Acabamos con nuestra serie de los cerros del municipio; vamos a tratar de los dos últimos: el cerro del Asperón y el de la Avena, éste último Compartido con Villacastín. Son, junto con el Calvario, los de menor altura: 1324 y 1316 metros respectivamente. Como vemos en el mapa, forman una especie de barrera que defiende, por el sur, las tierras de labrantío y marcan, de alguna forma, la separación entre estas y los pastos que luego continúan al otro lado de la sierra, por el Campo Azálvaro.
El cerro del Asperón
debe su nombre a que de él, se sacaba, antiguamente, el asperón, una arenisca
que servía tanto para la construcción, como para fabricar piedras de afilar o
para usos de limpieza doméstica; las sartenes se frotaban con asperón para
librarlas de la grasa y del negrillo que se acumulaba en su superficie.
En los Torilones
cruzaremos el arroyo del Cubillo (también llamado de la Virgen o del Asperón),
suele haber ganado apacentando y tendremos, de cara, el cerro de la Avena.
El cerro toma su nombre
de la avena loca, esa planta de cañas altas coronada por una cabellera dorada
que se agita con la brisa formando un mar de oro en verano; por su cima corre
una valla de piedra que sirve de separación entre las dos provincias: Ávila y
Segovia y que se conoce como la “cotera de Villacastín”.
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