24 de abril de 2021

Aldeavieja. Una de cine y (otra vez) V. ¿Pero, no vas a cambiar nunca, Margarita?

 

          A raíz de la publicación de las últimas entregas sobre el cine rodado en Aldeavieja, he tenido varios comentarios sobre una película que se rodó en nuestro pueblo a finales de los años 70 del pasado siglo; tanto Nuria, como Eva, me indicaban que recordaban que se habían rodado escenas en la plaza y en la iglesia.



          Eva me comunicó, posteriormente, que le parecía que la película era “Pero, ¿no vas a cambiar nunca, Margarita?”, un film rodado en 1978, con guión y dirección del célebre humorista Chumy Chúmez.


          Me ha costado pero, después de mucho batallar, he logrado visionar la película y sí, efectivamente, durante casi un minuto (desde el 52’24 al 53’16) se puede ver como un vehículo baja por la carreterilla para desembocar en la plaza, una toma frontal de las casas del lado del Ayuntamiento y de la casa del cura, con el antiguo poyete con tubos metálicos que la cerraba por el lado de la iglesia; el vehículo da marcha atrás hasta la cruz que está junto a la puerta de la parroquia y se ve cómo salen de la misma una mujer con una niña y un sacerdote; hay gente que camina charlando cerca de ellos y el sacerdote se mete en el turismo que sale disparado de la plaza en dirección Segovia, mostrándonos esa otra parte de la plaza.







          La película es un claro producto de la época, una mezcla de humor, sexo, y una discutible sátira social; muchas escenas de desnudo (femenino por supuesto) y poco más; una película, en fin, que no aportó nada nuevo, ni bueno, al cine español; lo mejor, como casi siempre, la interpretación, en la que destacaron Silvia Aguilar, Antonio Garisa, Fernando Rubio, Josefina Calatayud, Francisco Vidal y otros más.



5 de abril de 2021

Aldeavieja. Una de cine y IV. El hombre que mató a Don Quijote.

 

          La última entrega de esta serie sobre el cine rodado en Aldeavieja se va a centrar en la película “El hombre que mató a Don Quijote”; que es, por ahora, la única cinta internacional que sepamos  que se ha rodado (en parte, claro) en nuestro pueblo.


          Estamos en 2017 y, en el mes de abril, vimos crecer en lo alto de la sierra, junto a los aerogeneradores, una construcción poco acorde con nuestro paisaje: un molino de viento, un típico molino de tipo manchego; quien subía para averiguar a qué se debía aquello, se encontraba con un guardia de seguridad que impedía el paso y comentaba que se iba a rodar una película sobre Don Quijote; hasta ahí los hechos; después, otro día, se intensificó el tráfico por la carretera del campo y hasta allí subieron equipos de iluminación, sets de sonido, maquillaje, vestuario… vehículos con animales, roulotes que servirían de camerinos, bebidas, comidas… y se rodó, en lo alto de la dehesa de Regajales, una de las escenas más icónicas del cine y de la literatura españolas: la lucha de Don Quijote contra los molinos de viento.



          Pero no sólo eso, la película comienza allí, en lo alto de la sierra, un equipo de filmación, con sus carruajes, extras, estrellas, grúas, focos… etc… está rodando la escena anteriormente citada y, allí mismo, discuten y deciden cómo continuar pues lo que hasta ese momento han hecho no les satisface; a partir de ahí se desarrolla el film y allí acaba también, cuando el director de la película, transformado en una mezcla de don Quijote y de Sancho, lucha contra los molinos de viento, en un fondo de aerogeneradores y es salvado por una Dulcinea/ Sancho Panza.



          La película, dirigida por el mítico Terry Gilliam (recuérdense sus trabajos de actor con los Monty Python en obras como La vida de Brian, Los caballeros de la mesa cuadrada, La bestia del reino o como director de Las aventuras del barón Munchausen, El rey pescador, Doce monos, Los hermanos Grimm…) ha sido interpretada por Adam Driver, Jonathan Pryce, Olga Kurylenco y los españoles Jordi Mollá, Rossy de Palma, Sergi López…



          El argumento vuelve sobre las clásicas aventuras del cervantino Don Quijote, interpretado, esta vez, por un zapatero español que se cree haber reencarnado en él; le acompaña un Sancho Panza que, en realidad es un director de cine que se ve como obligado a acompañar al caballero para penar por unas faltas cometidas con anterioridad y es un continuo ir y venir del pasado al presente, de lo real a lo fantástico (de ahí los viejos molinos de viento junto a sus modernos hermanos de acero y aluminio) en un intento humorístico de recrear las antiguas andanzas del hidalgo manchego.



          No tuvo éxito en la taquilla y las críticas a la dirección y al tratamiento del guión no fueron especialmente buenas; no obstante, si tenéis ocasión, haced por verla; está muy bien interpretada y os sacará alguna sonrisa; un poco larga, quizás, 133 minutos.



         Al final, en los créditos, aparecen los lugares de filmación, entre ellos el “Parque Eólico Altos Albos, Villacastín” y, en el apartado de agradecimientos, se nombra a´”Excmo. Ayuntamiento de Santa María del Cubillo, Ávila”.



          Y esto ha sido todo.