22 de junio de 2019

Aldeavieja: rutas y excursiones. III.


2. Blascoeles.


     Hoy vamos a descubrir el pueblo vecino, Blascoeles; para ello vamos a completar un círculo que nos llevará por algunos parajes típicos y nos regalará con algunos paisajes memorables; como siempre usaremos calzado cómodo, pantalones cortos nos servirán mejor, ya que no nos vamos a adentrar en ninguna espesura y no estaría de más llevar agua para el camino; la duración será de dos a tres horas dependiendo de nuestro paso.



     Saldremos del pueblo por la calle de Ávila, popularmente conocida por “la carreterilla”, dejando a nuestra derecha el edificio del antiguo Ayuntamiento y el barrio de la Cabezuela hasta llegar a la carretera nacional N-110; cruzaremos la carretera y avanzaremos unos cincuenta metros por el arcén izquierdo, en dirección a Ávila, allí se abre un camino bastante ancho, recientemente abierto; le tomaremos, este paraje se conoce como Prao Suso; la sierra se eleva como una muralla a nuestra izquierda cerrando el paisaje y discurrimos por un camino entre prados y campos de labor, el edificio que vemos a ese lado, una vez hemos salido del pueblo, es una de las subestaciones del gasoducto que se ha construido entre Segovia y Ávila; las zarzamoras y los rosales silvestres festonean nuestra marcha; si lo recorremos a finales del verano, podremos probar las moras silvestres, dulces y sabrosas, bien regadas por las aguas subterráneas que bajan de la sierra; a poco de andar llegaremos a una fuente de agua fría y cristalina, es La Marquesa, un pilón en muy mal estado recoge el chorro que cae de la fuente; no es aconsejable beber de él, ya que más arriba, en esas praderas que se ven por encima de nosotros, la conducción tiene filtraciones y siempre nos puede causar alguna indisposición leve; desde allí vemos el monte Pelado, que se eleva poderoso sobre nosotros, con sus 1598 metros, coronado de rocas.
     Siguiendo el camino que traíamos, cruzaremos el regato que se forma con el agua que cae del pilón y continuaremos por el camino que discurre paralelo a la carretera nacional. Según la época del año avanzaremos escoltados por espigas doradas de trigo o centeno, por verdes brotes (de todas las tonalidades) del cereal nacido, por el amarillo terroso de la rastrojera segada o el ocre de los campos en barbecho. Quinientos metros más adelante el camino termina abruptamente en la carretera nacional, este paraje se llama Cabezagonzalo, pero se le conoce más familiarmente como “Meamulos” y antaño una fuente refrescaba al caminante (el nombre viene de cuando, antiguamente, se juntaban junto a la fuente los campesinos que araban o segaban los campos de alrededor, a tomar el almuerzo en un alto de la jornada, llevaban con ellos sus caballerías, mulos en su mayoría pues eran más económicos que los caballos o los bueyes, y allí, cerca de ellos… meaban), la cruzaremos un poco más adelante frente al cartel que nos señala la dirección de Blascoeles. A nuestras espaldas dejamos la mole de la sierra y los pinares, que forman parte de la finca de Tabladillo; éste último cerro, con esa curiosa forma de joroba de camello, se llama Silla Jineta en Aldeavieja, pues eso parece visto desde allí; en Blascoles recibe el nombre de Los Dos Cojones.
      A la izquierda un gran pino solitario, pino piñonero, vigila una huerta ya abandonada hace años: “el huerto del gallego”, caminamos por la carretera asfaltada que lleva al pueblo; a la izquierda vemos los edificios de la finca de Tabladillo: el palacio, la capilla, las casas de los colonos, los encerraderos… El palacio fue construido en el siglo XV, con sus galerías y patios de estilo renacentista, aumentando y reformándose en los siglos siguientes. Su cuidadosa restauración ha merecido recibir el Premio Europa Nostra de Patrimonio Cultural 2006.
      Al acercarnos al pueblo vemos la masa de la iglesia, bajo la advocación del Degollamiento de San Juan, que domina el pueblo, que ha crecido por debajo de ella; por fuera vemos elementos románicos en la portada, pero toda ella pertenece a ese indefinido estilo de “iglesia de pueblo”, que se ha ido remendando con los años, añadiendo o quitando elementos según exigía su seguridad o dictaba la falta de dinero o la abundancia del mismo; si no es domingo, o festivo, no se podrá ver su interior; es muy parecido, aunque en menor escala, al de la iglesia de Aldeavieja: dos naves separadas por columnas de piedra, un gran retablo al fondo, de colores desvaídos a causa del tiempo y pequeños altares laterales; detrás la pila bautismal de piedra y la grada del coro realizada en madera; la entrada de la iglesia, de césped muy cuidado constituye un remanso de paz.


      Desde allí bajaremos hacia el pueblo; lo mejor es callejear y os sorprenderán algunos rincones de indudable belleza, en los que la arquitectura popular se conserva de manera única. Al acabar la parte en cuesta se llega al actual edificio del Ayuntamiento pegado a la plaza mayor; el edificio es del siglo XVIII; no tiene nada de particular; en esta zona está el único bar del pueblo (en el edificio de las antiguas escuelas), donde podremos reponernos si lo necesitamos o nos apetece.
      A la derecha de la plaza, según venimos de la iglesia, se abre una calle que nos llevará de vuelta a Aldeavieja. Muy pronto, la calle se ensanchará y se convierte en un moderno paseo que acaba en la ermita del Cristo de la Salud, arreglada hace poco y rodeada de bancos y verde césped que invita a pararse a descansar o a coger fuerzas para lo que nos queda del camino. Si nos asomamos a la reja de la puerta de la ermita, veremos al fondo, rodeado de flores, la talla del Cristo, que es el patrón del pueblo y cuya fiesta se celebra a finales del mes de septiembre, con bailes, procesiones, toros y diversas atracciones para niños y mayores.
      Dos kilómetros, aproximadamente, nos separan de la meta de nuestro paseo; el camino es una carretera asfaltada que discurre entre tierras de labor al principio y luego, una vez pasado el puente por el que discurre la autopista A-51, entre prados verdes y huertas, la mayoría abandonadas, que nos llevan directamente a la plaza de Aldeavieja, entrando por el barrio de El Barranco.

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