21 de diciembre de 2023

Aldeavieja: una de "marcianos"

 

Hace ahora cuarenta y ocho años que apareció en “El Diario de Ávila” (27 de diciembre de 1975) un reportaje, a toda página, sobre el encuentro de unos periodistas del citado diario con unos extraterrestres que, habiendo aterrizado en la Cruz de Hierro, deseaban hacer una visita a la ciudad de Ávila y conocer sus costumbres y monumentos; todo esto me lleva a recordar que hubo una temporada en que se habló bastante de que habían sido vistas ciertas luces misteriosas por los alrededores del santuario del Cubillo y por los altos de la sierra, luces que alguno atribuía a platillos volantes o naves espaciales provenientes de otros mundos… en fin, os dejo, para acabar el año, con el citado reportaje que, además, estaba acompañado por dos instantáneas tomadas a los extraños visitantes. ¡Feliz Año para todos!



 Hacía varios días que veníamos montando guardia, Lumbreras y quien esto escribe, en el alto de la Cruz de Hierro –de 1.654 metros de altura- para poder contactar personalmente con extraterrestres, que, según nos habían comunicado nuestros enlaces terrestres, venían con cierta frecuencia a la Tierra y uno de sus puntos de aterrizaje, no sabíamos por qué, era este lugar de la provincia de Ávila, en la carretera que va desde Aldeavieja a Cebreros, y desde él se puede contemplar una bonita vista, a la vez que otear y dominar mucho terreno.

Y durante esos días nuestra esperanza, ya que es lo último que se pierde, no decaía y allí perdíamos –si esto se le puede llamar perder- horas todas las tardes con el fin de poder tener la exclusiva de sus visitas a la Tierra y concretamente a la Cruz de Hierro. Según nuestros enlaces terrestres las horas más apropiadas para su aterrizaje eran después de comer, ya que el horario nuestro es distinto del que ellos no tienen, pero creemos existe. Por ello durante algo más de quince días hemos ido uno a uno y montado guardia desde las tres y media a las seis de la tarde. Bastantes litros de gasolina quemados, para tener el coche a la temperatura adecuada, muchos pitillos consumidos y también varios cafés –para Lumbreras- y Coca-Colas para mí, ingeridos, a fin de no pasar las horas en balde.

Creíamos que ya por estas fechas, dado que son las fiestas de Navidad y a todos nos apetece estar con la familia, no vendrían por la Cruz de Hierro. No obstante continuamos montando guardia y escuchando muchos comentarios en contra de nuestra actitud por varios amigos, que se risoteaban de estas aspiraciones periodísticas de tener un reportaje “en exclusiva” y además de esta categoría, con toda la credibilidad que ello merece.



Y llegó la ocasión. Por fin aterrizaron en la Cruz de Hierro. Fue ayer viernes, día 26 de diciembre, a las cuatro treinta y siete minutos exactamente de la tarde. Hacía una temperatura agradable, el cielo estaba despejado y el sol calentaba tímidamente con lo que se disimulaba el frío.

La nave espacial apareció como una estrella que rápidamente, a medida que se acercaba al punto elegido para el aterrizaje se iba haciendo más grande. De color gris metalizado con una serie de tentáculos para apoyarse en la tierra, también con varias puertas a lo largo de su diámetro y como una torreta que la corona que es el puesto de mando. Igualmente tiene dos antenas una en su punto más alto –encima de la torreta- y otra a la parte izquierda de la misma, en la foto a la derecha del lector. Nos quedamos un poco asustados y Lumbreras no acertaba a disparar la cámara, debido en parte a su asombro, ya que a decir verdad, tampoco estaba convencido de sus viajes a la Tierra, y debido también a los destellos que lanzaba la nave a la hora de aterrizar. Consiguió disparar su “Pentax”, pero no salió ninguna foto del aterrizaje, ya que se velaron con los destellos, y sí la nave ya posada en la Cruz de Hierro. Esperamos unos momentos, con nuestros ojos bien abiertos, y de pronto una de las portezuelas de la nave espacial se abrió, saliendo de ella dos seres un poco extraños, que se dirigieron hacia donde nos encontrábamos.

Fueron unos momentos en los que las piernas casi nos temblaban y no acertábamos a pronunciar palabra alguna. Pero la amabilidad de esos dos extraños seres, que empezaron a lanzar unos, también extraños, sonidos guturales pronto comenzamos a charlar y por señas y gestos pudimos entendernos. La primera pregunta fue sobre la nave espacial. Sus dos ocupantes nos decían, o así lo entendimos nosotros, las características antes señaladas y también que había sido diseñada por un español, que traducido al idioma castellano equivaldría a un tal Juan Manuel Hernández San Segundo, quien, entre otras actividades, diseñaba naves espaciales.

-¿De dónde proceden?

-Seguían los extraños sonidos guturales que recogimos en el “cassette” de Lumbreras y pudimos saber que venían del planeta Saturno y que esta era la sexta vez que aterrizaban en la Cruz de Hierro, por lo que ellos son “saturninos”.

Les ofrecimos algún pitillo y un trago de café y Coca-Cola, que aceptaron también, aunque no encendiesen los pitillos, sino que los guardaban entre sus dedos para llevarlos a sus compañeros de planeta. Mientras, preguntamos por qué eligieron Ávila para aterrizar y cual era el motivo de sus asiduos viajes a la Cruz de Hierro.



Nos dijeron que eran una avanzadilla con el fin de preparar todo lo necesario para la venida de una nave-autobús espacial con bastantes saturninos, que deseaban conocer Ávila y sus costumbres y que convivirán con los abulenses durante algunas horas.

-Elegimos  Ávila porque en esta ciudad tan bonita de la Tierra tenemos varios enlaces con los que nos comunicamos a través de impulsos electrónicos, que son recogidos en el “electroimpulsómetro”, porque conocen que en Ávila se celebran justas medievales en la plaza de Santa Teresa.

-Comenzamos a reírnos por lo que decían, pero luego nos explicaron su extrañeza por los adelantos de la ciudad. Traían un mensaje para el Rey Witiza y estaban empeñados en que las autoridades abulenses organizasen unas justas medievales para los “saturninos” que vendrán mañana por la tarde a Ávila.

-Si eso ya no se “lleva” aquí, les dijimos.

-No importa. Nuestras autoridades nos enviaron a Ávila para ponernos en contacto con sus autoridades y preparar todo el protocolo para el acto de mañana domingo. Allí en Saturno no existen estas clases de festejos populares y deseamos conocerlos para ponerlos también en práctica. Si el Rey Witiza ya no vive, nuestro mensaje se lo daremos a la autoridad que corresponda, es decir al alcalde de Ávila, y que pueda organizar dichas justas medievales. Si no lo quieren hacer nos veremos obligados a irnos a otra ciudad castellana, a la vez que no volveremos nunca más a Ávila.

