Hoy vamos de deportes,
específicamente de ciclismo; comentaremos la Vuelta Ciclista a Ávila, en su
primera y en su segunda edición, allá por los años 1948 y 1949; y, por
supuesto, todo lo relacionado con nuestro pueblo.
La Primera Edición de la Vuelta fue organizada por la delegación provincial de la Obra Sindical de Educación y Descanso, ésta era una organización de tipo cultural y recreativo, dependiente de la Organización Sindical Española (los famosos sindicatos verticales), que existió durante la época de la dictadura franquista, entre 1939 y 1977. Educación y Descanso estaba dedicada a promover y realizar todo tipo de actividades artísticas, culturales y deportivas por parte de los trabajadores.
Mapa de la I Vuelta Ciclista a Ávila
Se desarrolló en cinco
etapas, del 2 al 6 de mayo de 1948; la primera etapa salía de Ávila (capital) y
por la N-110 pasando por Aldeavieja y subiendo por los puertos de la Cruz de
Hierro y de La Lancha (que era puntuable para el premio de la montaña) acababa
en El Tiemblo. Durante los siguientes días pasó por Arenas de San Pedro, Puerto
del Pico, Barco de Ávila, Arévalo (ver el mapa adjunto) y de allí, la última
etapa que, atravesando Adanero, Labajos y Villacastín, reentraba en la
provincia por Aldeavieja; en esta última etapa se decidió el premio de la
montaña entre un tal Vargas y Bahamontes, que ganó el primero (por escaso
margen) al imponerse en la subida a los altos de Calicanto.
Bahamontes, en esos
años, empezaba su carrera como ciclista y ésta fue la primera prueba importante
en la que corrió, dejando muy buen sabor de boca y adelantando lo que, años más
tarde, iba a conseguir, pues fue 5º en la general y 2º en la montaña. (Para
quien no sepa quién fue Federico Martín Bahamontes, sólo diré que fue el primer
español que ganó un Tour de Francia, en 1959).
La segunda edición de
la Vuelta a Ávila se realizó al año siguiente, 1949, por los mismos
organizadores, del 22 al 26 de mayo y su recorrido fue bastante similar al de
la primera (comparar mapas).
El
Diario de Ávila relató, día a día, las peripecias de la
carrera; vamos a ver cómo relató las etapas primera y quinta, que fueron las
dos en que se pasó por Aldeavieja:
22 de mayo. Primera
etapa.
Ya
en los seis primeros kilómetros, hasta el alto de Vicolozano, comenzó la criba…
Cerca del citado pueblo comenzaron las averías de máquina, en las que ha sido
esta jornada excesivamente pródiga… A la altura de Mediana de Voltoya va en
cabeza un pelotón de unos quince corredores… a unos cincuenta metros otro
pelotón parecido y en la cola, en pequeños grupos, los restantes.
En
la bajada de Calicanto, que resulta muy espectacular, hay varios intentos de
despegue, sin consecuencias, porque la subida acorta inmediatamente las
distancias.
Dejamos
la carretera general; la de Aldeavieja se inicia con una cuesta bastante
pronunciada, en la que ya empiezan a fijarse las posiciones con alguna
claridad.
En
cabeza, un pelotón de 18 corredores, con Federico Bahamonde el primero…En la
fuerte subida de la Cruz de Hierro se modifican las posiciones …
Aquí
van estirándose más y más los grupos, y puede decirse que prácticamente no
existe ya ninguno en el puerto puntuable de La Lancha.
Sigue habiendo pinchazos y pequeñas averías que en
muchos casos no podemos controlar…
He
aquí los nombres de los diez primeros que son los que puntuarán para el premio
de la montaña: 1º Bahamonde, 2º Casado…
26 de mayo. Quinta y
última etapa.
Por
fin llegamos al cruce de la carretera vieja de El Espinar con la de Navalperal,
donde comienza el último Puerto puntuable de la carrera (La Cruz de Hierro)… al
comenzar la subida los corredores se decidieron a tomar la cosa en serio… los
escaladores pronto tomaron la cabeza y por el alto cruzó el primero Bahamonde a
media rueda de Ureña… en unión de un pelotón de doce, todos los cuales
emprendieron la bajada vertiginosamente…por ello, al entrar en la carretera
general toman una marcha entre 45 y 50 de la que resulta rezagado Bahamonde… pero
la alegría duró poco en el grupo cuando vieron que después de Calicanto se
incorporaba al pelotón… y pasado Berrocalejo se les unían otros…
Bahamontes ganó la
etapa al sprint, quedando el quinto en la general y tercero en el premio de la
Montaña (es curioso que la prensa de la época le llamase Bahamonde, quizás por
ser apellido más conocido (pues Bahamonde era el segundo apellido del general
Franco)).
Hay que imaginarse el
esfuerzo de los ciclistas en aquella época, con aquellas bicicletas de hierro
pesadas como losas; los pinchazos eran moneda corriente, pues las mitad de las
carreteras no estaban asfaltadas (por ejemplo, nuestra carretera “del campo”
era de tierra apisonada hasta bien avanzada la década de los cincuenta del
pasado siglo) nuestros héroes iban, a menudo, con los tubulares de las ruedas
en bandolera y poco les faltaba para que llevasen también la bomba para inflar
las ruedas; los equipos, como hoy los conocemos, no existían y, muchas veces
los corredores tenían que pagar, de su bolsillo, los gastos que tenían.
El
Diario de Ávila de 21 de julio de 1999, se hacía eco,
en sus páginas, de estas carreras; bajo el título “El Año en que perdió Martín Bahamonde” nos cuenta historias como,
por ejemplo, la formación de la caravana:
“…estaba compuesta por tres motocicletas, cuatro coches ligeros, una
rubia –lo que hoy conocemos como vehículo ranchera- con el equipo de
retransmisiones, un camión taller y una ambulancia…”
O sobre el alojamiento
de los corredores:
“…se resolvió no admitir a los corredores llegados de Torrelavega y
Oviedo por dificultades insalvables de alojamiento en la ruta; estos corredores
habían venido desde sus domicilios en bicicleta y emprendieron el viaje de
regreso por el mismo procedimiento…”
En fin, eran otros
tiempos.
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