9 de agosto de 2024

Guiso del país

 

          En 1900, acabando ya el siglo XIX, el periódico “El Diario de Ávila”, contaba, entre sus redactores, con un joven poeta que se especializó en la poesía satírica y costumbrista, se trataba de Francisco Delgado que, durante varios años, colaboró con ingeniosos poemas, bajo el título genérico de “Guiso del País”, que normalmente aparecían en primera página, sobre los más diversos temas, tanto políticos como simplemente relativos a las costumbres y festejos que se producían en la provincia.

          Como ejemplo de ellos, reproduzco dos de ellos, de finales de agosto de 1900, en los que nos cuenta sus vacaciones en Aldeavieja y su retorno a la capital; espero que os agraden.



 

Desde Aldeavieja

 

Con el fin de que no falte

entre vosotros mi firma,

escribo desde la era

este fajo de cuartillas;

me sirve de mesa el suelo

y como no tengo tinta,

con lápiz mal afilado

cuenta os daré de la vida

que hago por aquí.- A las ocho

 me tiro de la camita,

me desayuno y me voy

caballero en mi tordilla,

á San Cristobal ó bien

por la carretera arriba;

como á las doce y después

de dormir, cojo á la Lincla,

que es una perra de caza

que á los canes causa envidia,

y con el morral al hombro

y la escopeta y un guía,

por el Robledal alante

paso la tarde tranquilo,

y cuando el sol se despide

y la noche se echa encima,

vuelvo á mi casita, ceno

y después en la cocina

hablo con los labradores

de cosas de la familia,

subo á mi cuarto, me acuesto

y hasta que amanece el día

duermo á pierna suelta y no

pienso más que en las gavillas,

en el trigo y el centeno

y en otros granos que animan

el campo, y causan al ser

humano, contento y dicha.

 

 

 

Desconocido

 

El domingo por la tarde

de Aldeavieja regresé,

y en la ciudad de la Santa

por fin me encuentro otra vez.

Y digo por fin señores,

porque me llegué a temer

un naufragio, pues el agua

era ya tanta, ¡pardiez!

que crecieron los arroyos

y la carretera fue

un barrizal. Por supuesto

lo que dije anteayer

de cazar, fue guasa pura,

cualquiera caza con el

tiempo que se puso, digo;

primero un viento de P.

repetida y V doblada

y una forma de llover

del todo desconocida,

en fin todo estuvo bien;

pero ya que estoy de vuelta,

sin quebrantos y sin que

el físico y la moral

padeciera, les diré

que he vuelto mucho más gordo

y guapo que me marché,

y que estoy desconocido…

esa es la palabra ¡eh!

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