-Pronto acabamos nuestra conversación, ya que deben hacer varios asuntos oficiales, no sin antes preguntarles el programa preparado para dicha excursión de “saturninos”, mañana domingo.

-Visitaremos los monumentos de Ávila, mantendremos un cambio de impresiones con sus autoridades y personajes más representativos abulenses para la firma de un acuerdo bilateral de cooperación en materia científico cultural.

Además, como ahora se celebran las Jornadas de Estudios Abulenses para Universitarios, mantendremos contacto con ellos y hablaremos con sus organizadores, a fin de que en su próxima edición, en vez de hacer la excursión cultural a un pueblo de la provincia, las autoridades “saturninas” ponen a disposición de ellos unas naves espaciales-autobuses, para que conozcan Saturno y sus circunstancias, con los variados monumentos culturales que tiene y también convivan con los “saturninos” que son seres ávidos de contactos culturales con los habitantes de otros planetas.

Por nuestra parte no nos resta más. Sólo agradecer a los contactos terrestres de los “saturninos” su información de que aterrizaban en la Cruz de Hierro. A nuestro periódico las facilidades dadas para efectuar esta entrevista y a los “saturninos” por la amabilidad que nos han prestado y que han hecho posible esta “exclusiva” para EL DIARIO DE ÁVILA, con la esperanza de que sean  muchos los abulenses que mañana domingo se desplacen a la Cruz de Hierro para recibir a nuestros ilustres visitantes y luego les acompañen en su visita a Ávila.

La hora prevista para la llegada de la nave espacial autobús es la de las cuatro y media de la tarde.

Muchas gracias a todos.

Gonzalo

(Fotos: Lumbreras)

29 de noviembre de 2023

1959. Inauguraciones durante la festividad del Cubillo

 

Nueve años llevamos ya con este blog dedicado a Aldeavieja: sus gentes, sus tierras, su historia y sus costumbres; nueve años y casi 100.000 visitas que se van a cumplir con esta nueva entrada; por eso he elegido un gran reportaje, quizás el más grande en extensión de cuantos he publicado, y el tema, aunque dedicado a los festejos del Cubillo, también hace referencia a inauguraciones que tuvieron lugar en la fecha en que se desarrollan los actos que os relataré.

Es un reportaje que, bajo el título de “INAUGURACIONES EN ALDEAVIEJA CON MOTIVO DE LA FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL CUBILLO”, publicó “El Diario de Ávila” los días 8 y 9 de septiembre de 1959; para ello escogió a uno de sus mejores periodistas, Antonio Ribas, para que, con una pluma cargada de adjetivos entusiastas y grandilocuentes, relatara los festejos y la intervención de las autoridades que asistieron a los mismos.

Os dejo con ellos y espero que, como en ocasiones anteriores, los acojáis con agrado; un saludo a todos.

 


 

8 septiembre 1959

Inauguraciones en Aldeavieja con motivo de la festividad de Nuestra Señora del Cubillo

Celebrándose hoy en Aldeavieja la fiesta de Nuestra Señora del Cubillo, en su santuario renacentista, con la bendición del Prelado Diocesano, doctor Moro Briz y asistencia del gobernador civil, don José Antonio Vaca de Osma  y otras autoridades y jerarquías, han sido inauguradas las siguientes obras: un Centro rural de Higiene, con casa del médico; el abastecimiento de aguas; un puente sobre el arroyo y acceso de la carretera de Madrid, que pasa por la localidad.

9 septiembre de 1959

En la festividad de la Virgen del Cubillo

El gobernador civil y jefe provincial del Movimiento inauguró ayer un Centro Rural de Higiene y otras realizaciones en Aldeavieja.

El Prelado diocesano asistió también a los actos religiosos en el Santuario, muy concurrido de fieles.

(Un reportaje para EL DIARIO DE AVILA de nuestro enviado especial ANTONIO RIBAS)

La fiesta y romería del 8 de septiembre, que todos los años se celebra en torno al soberbio Santuario donde se venera la bella y milagrosa imagen de Nuestra Señora la Virgen del Cubillo, enclavado en el lugar del Egido, a cuatro kilómetros del pueblo abulense de Aldeavieja, precisamente en el límite de nuestra provincia con la de Segovia, no es una fiesta mariana y una romería más. Su fama se extiende más allá de los ámbitos comarcales e incluso provinciales, puesto que allí acuden, utilizando los más diversos medios de locomoción –desde el humilde borriquillo hasta los más briosos corceles, los típicos carros tirados por mulas y autocares y automóviles en gran número-, millares de devotos de la Virgen desde los más apartados lugares no sólo de nuestra provincia, sino de la de Madrid, Segovia y otras; ello sin contar con los que realizan el camino andando, muchos de éstos –centenares- incluso descalzos –en conmovedora y admirable  manifestación de piedad mariana, de la que el Santuario es centro indiscutible desde tiempo inmemorial- algunos desde pueblos tan distantes como Hoyo de Pinares, Las Navas del Marqués, Navalperal de Pinares, Cebreros, Peguerinos, El Escorial, Villacastín, erc., para luego, una vez ante la puerta del Santuario, penetrar en él andando de rodillas, como ayer en que lo hicieron grupos de hasta dos docenas cada uno, llevando muchos de éstos devotos hasta cinco velas encendidas en cada mano.

ENTUSIASTA RECIBIMIENTO AL GOBERNADOR CIVIL.

Pero ayer los actos revistieron caracteres de singular relieve, puesto que fueron precedidos por la inauguración de varias realizaciones y mejoras llevadas a cabo en el pueblo de Aldeavieja, a donde a media mañana, con este motivo, llegó el excelentísimo señor gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, don José Antonio Vaca de Osma, acompañado por el subjefe provincial y delegado en Ávila del Ministerio de la Vivienda, don Emilio Macho Alonso, y el jefe local del Movimiento, don José Ruiz del Olmo, siendo recibido a la entrada de la localidad –entre disparos de cohetes y el estampido de bombas reales, mezclado con el jubiloso voltear de las campanas del templo parroquial y vivas entusiastas del vecindario allí congregado- por el joven y dinámico cura párroco, reverendo don Justino Gonzalo Carretero; el Ayuntamiento en Corporación, con el alcalde, don Marcelino Herrero; teniente de alcalde, don Mariano Mateos y concejales, don Gaspar Torres,, don Julián Martín y don Andrés Gordo, además del secretario y a la vez maestro de la localidad, don Raimundo Moreno; juez de paz, don Fructuoso Martín; fiscal, don Pablo Gordo; jefe de la Hermandad, don Joaquín Muñoz; depositario de Fondos Municipales, don Jesús Martín; médico, don Rafael Hernández; veterinario, don Alfredo García y presidentes de las Cofradías de la Virgen del Cubillo, del Santísimo Cristo de la Serenidad, de San José e Hijas de María. Los niños de las escuelas portaban banderas, mientras una orquesta llegada exprofeso de Ávila y la dulzaina del país y tamboril, amenizaban el momento, interpretando escogidas composiciones.



