1 de julio de 2021

Coplillas.

 

     Hoy, para acompañar a los calores del verano, voy a hacer una pequeña incursión en el folklore de la tierra;  se trata, en esta ocasión, de unas coplillas que mi hermano Jesús me ha pasado y que él las escuchó de labios de Emilio Magdaleno, de quien hemos hablado largo y tendido en otros capítulos de este blog.



     El primero de ellos dice así:

Para cuando me case

me ha “dao” mi abuela

un costal, una manta

y un borriquillo.

El costal era viejo,

la manta rota

y el carajo del burro

no veía ni gota.

Acabarse la paja,

morirse el burro

y hundirse la cuadra,

todo fue uno.

 

     Esta coplilla pienso que era original del señor Emilio o, mejor dicho, de tío Emilio, pues no he encontrado referencia alguna en ninguna parte. La siguiente sí que tiene autor, y no es otro que el cantaor Pepe Marchena (1903-1976), de sus llamados “fandangos matemáticos”

El once le dijo al doce

que el trece dónde estará

y le respondió el catorce:

“Que en casa del quince está,

que el dieciséis le conoce”.

 

     Acabaremos con otra, creo que original también de nuestro convecino a la que ya hice alusión en otra ocasión, pero que no estará de más volver a repetir, y es ésta:

 

Un retratista a la gorda

la ha querido retratar,

pero con la condición

que había de ser por detrás.

Pasaba la gente,

pasaba el “Correo”,

“¡qué culo de pote!

¡qué culo mortero!”

“To” lo que se diga

de este culo es poco

y el día que pea

será un terremoto.

 

     Y hasta aquí hemos llegado; espero que os haya hecho pasar un buen rato.

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