7 de octubre de 2021

La Abadía de Párraces. II

 

Ahora vamos a ver cómo los monjes de la Abadía de Párraces retorcieron la historia, aprovechándose de la ignorancia de las gentes y de la mala voluntad de las autoridades eclesiásticas; en el estudio al que nos referíamos en el artículo anterior, se dice lo siguiente:

 

Las caserías que se dijo arriba se edificaron en contorno de la iglesia de Párraces, por vecinos del mismo Párraces y de otros lugares, se fueron aumentando cada día más, ansi por la bondad y comodidad de la tierra como por la buena acogida y buen pasaje que en todo les hacían los canónigos, pero en ninguna de ellas había iglesia ni ermita donde siquiera oyeran misa, pues los vecinos de las dichas caserías, que de aquí adelante llamaremos lugares o aldeas, acudían a la iglesia de Párraces, corno a parroquia suya, a oir misa y a recibir los Santos Sacramentos, como se dijo arriba, y en las bulas apostólicas que confirman la donación que el obispo y cabildo de Segovia hicieron de la iglesia de Párraces con todos sus bienes al maestro Navarro y a sus compañeros, se nombran estas aldeas entre los bienes de Párraces, diciendo que las confirman a los dichos canónigos estas aldeas que entonces acudían a la iglesia de Párraces a recibir los Sacramentos, y que en estas aldeas a la sazón no tenían iglesias, no se edificasen en ellas sin licencia de los dichos canónigos, ni acudiesen a otras iglesias a recibir los Santos Sacramentos, sino a las iglesias que a la sazón acudían, que era la de Párraces, todo lo cuaI se comedió a los canónigos de Párraces y se guardó inviolablemente hasta que después, con ocasión de la granja que se hizo en Aldeavieja y otra en Muñopedro, se edificaron dos iglesias o ermitas, en cada lugar la suya, para decir misa en ellas los canónigos el tiempo que estuviesen en granja, y porque los que moraban en Aldeavieja estaban distantes tres leguas de Párraces, se les permitió oir misa en la iglesia que allí tenían los canónigos, y después, por haber crecido los vecinos, se les permitió tener en aquella iglesia, que era de San Cristóbal, Santísimo Sacramento, pila bautismal y que en ella oyesen misa y recibiesen los Santos Sacramentos, por escusarles el trabajo de venir a Párraces a todo lo dicho, a lo cual eran obligados por ser parroquianos de la iglesia de Párraces y de su colación, como las demás aldeas, sin diferencia alguna, y el permitirle lo sobredicho fue mera gracia y liberalidad de los canónigos, por causa de la distancia, por el aumento de los vecinos y por condescender con sus peticiones en esta parte, todas justificadas y pías, si bien con esto mismo los que después sucedieron hicieron guerra y movieron pleito a Párraces, pretendiendo que aquella iglesia había sido edificada primero que la de Párraces, y que era parroquial y no era ni había sido de la colación de Párraces. Pruébase con evidencia ser lo dicho verdad con que a los vecinos de Muñopedro, aunque tenían en él iglesia como los de Aldeavieja, no se les permitió nunca en ella oir misa y mucho menos tener Santísimo Sacramento y pila bautismal, y acudían a Párraces a todo lo que los demás de la colación, sin diferencia alguna, lo cual hacían y guardaban por estar cerca de Párraces, y si les valiera el tener iglesia, como a los de Aldeavieja, lo mismo se les debía conceder, pero no se les concedió por no haber las razones que había en Aldeavieja de la distancia y otras cosas, de donde queda entendida la razón de haber en estos dos lugares iglesias y la causa de haberse permitido a los de Aldeavieja acudir a la iglesia que allí hay, sin obligación de acudir a su parroquia de Párraces.

 Como se lee, Aldeavieja, según los mismos monjes, fue la primera aldea en la que se construyó una iglesia, permitiendo a los vecinos que no tuvieran que acudir a la de Párraces como los de las otras poblaciones; ¿es razonable, acaso, que gastaran sus dineros en la edificación de ese templo, sólo para favorecer a sus habitantes y que no tuvieran que desplazarse, cuando les sangraban a base de diezmos y tributos?