VISITA AL TEMPLO PARROQUIAL E INAUGURACIÓN DE MEJORAS

Acto seguido la primera autoridad de la provincia y demás autoridades y jerarquías que le acompañaban, realizaron una visita al templo parroquial, donde, entre otras cosas notables, les fue mostrada la capilla que allí se conserva con una antigua y curiosa caja de caudales –sabido es que Aldeavieja fue en tiempos un pueblo riquísimo, donde tenían intereses ilustres familias de rancio abolengo- dotada de tres fuertes puertas de hierro y con cajones donde se guardaban alhajas y dineros en abundancia de El Escorial, y otros pueblos de Madrid, Ávila y Segovia.

Posteriormente se celebró la inauguración de un nuevo Centro Rural de Higiene, con casa del médico, construido por la Comisión Provincial de Servicios Técnicos en colaboración con el Ayuntamiento y a continuación el abastecimiento de agua, con renovación total de la tubería; pavimentación de las vías de acceso a la localidad y embellecimiento con zonas verdes y otras mejoras.

Antes de partir hacia el Santuario, el señor Vaca de Osma y autoridades realizaron una visita a la Casa Consistorial.

EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL CUBILLO

Los alrededores del Santuario ofrecían un animado aspecto y una concurrencia inusitada. Vehículos y caballerías se veían por doquier diseminados. Y las casetas de feria habían sido instaladas con profusión.

El Santuario ha sido ahora restaurado por la Cofradía, bajo la dirección del maestro de obras, muy devoto de la Virgen, don Alberto Resina. Allí se han realizado obras de retejo, de reparación de zócalo, se ha pintado el interior del edificio y se ha construido una fuente junto a la entrada.

Antes que el actual santuario existió allí una ermita que en el año 1460 ya estaba terminada. Parece ser que era de pequeño tamaño, de un solo cuerpo, con una puerta en su frontal y espadaña encima, según las representaciones que de ella existen en los cuadros de la época que todavía se conservan, y que se refieren a diversos milagros obrados por la Virgen. De aquello solamente permanece el tronco del árbol en que es tradición que se apareció la Santa Madre de Dios.

La construcción actual es un hermoso ejemplar de estilo protobarroco, con planta de cruz latina, cuyo exterior es acusadamente herreriano, con atrio bajo el coro y una sola torre. Sus proporciones son amplísimas y su decoración es barroca. Es bastante notable el retablo del altar mayor –en cuyo centro descansa la milagrosa imagen de la Virgen Santísima- de espléndida factura barroca, en oro, fechado a principios del siglo XVIII. Resaltan las columnas adornadas con racimos y hojas de vid, recargados de brillantes panecillos de oro.

Este curioso ejemplar de Santuario debió comenzar a construirse en 1630 a 1640 y se fue dilatando su ejecución hasta un siglo después, debido, sin duda a que se hacía con limosnas y donativos.

MISA SOLEMNE CON ASISTENCIA DEL PRELADO Y OFRENDA A LA VIRGEN.

Con la amplia capacidad del templo totalmente abarrotado de fieles, dio comienzo la  misa solemne cantada por un coro y oficiada por el párroco de Aldeavieja ya citado y asistido por el párroco de Villacastín, reverendo don Isidro Hernanz y don José Sanz y Sanz, profesor del Seminario de Segovia, ocupando en momento oportuno de la misma, la sagrada cátedra, el reverendo padre Daniel Lodosa, superior de los Padres Paúles de Ávila, quien pronunció un sermón haciendo el panegírico de la Virgen.

En el presbiterio, al lado del Evangelio, ocupó un trono de honor el excelentísimo y reverendísimo señor Obispo, doctor don Santos Moro Briz, llegado con este motivo acompañado por el reverendo don Victoriano Almarza Escudero, párroco de la iglesia de San Vicente, y por el reverendo don Gaspar Campos, capellán del Prelado. Acompañaba al señor Obispo en su trono, también el reverendo don Severiano Sánchez, beneficiado de la Catedral.

En el mismo Presbiterio, al lado de la epístola, ocupó un sitial destacado la primera autoridad civil de la provincia, señor Vaca de Osma, a quien, previamente, había hecho entrega el alcalde de Aldeavieja del Cetro de gala de la Cofradía, portando el cual –que ya no habría de abandonar hasta el final de los actos- hizo su entrada en el templo acompañado por los miembros del Ayuntamiento. En otros lugares de preferencia se situaron las restantes autoridades y personalidades ya citadas, así como don Manuel de Arpe y Retamiro, jefe técnico de restauración del Museo del Prado, que asistía especialmente invitado por el Ayuntamiento de Aldeavieja.

La imagen de la Virgen, situada sobre su carroza, en el centro del altar, lucía un bello manto azul, bordado en oro, regalo de don Francisco Segovia.

Momentos antes del ofertorio de la misa se realizó la tradicional ofrenda a la Santísima Virgen, algunas de ellas de gran valor material y todas de incalculable mérito espiritual. Para ello desfilaron todos los allí presentes, besando el Relicario de la Madre del Cielo, sostenido por el sacerdote oficiante.



PROCESION ALREDEDOR DEL SANTUARIO.

Terminada la misa, se organizó la tradicional procesión alrededor del Santuario en la que figuraban los excelentísimos señores Obispo y gobernador civil, con todas las autoridades mencionadas y fieles en crecido número. Delante de la carroza en que era llevada la imagen de la Virgen del Cubillo –bien repleta de chiquillos pequeños, por cierto- ponían la nota típica nutridos grupos de mozos y mozas del lugar, que bailaban incesantemente la jota, al son de la gaitilla o dulzaina del país y tamboril.

La bellísima imagen de Santa María del Cubillo –ciertamente hermosa y esbelta- fue ayer admirada una vez más en toda su magnificencia y rico esplendor que al sol arranca intensos fulgores luminosos, ya que cuando la milagrosa imagen luce sus joyas fuera del Santuario produce un efecto en verdad sorprendente y maravilloso, pues uno de sus mayores atractivos lo constituyen las ricas vestiduras y alhajas que ostenta por contar con un equipo de las mismas valiosos y abundante. Así, por ejemplo, la corona que ayer lucía tiene doce estrellas, cuyas puntas están rematadas por piedras preciosas. Y en sus manos figuraban varios anillos con chispas de diamantes engarzados en oro.

