En esta segunda parte
vamos a mostrar los diversos oficios y a sus titulares.
Al igual que hoy,
tenemos a los maestros albañiles, sólo tres personas aparecen como ejerciendo
esta ocupación: Baltasar Moreno y Estanislao Vázquez (que aparecen en los
anuarios en todas las fechas) y a Pedro
Vázquez Rey, que lo ejerció hasta 1905.
También había
carpinteros, alguno de ellos especializado en la fabricación de carros, como es
natural en estas tierras castellanas; al igual que con los albañiles, hay tres
nombres, pero sólo uno permanece inalterable en todos los años: Julián Burguillo; los otros dos son Julián Gordo y Santiago García.
Dos personas tuvieron una fragua, primero Andrés Chamorro, hasta 1885 y, después,
Zacarías Vázquez.
Otras dos tuvieron
sastrería: José Gordo, hasta 1906 y,
a continuación, Pedro Muñoz.
Zapatero sólo tenemos
un nombre a lo largo de todos estos años: Bartolomé
Santamaría.
Para el oficio de
barberos recuerdan a cuatro: José
Canales y su hijo Mauricio y
otros dos que lo fueron sólo un año o dos: Gaspar
Gordo y Donato Martín.
Otro oficio que
desapareció en esos años, al cerrarse las tenerías que había en el pueblo, fue
el de curtidor, para ese oficio se nombra a Ángel Gordo y Telesforo
Torres que terminan con su ocupación en 1887.
Los panaderos fueron
más. En un principio se incluye a Juan
Martín, Isidoro Mateos y Tiburcio Ortega, pero éstos dejan el
oficio a finales de siglo y toman el relevo Pablo Ortega, en 1909 y Quintín
Magdaleno en 1900, cabezas de las últimas panaderías que han existido en el
pueblo.
Y, por último, los
molineros, cuatro nombres tenemos y uno de ellos el único de mujer que aparece
en los Anuarios: Rufina López;
verdad que sólo aparece en uno de los años; los demás son Juan Martín, Francisco
Zahonero e Isidoro Mateos,
siendo los dos últimos los que más tiempo permanecen; comprobamos que tanto
Juan como Isidoro aparecen, también, en el listado de panaderos.
Pero antes nombraremos
a Julián Muñoz que, además de
transportista, regentaba una tienda de ultramarinos en la que además vendía
tejidos y quincallería.
También tenemos a Mariano Rodríguez, el otro titular de
ultramarinos, vendedor de vinos y carnicero.
Otro “pluriempleado”
era José Canales, que además de
tener un bar o taberna, vendía tejidos y quincallería.
Expendedores de vinos,
además de los citados, nos encontramos con Juan
del Rey, Isidoro Gordo y Timoteo Martín.
Titulares de un mesón,
o posada, se enumeran a Benito Burguillo,
Gabriel Vázquez, Santiago Santamaría y Timoteo Martín.
Y, lógicamente había un
estanquero: Donato Torres, aunque
durante dos años, entre 1885 y 1886 ocupó ese puesto Lorenzo Moreno.
Para terminar,
listaremos a los que se consideraban como los ganaderos o labradores más
importantes y, a todos, nos sonarán esos apellidos que también ahora se repiten
o se han repetido a lo largo de los años:
Ramón
Burguillo
Jerónimo
Cabrero Andray
Enrique
González Burguillo
Andrés
Gordo Sanz
Fermín
Gordo Sanz
Pablo
Gordo Sanz
Julián
López
Melchor
Maroto
Juan
Moreno
Lorenzo
Moreno
Julián
Muñoz
Tiburcio
Ortega
Mariano
Rodríguez
Carlos
Silgado
Hermenegildo
Vázquez
Miguel
Vázquez
Pedro
Vázquez
Como colofón, dos
nombres que aparecen en todos los anuarios como los dos mayores contribuyentes:
Jerónimo
Cabrero Andray y Andrés
Gordo Sanz.
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