Hoy vamos a volver a las
calles del pueblo para encontrarnos con una de curioso nombre: la calle de La
Ranza, ya sabéis, esa calleja que va desde la plaza del Altozano a la calle
Real.
¿De dónde le viene el
nombre? ¿Qué es una Ranza?; por más que busquéis no lo vais a encontrar, la
palabra RANZA, como tal, no existe; ahora bien, curiosamente se llama GRANZA al
residuo del trigo y la cebada cuando estos se avientan y criban; esto es, lo
que lleva el viento cuando se limpia el grano en la era; bueno, cuando se
limpiaba; da igual que fuera a fuerza de palas aprovechando los días que
soplaba el aire o con aquellas máquinas de madera que se movían dando vueltas a
la manivela o, más modernamente, con un motorcillo que lo hacía girar.
Es, pues, una corrupción
de una palabra muy usada en las labores agrícolas; quizás, en aquella calleja,
se almacenaba, llevada por los vientos, la paja que escapaba de las eras o, más
probablemente, se llamase de esa manera porque algunas de las ventanas, de los
edificios que dan a la calleja, se utilizasen para guardar en los pajares esa
GRANZA que más tarde se utilizaría para mantener los fuegos o alimentar,
mezclada con grano, a los animales; granza perdió la g, se convirtió en ranza y
ahí tenemos un buen nombre para una calle.
Por curiosidad, os diré
que la palabra RANZA, tal cual, sólo existe en un idioma: el turco y sirve para
nombrar una litera, o camastro, o la habitación, pequeña, en que se instala esa
cama o jergón; siempre utilizada para muebles un tanto sencillos o provisionales.
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