En 1928 se construyen las nuevas
escuelas, junto a la carretera nacional; estas se crean con un legado que hizo
José López Gordo, uno de los últimos patronos que administraron los legados que
dejó para el pueblo Luis García Cerecedo, aquel que en el siglo XVII mandó
construir la capilla de san José; las mandó edificar el obispado de Segovia,
entregándolas al Estado con una sola condición: que sea de su propiedad en tanto que el Estado mantenga la enseñanza de
la religión católica, apostólica, romana en la Escuela; por lo que si en algún
momento por el mismo Estado se declarase la neutralidad de la Escuela en
materia religiosa o se estableciese la enseñanza de otra religión distinta a la
católica, revertirá al Obispado.
He aquí otra noticia del año
siguiente, 1929; el 8 de agosto, el
periódico La Libertad publica: En Aldeavieja tienen Teléfono.
Aldeavieja,
7. Con motivo de la inauguración del Centro telefónico reina gran entusiasmo en
este pueblo.
El teléfono se instaló, primero,
dentro del pueblo; más tarde, ya en los años cuarenta, en el edificio del
Parador, a pie de carretera, junto a los postes que comunicaban con la capital
de la provincia; y allí han subido los vecinos para poder hablar con sus seres
queridos, para dar noticias, o para lo que fuera, hasta bien entrados los años
sesenta en los que, al cerrar como tal parador, se instaló en otros edificios.
Llega la República, en estos pueblos castellanos el tiempo pasa despacio
y los cambios políticos apenas tienen reflejo en su vida cotidiana; no hay más
que pensar en la placa que mostraba el nombre de la plaza mayor del pueblo
(placa de azulejo hoy desaparecida en aras del progreso): Plaza de la
Constitución, pero de la Constitución de 1812; pasan los gobiernos, los
sistemas políticos, dictaduras, repúblicas, reyes de uno u otro color, pero el
nombre sigue ahí; en 1931 se proclama la II República, ¿qué nos trae de nuevo?
Quizás algo tan sencillo, y tan importante a la vez, como un interés
generalizado por bucear y buscar en el acerbo popular para que no se pierdan ni
las costumbres ni las canciones de otras épocas, o de esa misma época. En 1932,
Agapito Marazuela Albornos, dulzainero y maestro de dulzaineros, recorre las
tierras que fueron de Segovia y de las zonas limítrofes, recopilando de boca de
los mismos lugareños, aquellas canciones y aquellas músicas con las que
bailaron y se alegraron sus padres y sus abuelos; uno de los lugares en el que
estuvo fue Aldeavieja, y en su libro “Cancionero de Castilla”, da cuenta de las
siguientes canciones propias de nuestras gentes; en dicho libro señala cuales
fueron sus fuentes: el”Tío Simón,
tamboritero, y una hija del «Tío Gallardo».
Los
Sacramentos
(del Tío Simón, tamboritero de Aldeavieja)
Pandero y almirez
A
tu puerta hemos llegado
debajo
de los portales
por
ver si puedo sacar
los
sacramentos cabales,
los
sacramentos cabales.
A
tu puerta hemos llegado
debajo
de los portales.
Romance
que se canta en las bodas de esta región
(de Aldeavieja, Ávila)
Dulzaina
Comienzo
en nombre de Dios
y
de la Virgen María
y
del Santo Sacramento
que
la misa se decía:
Corrió
un hombre y puso luego,
a
sus labios celestiales,
en
una caña una esponja
toda
llena de hiel y vinagre.
El
laurel
(Seguidillas, del Tío Simón, de Aldeavieja)
Tejoletas
Que
no haga arrugas,
préndete
ese pañuelo.
El
laurel, clavel y rosa.
Préndete
ese pañuelo,
que
no haga arrugas,
que
ya vienen al baile
las
que murmuran.
Con
su rebaño
un
pastorcillo madre.
El
laurel, clavel y rosa.
Un
pastorcillo madre,
con
su rebaño,
llora
con honda pena.
El
laurel, clavel y rosa.
Llora
con honda pena
su
desengaño.
Al
salir el sol
(del Tío Simón, de Aldeavieja)
Pandereta
Por
salí llo de la iglesia
cuántas
ligas habrás visto,
cuántos
pecados mortales
habrás
cometido a Cristo.
Al
salir el sol te quisiera ver,
ramito
de olivo y hoja de laurel,
y
hoja de laurel y hoja de laurel,
y
al salir el sol te quisiera ver.
Esta búsqueda de la cultura popular,
con su afán divulgativo, a la vez de rescatador, va acompañado de un interés en
que esos mismos aldeanos que nos comunican su cultura, reciban, a su vez, la
otra cultura que se va gestando en las ciudades y a la que ellos raramente
tienen acceso. El Patronato de Misiones
Pedagógicas, actuó por toda España desde
septiembre de 1931 hasta diciembre de 1933; efectuando proyecciones
cinematográficas, representando obras de teatro, efectuando lecturas públicas
de poesía y llevando un Museo Circulante, en el que con fotografías o
reproducciones, acercaban a la población rural las obras más importantes de la
pintura, la escultura o la arquitectura. En Aldeavieja, del 3 al 9 de abril de
1933, actuaron estas Misiones Pedagógicas, a la vez que en Blascoeles y Ojos
Albos, con la colaboración de los maestros de Cenicientos, Villamanta y San
Martín de Valdeiglesias; efectuándose proyecciones cinematográficas los días 3 y 4, pasándose siete películas
que, suponemos, llenarían las cabezas de grandes y chicos de imágenes que nunca
habrían podido disfrutar de otro modo.
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