En abril de 1898 empezó
la guerra hispano-yanqui, aquella guerra que acabó con el “imperio” colonial
español, a causa de la tremenda diferencia bélica entre los Estados Unidos y
una España empobrecida y atrasada.
Lo curioso del asunto
es que, en nuestro país, se tenía una idea muy equivocada sobre la fortaleza de
nuestras fuerzas armadas, así como de su preparación y un desconocimiento total
del poderío naval de la república norteamericana.
Es curioso observar
cómo la prensa no veía esa debilidad y ofrecía una imagen de los “yanquis”
totalmente despectiva; los ripios, como el que sigue, eran cosa de todos los
días y de toda la prensa nacional:
Al
partir para la guerra
la
jotica fui cantando
y
la pobre de mi madre
por
mi quedaba llorando.
Para
vencer a los yankees
no
queremos los fusiles
con
la alpargata nos basta
para
matarlos a miles.
No
le asusta al español
que
tengan muchos cañones.
Les
falta lo que nos sobra…
¡valor
en los corazones!
Por
supuesto, en nuestro pueblo, la guerra no pasó inadvertida y se le dio la
importancia que tenía; como en toda España hubo un movimiento general para
aportar toda la ayuda posible, sobre todo monetaria; suponemos que debido a la
rapidez con que se llegó a su final no dio tiempo, quizás, ni a entregar el
dinero que se recaudó para tal fin; de todas maneras, el periódico abulense “El
Eco de la Verdad” se preocupó por informar de lo que en Aldeavieja se realizó;
así, con fecha 7 de junio de 1898, publicó el siguiente artículo:
Constituida en
Aldeavieja la Junta local para la suscripción nacional, comenzó inmediatamente
sus trabajos con el mayor celo para obtener todos los recursos posibles, que no
han sido pocos dado el escaso vecindario del pueblo y la mala situación en que
se encuentran aquellos labradores, sobre todo en esta época.
También se ha
verificado una solemne rogativa a Nuestra Señora del Cubillo, venerada imagen
de próximos y lejanos contornos, para impetrarle a tan milagrosa imagen el
triunfo de nuestros ejércitos de mar y tierra. El digno señor Cura párroco D.
Ildefonso Pelayez Postigo, lo propuso así a sus feligreses que gustosos aceptaron,
y al efecto el pueblo entero fue en procesión a la ermita de tan milagrosa
Virgen, donde se dijo una Misa.
Entre las personas que
más se han distinguido, trabajando en pro del aumento de la suscripción en
dicha localidad merece, mención especial el médico titular D. Enrique García
Coviella, que instruyó a varios niños en el canto de un himno patriótico
guerrero compuesto por él, y los cuales postulando por las calles llegaron a
recoger una buena cantidad que se entregó al depositario nombrado por la Junta
local.
Es digna también de aplauso
la conducta de aquel Ayuntamiento asociándose a todo cuanto se ha propuesto con
el fin de engrosar la suma destinada a la suscripción nacional.
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