Todo el recorrido fue seguido por numerosas personas devotas que caminaban descalzas. Ya de regreso, antes de penetrar en el templo, se efectuó la subasta de cintas de la carroza, obteniéndose una lucida recaudación. Y, finalmente, fue cantada por el pueblo la Salve Popular.

AGASAJO A LAS AUTORIDADES Y PERSONALIDADES

Existe una interesante construcción adosada al Santuario, en línea con su fachada principal y al norte de la misma. Se trata sin duda, de una hospedería construida en el siglo XVII. Tiene un zaguán de entrada en la planta baja, el cual comunica con una escalera al piso alto, por una puerta a la iglesia y por otra al comedor, pieza ésta bastante amplia y contigua a dos cocinas y dos habitaciones, probablemente despensas. En su parte posterior existe también una cuadra de gran capacidad. La distribución de la planta alta consta de un pasillo central y habitaciones iguales a derecha e izquierda, orientadas al Este y Oeste. De ellas dos son cocinas y otras dos comedores que se comunican con las primeras mediante un ventanillo.

Se trata de un curioso y rústico ejemplar de parador, hecho expresamente para tal destino, lo que prueba que este santuario debió tener una gran importancia en los siglos XVI, XVII y XVIII.

En una de dichas dependencias de la planta superior, las autoridades, personalidades y representaciones, fueron obsequiadas con un banquete servido por el restaurante “Las Cancelas”, de Ávila.

PRIVILEGIOS DE SU SANTIDAD PAULO V A LA COFRADÍA.- ADMIRABLES CASOS DE PROFUNDA PIEDAD Y DEVOCIÓN MARIANA.

En el año 1611, reinando en España don Felipe III, fueron concedidas a esta Cofradía Bulas pontificias por su Santidad el Papa Paulo V, consistentes en “un jubileo plenísimo y perpetuo e indulgencias y perdones a los cofrades y cofradas de Nuestra Señora la Bienaventurada Santa María del Cubillo”, del lugar de Aldeavieja, perteneciente por aquel entonces a la Abadía de Párraces, en el distrito de Segovia, provincia toledana, según reza en la referida Bula que, escrita en pergamino, con un sello de plomo, pendiente en cordones colorados y amarillos, se conserva en el archivo del citado santuario constando de un largo preámbulo y un sumario extensísimo.

No quisiéramos dar por concluido este reportaje sin antes hacer referencia a algunos de los casos que revelan hasta qué punto llega el fervor y devoción a esta milagrosa imagen. Como por ejemplo el de ese farmacéutico de uno de los lejanos pueblos mencionados al comienzo de las presentes líneas que tiene prometido a la santísima Virgen del Cubillo acudir a su Santuario con cada hijo que le nazca, al cumplir éste los tres años de edad, llevándole a hombros. Y ayer fue con la última hija, que se le dormía durante el largo caminar, lo que no fue obstáculo para que el padre llegara, aunque agotado, contento y satisfecho. O el de aquella otra señora que, pese a hallarse en estado, llegó descalza desde Las Navas del Marqués, con los pies sangrando abundantemente, pues las fuertes lluvias caídas habían descarnado los guijarros de los caminos. Venía, además con la promesa de comulgar al día siguiente –llegó la víspera de la fiesta- y de no comer ni beber, siquiera agua, hasta pasados unos días.

Casos admirables que, hasta a los más duros de corazón, mueven a la piedad…

12 de noviembre de 2023

Aldeavieja 1942: rogativas para la lluvia

 

          Traigo hoy una historia, curiosa por lo menos, que apareció en “El Diario de Ávila” en junio de 1942, el día 18; en ella nos relatan las rogativas que se hicieron en Aldeavieja a fin de solucionar “la persistente sequía” que se cebaba en la zona; consultando los históricos de lluvia en la provincia de Ávila, se nos dice que aquel año, 1942, sí hubo una disminución pluvial, pero pequeña con respecto a la media; fue de 300mm y la media es de 365mm; poca cosa; sí es verdad que se venía de 2mm en febrero (cuando la media es de 22mm), pero en marzo fue de 60mm (cuando la media es de 28mm). En junio, que es cuando se realizan las rogativas la precipitación fue de 15 mm (media de 38) y en julio, cuando se supone que han hecho efecto, la precipitación fue de 0 (cero); también es verdad que se venía de años más lluviosos, con una medida en 1941 de 486mm y de 525 en 1940; pero, en fin, dejemos a un lado los verdaderos motivos que llevaron a impetrar el auxilio divino y veamos nuestra historia:

El Diario de Ávila. 18 de junio de 1942. Desde Aldeavieja

Rogativa, misa y traída de la milagrosa Nuestra Señora del Cubillo

          Ante la persistente sequía que aquejaba a los labradores con daño evidente de los campos, para impetrar del cielo la benéfica y necesitada lluvia para los  panes, pastos y tierras de labor, por encargo del Ayuntamiento y asentimiento de párroco se celebró el día 5 en el  venerando santuario de la Virgen del Cubillo una rogativa y misa a las que suplicante asistió y concurrió todo el vecindario confiado en alcanzar la gracia y favor por mediación de su veneranda y querida Virgen.

          Terminada la santa misa, los fieles devotos pidieron que se sacase la Virgen y se llevara al pueblo, como suele hacerse en tiempos de calamidad y desgracias; para cumplir los deseos de los peticionarios, se sacó la Virgen y se trajo a la iglesia en procesión de penitencia con gran fervor y entusiasmo. Anunciada con repique de campanas la llegada de la Virgen, la entrada y recibimiento en el pueblo fue apoteósica y desbordante de alegría y entusiasmo fervoroso, se rezaba, se cantaba, se lloraba, se pedía a la Virgen su ayuda y protección, y con gozo se aclamaba a la Virgen, repitiéndose entusiastas vivas a la Virgen del Cubillo, recordando que siempre la milagrosa Señora ha dado el favor y gracia pedidos; como ocurrió hace veintiuno y cincuenta y dos años, por sequía, y hace cincuenta y ocho, setenta y tres y noventa y siete años y otros por causa de langosta y pestes entre otras calamidades públicas.



          Para poner en sitio de honor a tan venerada y querida Virgen se ha colocado un dosel en el altar mayor donde se halla expuesta como reina y soberana con aire majestuoso y gracioso; sus amantes devotos han puesto de gala la iglesia. El día 6 empezó un novenario, presidido por el Ayuntamiento con su secretario; comandante Maroto; funcionarios y representaciones, que ha estado muy concurrido, y ha gustado mucho por su buena organización, y por los tradicionales cánticos que a porfía cantaron jóvenes y casadas, terminando todos los días con la salve cantada por el pueblo.

