-¡Abobute, embeleque!,
¡Mira al modorro éste! ¡pelele, más que pelele!.
Estas expresiones eran,
o yo las recuerdo así, las que se decían los muchachos, unos a otros, cuando
tenían una pendencia o iban a comenzar una pelea.
Hoy traigo a mi memoria,
y a la vuestra, frases, giros de la lengua que he oído durante mi niñez y
primera juventud en Aldeavieja y que ahora, quizás desgraciadamente, ya no se
escuchan.
Modorra, además de ser
el femenino de modorro, que tiene el sentido de ignorante, es, también,
somnolencia, sueño: tengo una modorra, se decía; y también: eres una modorra (o
un modorro).
Embeleque (que viene
del verbo embelecar) se llamaba al mentiroso.
Abobute es una local
traslación de la palabra abobado.
Pelele, todos sabemos
lo que significa; persona sin personalidad, que se deja manejar por otras.
Estas lindezas se
decían unos a otros en mi época; y no las he escuchado en otras localidades,
excepto pelele, que es algo común en todo el país.
Tener “pelo bueno” se
decía de los pajarillos, aún en el nido, que ya habían desechado la plumilla
gris y escasa que les cubría y empezaban a lucir las plumas de su especie;
entonces era el momento de cogerlos del nido para llevarlos a la jaula y que
alegrasen la casa con sus trinos; también se decía de los chiquillos cuando
iban creciendo y comenzaban a mostrar su pequeña, o grande, inteligencia (hacia
los siete u ocho años).
Las abarcas era una
palabra más normal, usada aún, aunque ya nadie las utilice. Era aquel tipo de
calzado, fuerte y resistente, que se usaba para el trabajo del campo y que,
además, se fabricaba en casa: cuántas veces no habremos visto a nuestros padres
o abuelos recoger de la carretera los trozos de neumáticos de las ruedas que se
rompían y, con aquel caucho, hacer las suelas de las abarcas; agujerearlas en
los sitios precisos y pasar las cuerdas con las que atarlas luego a aquellas
polainas hechas con trozos de costal viejo, aquellos costales blancos tan
duraderos… que cubrían las pantorrillas.
Y una palabra, que a mí
me hacía particular gracia, “escomincipiar”, usada por comenzar o empezar; pues
resulta que es una palabra que se usa mucho en Asturias, con ese mismo
significado y que se dice que pertenece al bable (lengua, o dialecto, usado en
el Principado).
Lo mismo pasa con
“entelería”, que significa helada, enfriada y que es muy común en diversos
pueblos de la Andalucía occidental.
Continuaré en próximos
días.
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