27 de mayo de 2021

Bandoleros en Aldeavieja.

 

     Hoy voy a tratar un tema que no es muy conocido sobre la historia de Aldeavieja: el bandolerismo. Unos hechos que ocurrieron en nuestra tierra a finales del siglo XVIII y principios del XIX; es poco sabido que, a pesar de la riqueza aparente de que se gozaba en esa época, esa riqueza estaba muy mal repartida; eran muchos los que tenían poco o nada de lo que vivir y que se ganaban la vida y el pan para sus familias con cualquier trabajo u ocasión que se presentase, sin mirar, ni poco ni mucho en si era más o menos legal.



     ¿Cómo se llegó a esa situación? Pues, en nuestra localidad tuvo mucha importancia la privatización del Campo Azalvaro, ocurrida en 1802. Las enormes deudas que tenía la Ciudad y Tierra de Segovia con la Hacienda llevaron a que los poderosos se aprovecharan de la situación y se hicieran con las tierras comunales del Campo Azálvaro que, hasta entonces, constituían un lugar gratuito donde todos los vecinos podían llevar a pastar a sus cabezas de ganado; asimismo, la ampliación de los límites de los vedados reales, impidió que los campesinos pudieran acceder libremente a otro de sus medios de subsistencia: la caza y la pesca.

     De todo esto fueron víctimas, por ejemplo, Francisco Barroso, jornalero de 20 años, su hermano Pedro, jornalero de 24 años y Pablo Moreno alias Chaparro, cuando fueron a primeros de mayo de 1804 a llevar una carga a casa de Pablo Gordo, vecino de Aldeavieja. Como no alcanzase para un pan con lo que les pagó, le pidieron trabajo en escardar alguna tierra, si es que la tenía; Gordo les contestó: “si que la tengo, pero no hay dinero”. La madre de los hermanos Barroso le insistió, “se lo puede vm. pagar con lana peinada para unas medias, que está descalzos”, sin lograr una respuesta positiva. Al día siguiente, una cuadrilla formada por tres jornaleros y dos albañiles de la vecina Zarzuela del Monte asaltó al embajador portugués en la corte rusa y varios coches que le seguían en el camino real. Los hermanos Barroso y su vecino Tomás Núñez fueron los primeros detenidos como sospechosos; no resultaron culpables del robo al embajador, pero si les condenaron por otra media docena de asaltos cometidos en el camino y cercanías entre diciembre de 1803 y mayo de 1804.

     La movilidad y radio de acción de estas cuadrillas eran bastante reducidos, pues habitualmente carecían de monturas y se desplazaban a pie. Este factor condicionó su actividad, ceñida a cortas distancias en torno a la localidad de origen, cuando no acometían los robos aprovechando sus desplazamientos estacionales. Teniendo en cuenta la preferencia de este tipo de cuadrillas por el robo en camino, y su limitada capacidad de desplazamiento, no es extraño que aparezcan en zonas atravesadas por vías terrestres con un volumen de tráfico de personas y mercancías aceptable, o en las proximidades de núcleos de población importantes por su tamaño o su actividad económica, incluida la celebración de ferias.



     Las cuadrillas de El Espinar (capitaneada por Esteban Capa alias Sabo), Zarzuela del Monte (las de los Pichones, el Chancla o el Romo), Aldeavieja (el noviciado de Francisco San Juan alias Faquillo, o los hermanos Francisco y Pedro Barroso alias los hijos de la Granadera), Blascoeles (encabezada por Esteban Frechel), etc, ofrecían ejemplos de salteamiento casi a diario, tanto en la estela de la Carretera de Castilla como en los caminos que unían Arévalo, Santa María la Real de Nieva, Nava de la Asunción, Sangarcía, Sepúlveda, Cuéllar o Fuentidueña

     Muchos de los bandoleros de este perfil practicaron el robo en camino, sobre todo aquellos que escogieron no separarse de su comunidad de referencia, beneficiándose de las facilidades que ofrecía asaltar a viajeros de zonas que difícilmente volverían a ver. En Segovia, los vecinos de pueblos aledaños al Camino Real encontraron en el tráfico –regular, abundante y variado- una fuente de ingresos complementaria o esencial en sus economías domésticas. Eran esos pueblos que frecuentemente asaltan a los pasajeros, a quienes aludía la Provisión Secreta enviada a Villacastín por la Chancillería, aludiendo a un bandolerismo ocasional y regular, en las proximidades del Camino Real: Zarzuela del Monte, pero también Bascoeles, Rapariegos, Hoyuelos, Maello, Aldeavieja, Nava del Rey, Madrigal, Carpio, etc. (no olvidemos que, en estos años, tanto Aldeavieja como Blascoeles pertenecían a la provincia de Segovia).

     Un complemento a esta investigación sería conocer los cargaderos o puntos de abastecimiento de los géneros de contrabando, la conexión de esta actividad ilícita con los respetables mercaderes vascos y portugueses, la interconexión que proporcionaban los abastecedores pasiegos que hemos visto, mediando entre los comerciantes y nuestros peculiares “repartidores”. Todo aquello, en fin, que aquí y ahora sólo aparece sugerido. A primera vista, los cargaderos portugueses estaban situados cerca de la raya. Lo que ocurría más allá de la frontera, solo nos es dado conocerlo, por ahora, por boca de los procesados españoles, algunos de los cuales no dejan de sorprendernos. Es el caso de Francisco San Juan, alias Faquillo, natural de Aldeavieja, jornalero, casado, 29 años, herido y preso tras una refriega en Vita (Ávila). En su confesión, desveló que solía meter bayetas, lienzos, cintas y otros géneros de esta especie “de lícito consumo en España, aunque por entrarlo por alto eran de contrabando; que los sitios de donde los tomaba eran bien Santarem, Agualegana o en Lisboa, viniendo camino recto a la entrada de quien tenía mejor noticia para introducirse en el reino. (..) Solía llevar 2-3 caballerías según podía, y que su despacho lo hacía en los lugares conforme se le proporcionaba (...) no ha andado en cuadrilla sino bien solo o bien con cualquiera conocido que encontraba”.Lógicamente, nunca –salvo cuando fue detenido- se había ejercitado con pana (género prohibido) ni con tabaco. De la declaración de San Juan, y de otras alusiones esparcidas por la documentación, se desprende que acudían también a cargaderos alejados de la raya, en el interior de Portugal, cubriendo largas distancias.

     Los datos necesarios para este artículo los he sacado de la tesis doctoral de Manuel Martín Polo “EL BANDOLERISMO EN CASTILLA DURANTE LA EDAD MODERNA. SEGOVIA, 1780-1808”, del año 2015.