          El domingo, día 14, a las nueve y media se tuvo una lucida  y bien organizada comunión general, comulgando cerca de 300 fieles; durante la comunión se cantaron preciosos cánticos eucarísticos; a las once ofició misa solemne nuestro virtuoso párroco, se cantó la misa de Pío X; una bonita plegaria a la Virgen y al final la salve por las jóvenes; y como colofón a las seis de la tarde se tuvo una magna procesión de acción de gracias por todas las calles, que se hallaban cubiertas de ramaje, yedra y flores y adornadas con colgaduras, se levantaron diez arcos colocados en diversos lugares con buen gusto.

          Colocada en andas sobre el cubo, aparecida la Virgen airosa, lucía riquísimo vestido azul con jalones de oro y preciosa corona de plata con salientes estrellas y fue sacada por los devotos Alejandro Torres, Victorio Aragón y los hermanos Doroteo y Ángel Magdaleno; iba escoltada por los entusiastas excombatientes, cabo Basilio y soldados Gaspar, Ángel, Esteban, Celedonio y Feliciano, mandados por el prestigioso comandante Maroto; portaban los cetros de la Virgen, Gregorio Magdaleno, Ángel Gómez y Sandalio Vázquez, durante el largo recorrido se relevaron muchos devotos para llevar las andas, que con frecuencia descansaban en las muchas mesas vestidas con adornos que se pusieron a su paso, ayudando a bajar y levantar las pesadas andas Pablo Magdaleno y Miguel Labrador.

          La entrada en la iglesia fue emocionante con el alegre repicar de las campanas y los incesantes vivas a la Virgen del Cubillo lanzados y vitoreados por la numerosa concurrencia de Aldeavieja, Villacastín, Blascoeles y Ojosalbos.

          Terminada la procesión se tuvo la novena y después unas emocionantes palabras de parabién y gratitud del párroco, felicitando al pueblo y concurrencia por su comportamiento; seguidamente las jóvenes y casadas cantaron los acostumbrados cánticos y por último se cantó la salve por todo el pueblo.

          El párroco, Ayuntamiento y pueblo pueden estar muy satisfechos por el comportamiento, orden y asistencia tenida en dicho acto.

El corresponsal.

          La historia no acaba aquí, el 3 de julio, “El Diario de Ávila” nos contaba su continuación y final:

Aldeavieja

          Aún no se había apagado el acrecido fervor y delirante entusiasmo del lucido y concurrido novenario de súplicas impetratorias, y la devota y magna procesión que con cariño ferviente, y sentida veneración, ofrendó y tributó sin escatimar sacrificios el devoto pueblo de Aldeavieja  a su venerada y querida Virgen del Cubillo; cuando nuestro párroco don Esteban García anunció un Tríduo en acción de gracias por haber conseguido el beneficio de la tan necesitada lluvia por mediación de la milagrosa Nuestra Señora del Cubillo, y a su vez según los deseos del Papa, para pedir por la Paz del mundo, tan deseada de todos; el cual se ha celebrado al anochecer durante los días 26, 27 y 28, habiéndose visto muy concurrido y realzado por los armoniosos y preciosos cánticos que cantaron muy bien Fernanda, Pilar, Concha, Isidra y Puri y otras virtuosas señoritas.



          El 29, después del ejercicio de la despedida a la Virgen, se llevó y trasladó en correcta y ordenada procesión a la Virgen a su venerado Santuario del Cubillo, habiéndose hecho a la salida del pueblo las tres reverenciadas y acostumbradas vueltas, cantando las jóvenes dichas las tradicionales despedidas durante el largo camino de cuatro kilómetros y medio se rezó y se cantó. A su llegada a la ermita se aclamó con entusiasmo a la Virgen y ante su altar se cantó la Salve por todo el pueblo.

          En la magna procesión del día 14 los industriales conocidos por Magdalenos quemaron y tiraron muchos cohetes en honor de la Virgen, cuyos estampidos eran entusiastamente coreados con aclamaciones y vivas a la Virgen del Cubillo.

El Corresponsal

 

          Espero que os haya entretenido.

24 de octubre de 2023

San Sebastián

 


Hoy vamos a rememorar una de las fiestas del pueblo que más han cambiado, para peor creo yo, se trata de la relativa al Patrón del mismo: San Sebastián; ahora sólo se hace la procesión con el santo y la misa en la parroquia, pero mirad cómo se celebraba en 1942, hace 81 años, según nos narra “El Diario de Ávila” en el ejemplar del 24 de enero de ese año:

 

“Siguiendo el ritmo impuesto por nuestros antepasados, el 19 de los corrientes a las cinco de la tarde dieron principio las tradicionales fiestas en honor del Patrono de esta parroquia con el anunciado repique y volteo de campanas y alegres pasodobles de gaitilla por las calles. El Ayuntamiento, bajo la dirección del alcalde, don Florencio Burguillo, asesorado por su competente secretario, don Etvino Pérez, en su buen deseo de complacer al vecindario, ha organizado los festejos a seguir tanto religiosos como profanos en honor de su Santo Patrono San Sebastián que resultaron estupendos y magníficos, como no se han conocido.

Las acostumbradas vísperas cantadas con la valiosa cooperación de don Isaías Hernández se tuvieron a las siete de la tarde. La misa de la fiesta la celebró el virtuoso párroco, estando también a su cargo el panegírico del Santo, exponiendo con claridad las gestas, virtudes y conversiones obradas por el grande y glorioso mártir defensor de la fe.

El coro de piadosas jóvenes, Fernanda, Pura, Dionisia, Matilde, Lucía y Macedonia cantó muy bien la misa coral de Pío X bajo la dirección de la muy competente e ilustrada maestra, señorita Rufina; siendo felicitadas y obsequiadas por el párroco y alcalde.

Terminada la misa, se organizó la procesión que recorrió el itinerario de costumbre, siendo sacado el Santo por las autoridades y relevados por sus muchos devotos.

Debido a la feliz iniciativa del Ayuntamiento de invitar al vecindario a un refresco después de los actos religiosos, éstos se vieron muy concurridos, dominando el elemento joven con sus vistosos y buenos trajes.

Después del refresco de pastas y vino se tuvo un animado baile de rueda de caras bonitas en la plaza mayor, distinguiéndose los animosos y joviales Teófilo Gordo y Víctor Gordo, éste de 70 años, quien entusiasmado repetía: “estos jóvenes de hoy no saben bailar”.


Amenizaron las fiestas con típicas jotas del país y otros bailes los acreditados músicos Martín y compañeros.

La gente joven se divirtió de lo lindo por las tardes y veladas sin que decayera un momento la animación. La fiesta del Patrón resultó muy bien, lucida, animosa y apacible.

El Corresponsal.”

