Ya
que tenemos recientes las fiestas de la patrona de Aldeavieja, La Virgen del
Cubillo, os acompaño los versos que uno de los redactores, llamado Francisco
Delgado, de “El Diario de Ávila” realizó para una de las secciones del citado
periódico, “Guiso del País”, al finalizar el siglo XIX, que aparecieron en
septiembre de 1900, hace ya ciento veintitrés.
En
ellos nos cuenta cómo eran los festejos de la romería en aquellas ya muy
lejanas fechas.
Con
motivo de tener
que
vivir en Aldeavieja,
por
lo menos mientras duran
los
festejos y las fiestas;
he
decidido lectores
sepultar
en la maleta
tintero,
pluma y papel
y
llevarlo con la idea
de
escribir guiso diario
y
que todo el mundo sepa,
cómo
en un pueblo pequeño
también
se gasta gran juerga.
Además
de las funciones
religiosas
en la iglesia,
habrá
fuegos de artificio
y
novillos y verbenas
y
hasta corrida de gallos
y
el sábado, si se tercia,
irá
al Cubillo más gente
de
la que ustedes se piensan.
Y
me marcho y me despido
deseando
que a mi vuelta
todos
estén con salud
y
tengan muchas pesetas,
cosas
ambas de rigor
y
necesarias de veras,
para
pasar por el mundo,
para
vivir en la tierra,
sin
sufrimientos, angustias,
ni
dolores, ni miserias.
*
El
sábado ocho
estuve
al Cubillo
y
paséme el día
en
tan lindo sitio,
comiendo
y bebiendo
con
varios amigos.
La
fiesta es soberbia
y
allí los vecinos,
de
las cercanías
y
otros varios sitios,
bailando
y cantando
pasan
el camino;
sin
notar cansancio
por
tanto bullicio.
-
Por
la noche en Aldeavieja
hubo
fuegos de artificio,
y
la gente ¡claro está!
se
divirtió de lo lindo.
Las
ruedas fueron preciosas
los
cohetes preciosísimos,
y
hubo unas tracas de esas
que
producen humo y ruido.
-
En
los días de las fiestas
todo
se vuelve bailar,
en
la velada, en las casas
en
donde quiera que está
uno,
ya mueve los brazos
y
las piernas al compás.
-
Simón,
gran tamborilero,
y
su digno compañero,
el
de la gaita, tocaron
con
muchísimo salero,
y
a todo el mundo agradaron,
de
tal forma que al marchar
camino
del Espinar,
el
tambor y la gaitilla,
nos
pusimos a llorar
como
llora una chiquilla;
y
mirándonos así
con
tanta tribulación
consideramos
que allí,
hace
mucha falta un mi
o
un sol dado por Simón.
-
La
corrida de toros celebrada
por
los mozos solteros,
trascurrió
sin cogidas, ni accidentes
de
esos que tienen mérito.
Pero
en la que nos dieron los casados
lidiaron
un becerro,
que
tenía más conchas que un galápago
y
que dio sustos buenos
-
Al
salir el animal
se
halló con un concejal,
y
sin respeto, ni nada,
le
arrimó una costalada
superior,
piramidal.
El
bicho le empitonó
y
media vuelta le dio,
tan
cerca de la barrera,
que
gracias que no chocó
que
si choca bona sera.
El
concejal levantóse
sin
la más leve lesión,
pero
eso sí, pronto hallóse
con
un rasguño feroce
por
detrás del pantalón.
El
toro siguió corriendo
por
la plaza de tal modo,
que
a todos iba cogiendo
y
le picaron y todo
como
si fuera un berrendo.
Le
pusieron banderillas
a
pie, más también en sillas
e
iban a matarle, pero
sin
asomar las mulillas
le
mandaron al chiquero.
-
A
lomos de un mal rocín
o
en las ancas de un jumento,
me
marché a Villacastín
a
donde llegué por fin
magullado
y macilento.
Gracias
que comí muy bien,
y
a que dormí de chipén
pude
en el mismo pollino
volver
a Aldeavieja, en
donde
seguí mi camino,
y
donde tras de dos horas
de
sueño reparador,
llegué
aquí, bellas lectoras,
un
humilde servidor
que
ha comido zarzamoras.
………………………………
¡que
consonante! ¡da horror!
No se esforzaba mucho
nuestro poético periodista pero… son de agradecer esos ripios inocentes, llenos
de naturalidad y… ¿por qué no? cargados de gracia.
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