parte de hallarse próximo a Villacastín el cabecilla La Perdiz con 140 hombres a caballo. A poco rato se dispuso que saliese de aquella ciudad una columna con el señor comandante general Don Rafael Medez compuesta de 350 infantes y 8 caballos que pudieron reunirse; pero no había esperanzas de que diesen alcance a los enemigos porque éstos iban a caballo y se burlarían de nuestros infantes.
Se aseguraba que los rebeldes entraron en Aldeavieja, en donde saquearon y robaron a su placer, llevándose las varas del palio, sin duda para lanzas. No se curaron de que servían al divino culto.
(Eco del Comercio. 16/06/1838)



                                                       Tropas gubernamentales protegiendo un convoy de posibles ataques carlistas.

          Un diario de la tarde publica los siguientes pormenores de los escesos que cometió el cabecilla La Perdiz en Aldeavieja, y del punto a donde se dirigió después del saqueo.
          “El día 12 a las 10 de la mañana se presentó en Aldeavieja, sin tener la menor noticia de su aproximación, una partida de facciosos al mando, según ellos, de un tal Perdiz, en número de 70 a 80, aunque ellos le suponían doble. Esta turba de miserables andrajosos, vestidos los más de paisanos y con malísimas armas, sacaron raciones de todas clases, y de las casas cuanto vieron sus ojos, tanto de ropas como de otros efectos, siéndoles indiferente fuesen de hombre o de muger; todo les venía bien y daban con ello en sus alforjas. De aquel pueblo y de Blascoeles llevaron unas 14 ó 15 yeguas y malos caballos, y en su retirada por los campos de Azalvaro cogieron veinte yeguas de Ituero, las Navas y Villacastín. Sólo permanecieron 4 ó 6 horas, gracias a que venía de Ávila una partida de seis soldados y un oficial que les pareció ser avanzada, y echaron a correr. Si en vez de seis hombres hubieran sido 30, casi todos hubieran quedado en su poder, pues no puede verse ni figurarse nadie cosa más mala ni más perdida.
Si esta familia continua mucho por aquí nos arruinarán, y esto será muy fácil suceda si los arrojan de la Mancha y Toledo”.
          -En otra carta, después de referirse a la incursión de los mismos rebeldes, se dice:
          “Esta partida y algunas otras no salen de las Navas del Marqués, Nava el Peral, Ojos Albos, Urraca y esta sierra del campo de Azalvaro, sin que haya un soldado destinado a su persecución. Va aumentándose de día en día, y es de creer se engrose y llegue a contar con fuerza suficiente para destacar algunas partidillas a los caminos reales desde el Espinar a Arévalo y Olmedo, e intercepten las comunicaciones y portes para el ejército, como en la noche del 15 faltó poco para suceder estos días con uno de estos que iba a esa y tuvo que detenerse en Villacastín, por haber 10 facciosos en el Caloco esperando si pasaba algún posta o correo.
          Para mantener las comunicaciones las partidas de 8 ó 10 hombres del provincial de Córdoba que hay en el Espinar, Villacastín y Labajos de nada sirven, valdría más retirarlas, antes que la noche menos pensada saquen a los soldados de sus alojamientos”.
          -Con fecha 13 escriben de Ávila relativo a la misma facción de La Perdiz lo siguiente:
          “En Bernuy, a legua y media de ésta, estuvo ayer el rebelde Perdiz, con unos 100 ó 130 hombres; y después de robar todas las caballerías que hubo a mano, marcharon por Urraca y Ojos Albos hacia Villacastín y Navas de San Antón, cometiendo mil tropelías. Al alcalde del Berraco le dieron tantos golpes que ha muerto hoy, como también el de otro pueblecito inmediato. Este comandante general nada puede hacer, porque no tiene gente”.
(Eco del Comercio. 17/06/1838)

          Un rico propietario de la provincia de Segovia que llegó ayer a esta corte nos ha informado por menor de la calidad de los facciosos que al mando del ladronzuelo Perdiz destrozan aquella provincia y la de Ávila. Dice que ni los perdidos lacayos de Negri, ni lo más malo de las demás facciones que han pisado aquella provincia puede compararse a la gavilla de Perdiz. En ella no hay orden, organización ni disciplina de ninguna especie; cada faccioso se apodera de lo que ve por delante; hay hombre que lleva cinco caballerías mientras que otros van a pie; nada, por supuesto, de armas regulares y menos de vestuario; nada de respeto a los gefes, incluso al mismo Perdiz, a quien no le acompañan cualidades ningunas de militar.
          En el país están asombrados de que una horda tan impotente y miserable haya podido sostenerse ni siquiera dos días sin ser aniquilado; y aseguran todos que con dos mitades de caballería desaparecerían tan pronto como  logren alcanzarle; pues le juzgan incapaz de sostener un cuarto de hora de combate contra cualquier fuerza organizada.
          ¿Y es posible que estos andrajosos allegadizos, hayan quemado pueblos, saqueado otros muchos, y tengan a contribución tres provincias? Estaba reservado, repetimos, semejante escándalo al ministerio que nos ofreció la paz como por ensalmo, y que le ha visto tranquilo de Madrid a una jornada de distancia.
          Y no vale decir que las gavillas de esta especie se sustraen mejor a la persecución que los batallones reunidos y organizados. Esto sería bueno si hubiese habido tal persecución; pero es constante y notorio que hasta el día no hay fuerzas especialmente destinadas a evitar los estragos de Perdiz. Sirva de contestación al diario ministerial que ayer tarde quiso, como costumbre, desfigurar los hechos por llevar adelante su servil adulación al poder.
          El Mundo dice que el coronel Córdova salió antes de anoche a perseguir a Perdiz. Ya era hora de que saliese cualquiera.
(Eco del Comercio.- 27/07/1838)



                                                                                   Escena de trilla en un grabado de la época.

          En “El Castellano” de anoche leemos lo siguiente:
          OCURRENCIA ESCANDALOSA.- Con fecha de ayer nos dicen de un pueblo de Castilla, que habiendo tenido noticia de hallarse Calvente con 64 malos caballos, la mayor parte desarmados en Aldeavieja, salieron en su persecución los destacamentos de Villacastín y Navas de San Antonio, componiendo una fuerza de 180 infantes, todos pertenecientes al provincial de Córdoba. Los rebeldes se habían dirigido a Velayos, y se hallaban allí muy descuidados, en términos que todos pudieron haber caído en poder de los de Córdoba cuando éstos se acercaron al pueblo; pero en vez de guardar silencio y tomar las salidas y demás precauciones, hicieron estrepitosas descargas que avisaron a los enemigos, de modo que se pusieron en precipitada fuga. Sin embargo de su extraño modo de hacer sorpresas lograron coger ocho descuidados y 25 caballerías.
          Lo que a todos ha causado escándalo e indignación es que en vez de ocuparse esta fuerza en perseguir a los fugitivos, se entregase al pillage en las casas, diesen una cuchillada al alcalde, apaleasen al regidor, hirieran de bala a una muger y cometiesen otros atentados que la pluma se resiste a escribir.
          Esta conducta criminal es tanto más notable cuanto que Calvente es hombre bastante moderado, y que no ejecuta en los pueblos las tropelías que otros cabecillas, por lo que han podido comparar la conducta de unos y otros.
(Eco del Comercio. 13/10/1838)

          En el libro de cuentas de la Cofradía de Nuestra Señora del Cubillo, hay el siguiente asiento referente al año 1838:

          Se reponen cosas, que los “facciosos” habían robado el 12 de mayo del mismo año

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