14 de octubre de 2023

Una historia de fantasmas

 

Hace poco hablábamos en estas páginas de fantasmas; de esa época, en los años setenta, en que se contaba (y se recontaba) que un fantasma (una fantasma, decían algunos) se paseaba por las calles del pueblo, silenciosa, pálida… asustando a cuantos se cruzaban en su camino, y no por lo que hiciera, sino todo lo contrario: por lo que no hacía; la figura, erguida, oscura, no cruzaba su mirada con la tuya (si es que tenía una mirada), todo lo contrario, seguía su marcha sin verte o, por lo menos, sin querer verte; iba por las calles siguiendo una dirección, sin nada que la parase o que la estorbase… los perros se apartaban gimiendo de su camino, no osaban ladrar o enseñar los dientes, reconocían su derrota y, con el rabo entre las patas, huían hacia rincones oscuros donde no llegase la mirada de aquel ser. Los gatos, desde los tejados, se ovillaban como poseídos de un temor sobrenatural y bufaban bajito, casi sin abrir la boca, para que aquel ser no se enterase de su presencia.

Las personas que se cruzaron con ella, o con él, digamos mejor: con ello; confesaron que sintieron un frío gélido que les iba traspasando la piel hasta acomodarse en sus huesos y que sólo huyendo con la cabeza baja, apretando el paso para huir de su cercanía podían volver a sentir el calor en sus miembros.

Esta situación duró semanas, meses tal vez, con intervalos en que el “fantasma” desaparecía y, cuando el pueblo entero creía que se habían librado de él, retornaba, volvía a pasear por las oscuras calles, envuelto en una capa de misterio y miedo que se sentía hasta cuando uno estaba dentro de la casa, creyendo encontrarse al abrigo de todo mal. Su paso frente a la puerta de cualquier casa hacía que, quien se encontrara dentro, notase un hálito frío y un sentimiento de soledad, de tristeza, de…. muerte, que se adueñaba, lentamente de él y que sólo desaparecía, y no del todo, cuando aquella sombra maligna se alejaba.

Pues bien, en una de aquellas noches en que, al calor de la lumbre, la familia se reunía a cenar mientras la televisión desgranaba desganadamente las noticias del día, el cabeza de familia se paró, cuchara en mano, mientras decía:

-Recuerdo que hace muchos años, el abuelo me contó una historia parecida a lo que ahora está ocurriendo en el pueblo…

Todos pararon y se le quedaron mirando, pendientes de sus palabras…

-Entonces, en aquellos tiempos, los abuelos eran considerados como los más sabios de la familia, no en vano habían vivido más años que los demás y sus palabras eran tenidas como la verdad absoluta, así que todo lo que nos contaba era tenido muy en cuenta y no se dudaba de su autenticidad; como os decía, entonces aún no teníamos tele en el pueblo y, después de cenar, nos sentábamos todos alrededor de la lumbre a contarnos lo que nos había deparado el día y a escuchar los viejos cuentos o las extrañas historias que los mayores estaban deseando relatarnos… ¡acabemos de cenar y os contaré lo que el abuelo nos dijo!

Fue la cena más rápida del año, acabado el postre, todos se sentaron alrededor del padre, el cual, dándose importancia, pues era raro el día en que todos le prestaban tanta atención, encendió lentamente un pitillo y comenzó:

-El abuelo contaba que una noche, allá por el mes de mayo, estaba en el bar, en “Casa Pablo”, tomando la última copichuela antes de retirarse a casa, después de una dura jornada preparando la cercana siega de sus tierras…

-¿Ya te vas, Manuel?, aún es pronto, hombre, tómate otra…

-No, que ya voy tarde y se me va a enfadar la jefa…

-¡Anda este!, te tiene firmes… ¿eh?

-También estarías tú así… si tuvieras mujer.

-Y… ¿pa qué la quiero? ¿pa que no me deje ni tomar una copa?

-Yo me tomo las copas que quiero, y ya no quiero más.

-Vale, hombre, vale, no te enfades…

Manuel salió, todavía hacía fresco por las noches, y ya eran cerca de las once; se subió las solapas de la zamarra y echó a andar hacia la plaza.

Estaba muy oscuro, no había luna y la poca luz que salía por las ventanas de las casas apenas alumbraba la calle; se oía ladrar a un perro a lo lejos, hacia la Aceiterilla; al pasar por delante de la calleja que llevaba a la casa de Lucio lanzó una mirada temerosa, nunca le había gustado aquella oscuridad larga y espesa; un gato cruzó a la carrera por delante suyo y no pudo evitar un sobresalto…

-¡Vaya tontería, asustarse por un gato!

Siguió avanzando, ya estaba casi en la plaza cuando sintió pasos detrás suyo…

-Como sea el pesao de Matías, se va a enterar…

Sin pensarlo dos veces se metió en el hueco de la puerta del señor Rufino, era ancho y no le verían, así podría atisbar quien le seguía…

Un bulto oscuro se acercaba por medio de la calle, era alto, grande, caminaba muy erguido y, por su paso firme y pausado, no parecía nadie del pueblo…

Al llegar a su altura se abrió un ventanuco de una casa próxima y un poco de luz se proyectó en la cabeza de aquel ser…

-¡Dios!

Manuel se encogió sobre sí mismo con los ojos muy abiertos, todo fue muy rápido, como un fogonazo, pero lo que vio fue algo que le perseguiría el resto de su vida.

Cuando, después de un buen rato, se tranquilizó y pudo volver a ponerse en camino, le pareció que habían pasado horas y horas, un frío tremendo se había apoderado de sus huesos y apuró el paso, tanto para intentar calentarse como para llegar lo más pronto posible a su casa.

Empujó la puerta y, más que entrar, se arrojó dentro de la sala donde su familia, reunida en torno a la mesa, daba cuenta de una frugal cena.

-¡Manuel, ¿qué te pasa?!

Se sentó pesadamente en una silla mientras sus ojos recorrían como enloquecidos a los presentes; la boca abierta, de la que escapaba un hilillo de saliva, intentando articular unas palabras; sólo un buen rato después pudo balbucear:

-¡No tenía cara!

Al día siguiente todo el pueblo sabía lo que le había pasado a Manuel; bueno, es un decir, se hablaba de que un fantasma le había atacado antes de llegar a casa; de que el fantasma le había perseguido por toda la plaza; de que si era un hombre, de que si era una mujer… de que no sonreía, de que le habló sin palabras; de que Manuel había quedado mudo después de la aparición; de que Manuel estaba tan borracho que no sabía ni lo que había visto… si había visto algo, claro.

La noche siguiente el bar estaba más vacío que nunca, quizás miedo, quizás precaución, el caso es que sólo uno o dos parroquianos se apoyaban en la barra ante un vaso de tinto y los dos vivían muy cerca.

-¿Tú crees que Manuel vio algo raro o es que iba ciego?

