Vuelve la paz y con ella un retorno a
la normalidad; una normalidad con ausencias, con lutos, con alegrías; con
gentes que se han tenido que marchar y otros que han vuelto al calor del
terruño porque no hay trabajo ni tranquilidad en la ciudad.
Esa vuelta a la cotidianidad se
refleja también en las fiestas; la Virgen del Cubillo es la patrona y se
vuelven a celebrar sus fiestas después de estos años de sangre; el periódico ABC en su número de 3 de septiembre de
1942, da cuenta de ello:
Se
resucita una fiesta tradicional abulense.
Ávila 2, 10 noche.
Existe gran animación en la región abulense ante el anuncio de renovación, en
la villa de Aldeavieja, de una antigua fiesta tradicional en honor de la Virgen
del Cubillo, aparecida en tiempos pasados a un pastor de aquella villa, sobre
un pequeño tonel. Este año volverá a salir en procesión la imagen y resucitará
la antigua costumbre de subasta de cintas y besamanos que tanto entusiasmaron
siempre a los devotos de esta advocación mariana de las regiones abulense y
segoviana.
El Instituto Nacional de Estadística,
con referencia al 31 de diciembre de 1950, nos da los siguientes datos,
relativos a la población de Aldeavieja:
Provincia de Ávila.
Municipio: Aldeavieja
Superficie kms. cuadrados : 51,19
Entidad singular: Aldeavieja (capital)
Categoría: Lugar
Distancia (a la capital municipal): 22,0
Altitud m. : 1.205
Población de derecho: 530
Población de hecho: 504
En compacto
Edificaciones destinadas a viviendas: 140
Edificaciones destinadas a otros usos: 66
Otras construcciones (chozas, etc.): -
Núm. de viviendas (entre edificios y otras construcciones: 140
Habitantes de HECHO: 476
En diseminado
Edificaciones destinadas a viviendas: 11
Edificaciones destinadas a otros usos: 5
Otras construcciones (chozas, etc.) –
Núm. de viviendas (entre edificios y otras construcciones: 11
Habitantes de HECHO: 28
Vuelve la normalidad, como decíamos,
y esto conlleva, en un pueblo eminentemente agrícola, la lucha contra los
elementos de la Naturaleza; es el mismo ABC
el que, con fecha 23 de julio de 1954, nos conduce a la cruda realidad:
LAS TORMENTAS HAN
CAUSADO DAÑOS EN VARIOS PUEBLOS DE JAEN Y AVILA. Las tormentas de estos días
han causado daños en la serranía abulense, desde la sierra de Villacastín hasta
la de Gredos.
En el término de Aldeavieja los estragos son de consideración. Las
aguas arrasaron las eras y cortaron la carretera por tres sitios. El grano
recogido fue desparramado por la fuerte corriente.
Y aquí termina la historia, todo lo
demás es nuestra realidad; demográficamente el pueblo se vació en los años
sesenta con una emigración imparable hacia las grandes ciudades, Madrid sobre
todo; el trabajo del campo no rendía para sostener a toda la población y la
vida en el campo era muy dura; esta emigración favoreció a los que se quedaron;
al cambiar generacionalmente los encargados del trabajo se modernizaron los
métodos, el trabajo se convirtió en trabajo solamente y no en lo único que se
podía hacer en la vida; los tractores, las cosechadoras, el ordeñe automático,
el estabulamiento del ganado acabaron con las típicas y bellas, pero duras, estampas
de las eras, la trilla, la siega, el miedo a las tormentas con las parvas
extendidas; el pastoreo…
Las calles empedradas y llenas de
aguas sucias, con los excrementos del ganado que pasaba diariamente, llenas de
moscas y gallinas; sin alcantarillado, ni agua corriente y unas bombillas con
aquella mortecina luz amarillenta que apenas iluminaba; casas de piso de barro
apisonado o de cemento, con habitaciones como sepulcros, pequeñas y sin
ventilación y una lumbre baja como única calefacción en la cocina; los ratones
como huéspedes cotidianos.
Aquel ir y venir a los caños con los
cántaros y los botijos para el agua para la casa; las tinajas, quien las tenía,
para almacenar esa agua; los pozos de agua casi insalubre; los trajes de pana,
las boinas y los pañuelos negros en la cabeza; aquellos lutos eternos.
Tantas y tantas cosas; algunas
buenas, otras malas; unas se añoran, de otras mejor olvidarse; es, como todo,
la vida; la época que nos toca vivir…
Aldeavieja se une a Blascoeles como
un único Ayuntamiento; esto no es nuevo, casi siempre han tenido un término
común; la aparición de la cantera, aquel socavón que se trabajaba por un solo
hombre con un pico y una pala y que hundió en el olvido toda la zona del Arca Madre
y del arroyo, enriqueciendo al pueblo, dando trabajo y, como no, sus molestias
de contaminación, porque nada es gratis.
El parque eólico, la conducción del
gasoducto, el asfaltado de las calles, el agua corriente, la electricidad, las
nuevas casas modernas con todos los adelantos que la sociedad nos permite;
coches en cada puerta, polideportivo, nuevos centros de esparcimiento, la
autopista, la concentración parcelaria… en menos de cincuenta años Aldeavieja
ha cambiado más que en los pasados dos mil; eso dice mucho de sus actuales
pobladores.
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