3 de febrero de 2016

Aldeavieja: siglo XX. 7.

          En 1928 se construyen las nuevas escuelas, junto a la carretera nacional; estas se crean con un legado que hizo José López Gordo, uno de los últimos patronos que administraron los legados que dejó para el pueblo Luis García Cerecedo, aquel que en el siglo XVII mandó construir la capilla de san José; las mandó edificar el obispado de Segovia, entregándolas al Estado con una sola condición: que sea de su propiedad en tanto que el Estado mantenga la enseñanza de la religión católica, apostólica, romana en la Escuela; por lo que si en algún momento por el mismo Estado se declarase la neutralidad de la Escuela en materia religiosa o se estableciese la enseñanza de otra religión distinta a la católica, revertirá al Obispado.



          He aquí otra noticia del año siguiente, 1929; el 8  de agosto, el periódico La Libertad publica: En Aldeavieja tienen Teléfono.
Aldeavieja, 7. Con motivo de la inauguración del Centro telefónico reina gran entusiasmo en este pueblo.
          El teléfono se instaló, primero, dentro del pueblo; más tarde, ya en los años cuarenta, en el edificio del Parador, a pie de carretera, junto a los postes que comunicaban con la capital de la provincia; y allí han subido los vecinos para poder hablar con sus seres queridos, para dar noticias, o para lo que fuera, hasta bien entrados los años sesenta en los que, al cerrar como tal parador, se instaló en otros edificios.

          Llega la República, en estos pueblos castellanos el tiempo pasa despacio y los cambios políticos apenas tienen reflejo en su vida cotidiana; no hay más que pensar en la placa que mostraba el nombre de la plaza mayor del pueblo (placa de azulejo hoy desaparecida en aras del progreso): Plaza de la Constitución, pero de la Constitución de 1812; pasan los gobiernos, los sistemas políticos, dictaduras, repúblicas, reyes de uno u otro color, pero el nombre sigue ahí; en 1931 se proclama la II República, ¿qué nos trae de nuevo? Quizás algo tan sencillo, y tan importante a la vez, como un interés generalizado por bucear y buscar en el acerbo popular para que no se pierdan ni las costumbres ni las canciones de otras épocas, o de esa misma época. En 1932, Agapito Marazuela Albornos, dulzainero y maestro de dulzaineros, recorre las tierras que fueron de Segovia y de las zonas limítrofes, recopilando de boca de los mismos lugareños, aquellas canciones y aquellas músicas con las que bailaron y se alegraron sus padres y sus abuelos; uno de los lugares en el que estuvo fue Aldeavieja, y en su libro “Cancionero de Castilla”, da cuenta de las siguientes canciones propias de nuestras gentes; en dicho libro señala cuales fueron sus fuentes: el”Tío Simón, tamboritero, y una hija del «Tío Gallardo».

Los Sacramentos
(del Tío Simón, tamboritero de Aldeavieja)
Pandero y almirez

A tu puerta hemos llegado
debajo de los portales
por ver si puedo sacar
los sacramentos cabales,
los sacramentos cabales.
A tu puerta hemos llegado
debajo de los portales.

Romance que se canta en las bodas de esta región
(de Aldeavieja, Ávila)
Dulzaina

Comienzo en nombre de Dios
y de la Virgen María
y del Santo Sacramento
que la misa se decía:

Corrió un hombre y puso luego,
a sus labios celestiales,
en una caña una esponja
toda llena de hiel y vinagre.


El laurel
(Seguidillas, del Tío Simón, de Aldeavieja)
Tejoletas

Que no haga arrugas,
préndete ese pañuelo.
El laurel, clavel y rosa.
Préndete ese pañuelo,
que no haga arrugas,
que ya vienen al baile
las que murmuran.

Con su rebaño
un pastorcillo madre.
El laurel, clavel y rosa.
Un pastorcillo madre,
con su rebaño,
llora con honda pena.
El laurel, clavel y rosa.
Llora con honda pena
su desengaño.


Al salir el sol
(del Tío Simón, de Aldeavieja)
Pandereta

Por salí llo de la iglesia
cuántas ligas habrás visto,
cuántos pecados mortales
habrás cometido a Cristo.

Al salir el sol te quisiera ver,
ramito de olivo y hoja de laurel,
y hoja de laurel y hoja de laurel,
y al salir el sol te quisiera ver.



          Esta búsqueda de la cultura popular, con su afán divulgativo, a la vez de rescatador, va acompañado de un interés en que esos mismos aldeanos que nos comunican su cultura, reciban, a su vez, la otra cultura que se va gestando en las ciudades y a la que ellos raramente tienen acceso. El Patronato de Misiones Pedagógicas, actuó por toda España desde  septiembre de 1931 hasta diciembre de 1933; efectuando proyecciones cinematográficas, representando obras de teatro, efectuando lecturas públicas de poesía y llevando un Museo Circulante, en el que con fotografías o reproducciones, acercaban a la población rural las obras más importantes de la pintura, la escultura o la arquitectura. En Aldeavieja, del 3 al 9 de abril de 1933, actuaron estas Misiones Pedagógicas, a la vez que en Blascoeles y Ojos Albos, con la colaboración de los maestros de Cenicientos, Villamanta y San Martín de Valdeiglesias; efectuándose proyecciones cinematográficas  los días 3 y 4, pasándose siete películas que, suponemos, llenarían las cabezas de grandes y chicos de imágenes que nunca habrían podido disfrutar de otro modo.

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