-No, no iba ciego, no llevaba más de tres chiquitos; yo sí creo que vio algo.

-Pero…. ¡un fantasma!

-No te digo yo que fuera eso, pero algo raro sí que vio.

Pablo, apoyado en la encimera de zinc, les escuchaba caviloso…

-Hace años pasó algo parecido, me lo contó una vez mi padre; seguro que vosotros recordaréis el caso…

-¿Qué fue ello?

-Más o menos lo mismo de ahora; alguien ve algo, algo anormal, se cruza con ese algo por la calle, lo saluda, no lo conoce y cuando le mira a la cara ve… ve que no tiene cara, que es como un borrón, un manchón gris, como un dibujo borrado del que, en un momento dado, sale un sonido, un intento de decir algo, algo peor que la voz de un animal, ni siquiera un gruñido, y ese alguien echa a correr, asustado, sin mirar atrás; con un frío en el cuerpo, a pesar de que es pleno verano, que le hace pararse en una esquina, aterido, con ganas de vomitar; sudando, a la vez, como si hubiera corrido por todo el pueblo; sin aliento… y que, cuando llega a su casa, tiene la mirada perdida, la cara sin color y dice que no tiene cara… que ha visto a una persona que no tiene cara y se mete en la cama y pasa así dos o tres semanas, y el médico no le encuentra nada raro y cuando, al fin, puede levantarse… se va del pueblo, se va para no volver.

-¿Eso pasó de verdad?

-Parece un cuento de viejas…

-Pero no lo es; ese alguien era mi tío Eulogio, vosotros me habéis oído hablar de él.

Callaron los tres, en la distancia se oyó al reloj de la iglesia que daba las doce.

-Voy a echar el cierre… ¿queréis el último?

-No, déjalo, ya se hace tarde.

Pablo se encogió de hombros y acompañó a los dos vecinos hasta la puerta…

-Mañana será otro día…

-Que durmáis bien…

Apagó la luz y echó el cerrojo a la puerta; con él en la mano se quedó pensativo… recordó la noche en que su padre les contó, a su hermano Emilio y a él, la historia del tío Eulogio, tampoco les pareció muy real, sin embargo… el tío se fue, y no volvió por el pueblo… ¡nunca!; meneó la cabeza con una media sonrisa y, después de echar una mirada en derredor, se dirigió a las habitaciones de atrás, donde Victoria le estaría esperando con la cena preparada.

Se oyó aullar a los perros aquella noche, más que de costumbre; en las casas hacían como que no lo oían, se miraban unos a otros y después agachaban la cabeza ensimismados en alguna tarea personal; se fumó mucho, también, aquella noche y mucha gente que ni siquiera iba a la iglesia, pasó bastantes momentos haciéndose cruces; los gatos desaparecieron de la vista; aquel minino que se calentaba al amor de la lumbre, o que se subía a tus rodillas para adormecerse en tu regazo, no lo veías, aunque le llamases con un plato de restos de pescado o un poquito de leche recién ordeñada; hasta las vacas mugían nerviosas en los establos y las mulas se revolvían inquietas…. fue una mala noche.

Lo curioso es que durante todo el mes siguiente nadie dio cuenta de haberse encontrado con aquel vecino no deseado; al principio se entendía porque muy pocos se atrevían a salir, una vez que se ponía el sol, a la calle; pero la falta de noticias sobre “el fantasma” animó a la gente a recobrar su vida anterior; ya empezaba a hacer calor y el salir a charlar a las puertas de las casas, con la fresca, se hizo mayoritario. También las conversaciones fueron cambiando, los primeros días sólo de hablaba de la aparición, pero esto fue dejando de ser novedad, ¿a quién le importaba ya?, y así, los días pasaban y los chicos jugaban en las calles hasta que sus madres les llamaban para ir a la cama; los mayores hablaban de sus años jóvenes mientras liaban sus cigarrillos de picadura y, como toda la vida, cada uno entretenía las horas como mejor le parecía.

-Esta ronda la pago yo.

-Que sea la última.

-¡Hombre… la última…!

-Mañana hay que madrugar…

-¡Venga, Pablo, sirve esa ronda!

Fuera una hermosa luna llena pintaba luces y sombras en las calles del pueblo; las hojas de los árboles brillaban como de plata y una brisa que bajaba de la sierra refrescaba el ambiente dejando una temperatura muy agradable… un olor a mies trillada llenaba todo…y de vez en cuando, el ulular de una lechuza cortaba el aire.

Ángel bajaba por la calleja del Mediodía en dirección a la iglesia, dejando a su izquierda las eras llenas de haces de centeno y trigo y los montones ya trillados que se alzaban como pequeñas montañas y brillaban, bajo la luna, como oro.

Los cuatro caños dejaban oir la música del agua al caer, ya empezaban a ser menos caudalosos, más abajo el pilón de las vacas también sonaba con un tono más grueso; la masa pétrea de la iglesia se alzaba ante él; echó un vistazo a la veleta que le indicaba que el aire llegaba desde el Campo Azálvaro; al cobijo del Juego de Pelota se paró mientras liaba un pitillo y ahuecaba las manos para intentar encenderlo con un fósforo…

Irguió la cabeza, a la vez que soltaba el humo por la nariz, cuando se quedó quieto, helado… ante él, a menos de un metro, una sombra más oscura que las piedras de la iglesia le cortaba el paso.

-Hola, ¿qué pasó?

La sombra no respondió, sólo alzó una mano, señaló el campanario y, entonces, el reloj empezó a desgranar doce campanadas… una a una, Ángel dejó caer el cigarrillo de sus labios mientras intentaba ver, a través de la oscuridad, la identidad del que estaba frente a él; a cada campanada, aquel ser parecía que aumentaba de tamaño, no, no era eso, es que se le iba acercando y cuando sonó la última… una mano, fría como el invierno, cogió la suya y dejó en ella un papel; entonces se volvió y la luna iluminó, por un instante, su rostro: efectivamente, no tenía rostro, sólo una palidez amarillenta, pareja a la de la luna, ni boca, ni ojos, ni nariz… sólo una especie de máscara emborronada…

Ángel sintió un desfallecimiento que hizo que se le doblaran las rodillas y acabara en el suelo; desde allí vio cómo la aparición se iba alejando, lentamente, hasta perderse tras uno de los grandes olmos que crecían alrededor de la iglesia; entonces, sólo entonces, miró su mano… y la abrió… la luz de la luna iluminaba claramente el papel que tenía en ella y, al alzarla, vio lo que ponía en ella… sus ojos se abrieron, enloquecidos, y su cuerpo dejó de sostenerle.