 
He aquí lo que refieren con respecto a los bienes que poseían en Aldeavieja:

Este lugar y sus vecinos, como parroquianos de Párraces, se comprendió en la donación que el obispo y cabildo de Segovia hicieron de la iglesia de Párraces, con todos sus bienes, al maestro Navarro o Navarrón y a los que le siguieron, cuando se apartaron de la iglesia de Segovia. Después, los canónigos de Párraces adquirieron muchas heredades y posesiones en el término de este lugar, por compras, trueques, cambios y donaciones; y a todas estas heredades llamaban la heredad de Aldeavieja, y ésta era y gozaba la parte de los canónigos y su mesa capitular, y lo que valían los diezmos de este lugar, que llamaban beneficio de Aldeavieja, estaba dividido en tres partes, la una para el abad, la otra para los canónigos y la otra para la fábrica de la iglesia de Párraces, como consta de la escritura de división de los bienes de Párraces.

Señalamos que el diezmo, como su nombre indica, era la décima parte de las cosechas y de las ganancias por ganadería, ventas, frutos de las huertas, colmenas, fabricación de telas (en Aldeavieja había dos o tres batanes y telares) etc.; y esta décima parte era entregada a la Abadía por las buenas o por las malas.

Los vecinos de Aldeavieja llevaban a mal tener que pagar estos diezmos y depender tanto de la Abadía, por lo que muy pronto surgieron roces que les llevaron a un primer pleito con los monjes sobre el mantenimiento (en los documentos se habla de fábrica) de la iglesia de San Cristóbal, que los monjes, a pesar de que la reclamaban como suya, no ponían ni un doblón en su restauración o en sus gastos normales; contra todo pronóstico este pleito lo ganaron los de Aldeavieja, como se aprecia en las siguientes líneas del manuscrito al que hemos hecho referencia y del que sacamos todos estos datos:

Sea el primero un pleito que los vecinos de este lugar movieron a Párraces, en razón de los reparos de su iglesia y fábrica de ella, sobre que tuvieron dares y tornares sobre la casa de Párraces, de quien habiendo recibido tan gran beneficio, como permitirles tener iglesia en su lugar, donde se les administrasen los sacramentos y oyesen misa, por quitarles el trabajo de venir a la de Párraces, su parroquia, en lugar de agradecimiento de gran bien, pedían renta particular para la fábrica de su iglesia, que entonces era San Cristóbal, sin acordarse del bien recibido, y fue esto de manera que obligaron a los de Párraces a venir en concordia y darles para fábrica de su iglesia, toda la heredad bienes y raíces que hasta allí tenían y poseían en este lugar y en sus términos, fuera de unas casas y un prado cercado y una huerta, que esto sólo se reservó y quedó a Párraces, y habiéndose convenido en esto, para firmeza de ello, otorgaron escritura en forma los canónigos, con licencia de su abad, y los vecinos de este lugar, con poder del Concejo, que fueron los dos alcaldes y otros cuatro vecinos, los cuales por sí y por los demás se obligaron a los reparos de su iglesia con la dicha heredad, y que el convento de Párraces no fuese obligado a dar nada para los dichos reparos, salvo la dicha heredad, y que el Concejo nombrase persona que recibiese lo que rentase, para los dichos reparos, y que cuando se hubiese de hacer algún reparo se consultase primero con Párraces, para que fuese ordenado lo que más conviniese, y para cumplimiento de todo, pusieron pena de dos mil florines de oro a cualquiera que pleito moviese a la parte obediente, como consta de la dicha escritura, que fue otorgada en Párraces a cinco de febrero de 1474 años, y fueron otorgadas dos de un mismo tenor, ante Miguel Gómez, de Aldeavieja, escribano real.

Cuánta razón no tendrían nuestros antepasados para que el monasterio les cediese todos los bienes que poseían en el término menos unas casas y un prado cercado y una huerta.

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