Hoy quiero recordaros
algo que tenemos ante nuestros ojos cada vez que paseamos por el pueblo: la
cruz que está situada en la confluencia de las calles Segovia y Angosta; esa
cruz que nos ha visto jugar, bailar, rezar, que ha visto cómo se pintaban los
nombres de los quintos en las paredes de la vecina casona de los Juanes, los
besapiés al Cristo en la fiesta de los mozos, la música de las charangas en la
puerta del Molinero… en fin, miles de cosas a lo largo del año… durante 400
años.
¿Os acordáis de la fecha
grabada en sus escalones? 1620, este año esa cruz cumple cuatro siglos viendo
pasar generaciones de muchachas y muchachos, viejos y niños, rebaños de ovejas,
carros cargados de haces de cereal, bandas de música, soldados cubiertos de
sangre, procesiones… y tantas y tantas cosas, buenas y malas que han ocurrido
durante todo ese tiempo.
Celebremos, pues, que aún
sigue en pie cuando tantas otras cosas se han hundido, o han desaparecido.
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