A la mañana siguiente encontraron su cuerpo tirado al pie del muro del Juego de Pelota. Le encontraron un papel agarrado fuertemente en la mano derecha; no estaba muerto, no, sólo conmocionado; el médico diagnosticó que había sufrido una gran impresión que había causado una pérdida de conocimiento; le recetó reposo y tranquilidad; su mujer decía que por las noches musitaba: “ha llegado mi día, ha llegado mi día…”; el doctor sonrió al escuchar aquello y miró el papel que había sacado de la mano de Ángel, en él se podía leer: “ESTUDIA”…

-El muy tonto ha leído “ES TU DIA”.

Y una carcajada salió de su garganta.

El padre miró en torno suyo con una sonrisa en la cara.

-¿Pues qué os creíais? ¿Qué existía un fantasma de verdad? Fue una broma de algún gracioso que quiso jugársela al inocente de Ángel. Los fantasmas no existen.

-¡Vaya tontería!

-¿Tanto rollo para esto?

Y se fueron marchando, cabizbajos, a sus cuartos, echando una mirada ofendida a su padre que les miraba salir con cara de cachondeo.

Cuando todos se hubieron ido su cara cambió; se acercó a la pequeña estantería que había a su derecha y de una caja antigua de habanos sacó un papel; lo desdobló y leyó: “ES TU DIA” y debajo, casi ilegible, en letra muy pequeña: “morirás”.

¿Los fantasmas no existen?

18 de septiembre de 2023

Las fiestas del Cristo.

 


Se celebró, estos días pasados, la fiesta del Cristo, el otro gran día entre las celebraciones religiosas de Aldeavieja; para rememorar esto os traigo hoy dos artículos periodísticos aparecidos en “El Diario de Ávila”; el primero de ellos data del 30 de septiembre de 1953 y lo firma “un vecino”, que bien pudiera ser el párroco del pueblo en esos años: don Justino Gozalo Carretero, que fue uno de los creadores de la actual Hermandad del Santísimo Cristo de la Serenidad; en él se nos relata cómo eran los festejos en esa época, haciendo hincapié, sobre todo, en el lado religioso.

El segundo artículo está redactado, en septiembre de 1987, por el entonces párroco don Fabián Crisóstomo; éste, más literario, rememora los tiempos históricos en que se creó la primera Hermandad del Cristo, allá por el siglo XVII y se detiene en mostrar las diferencias entre aquellas celebraciones y las actuales.

Vuestro papel, una vez pasada la fiesta, es comparar; ver qué y cómo se hacen las cosas ahora y como las hicieron vuestros padres y abuelos y, sobre todo, disfrutar de ellas que, como bien decía don Fabián al acabar su artículo: “Es un día más para salir de la monotonía diaria.”.

He aquí el texto del primero:

Nuestro virtuoso sacerdote, don Justino Gozalo Carretero, ha trabajado incansablemente hasta conseguir la constitución de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Serenidad; integrada por los jóvenes de buena fe de esta localidad, que ha constituido un gran ejemplo, pues todos o casi todos los jóvenes se han asociado a esta Cofradía.

Así, profundamente emocionados de alegría, les hemos visto el día de su fiesta principal en que todos los mozos de la Cofradía, en número de 46, acudían muy de mañana a la iglesia parroquial para acercarse a recibir a Jesús Sacramentado; viéndolos después a las 10 de la mañana cómo a los acordes de una marcha interpretada por la orquesta, y en franca armonía y rebosantes de alegría, se iban reuniendo para acompañar a la Santa Misa, todos ellos con sus mejores trajes y portadores de un hermoso crucifijo sobre el pecho que pendía de un cordón de seda morada.

Después, con todo orden y humildad, se dirigen hacia la iglesia encabezando la comitiva los jóvenes y simpáticos mayordomos Mariano del Villar Vázquez y Francisco Vázquez Ortega, ambos portadores de los cetros de la Cofradía del Santísimo Cristo.

Abría marcha, tocando alegre pasacalles, la orquesta de Villacastín entre el tronar de cohetes que se difuminaban en el espacio; dirigiéndose la comitiva, primeramente, a la casa rectoral para recoger al señor cura y, seguidamente, a la iglesia donde, después de imponer solemnemente el cordón y Crucifijo a los nuevos cofrades, se celebró una solemne misa amenizada de armonio y cantada por las jóvenes de la Asociación de Hijas de María de esta localidad, terminada la cual y al salir del templo los mayordomos y cofrades fueron recibidos por una salva de aplausos y felicitaciones por parte del público que esperaba la salida a la puerta de la iglesia.

Por la tarde se celebró el santo Rosario seguido de triduo, organizando la procesión con la imagen del Santísimo Cristo de la Serenidad sobre andas portadas por los jóvenes cofrades que se disputaban por llevar un rato sobre sus hombros los banzos de la sagrada imagen del Cristo en la Cruz.

Estos simpáticos jóvenes dieron un digno ejemplo en todos sus actos que han sido brillantes y dignos de elogio, y sobre todo, con el orden y la correcta formación que demostraron en la solemne procesión de por la tarde, bailando con todo orden llenos de emoción, ante la imagen en señal de alabanza a Nuestro Divino Redentor.



Y, ahora, el del segundo:

Terminadas las fiestas de Nuestra Señora del Cubillo, se celebró el día 13 la del Santísimo Cristo de la Serenidad. Antiguamente existió una Hermandad con el mismo nombre y que se llamaba también Esclavitud del Santísimo Cristo de San Cristóbal por el hecho de estar la imagen en la ermita de San Cristóbal, que fue la primera iglesia parroquial del pueblo durante más de doscientos años. En los siglos XVII y XVIII tuvo mucha importancia la Hermandad, celebrándose su fiesta con gran solemnidad. La víspera del día 14 de septiembre se trasladaba la imagen del Santísimo Cristo desde San Cristóbal al templo parroquial de San Sebastián en donde solía estar varios días en un altar, que hacían cada año los hermanos esclavos. Ante el Santísimo Cristo se cantaba un miserere todas las tardes de su permanencia en la iglesia parroquial y durante el canto los hermanos sostenían en sus manos velas encendidas.

El día de la fiesta se confesaban y comulgaban todos los miembros de la esclavitud, según las normas establecidas en sus ordenanzas. No faltaban los refrescos, música, cohetes…

Ahora la fiesta dura un solo día. Hay misa solemne por la mañana y, por la tarde, se hace procesión por las calles del pueblo, con la hermosa imagen del Santísimo Cristo. Hacia la mitad del recorrido se hace un alto y el pueblo entero pasa a besar un crucifijo, que ofrece el cura párroco, y a la vez, todos los asistentes ofrecen limosna, que servirá para ayudar a los gastos realizados por los cofrades. Este hecho es reminiscencia de la costumbre antigua. Lo mismo se hacía en el siglo XVII.

Los mayordomos de turno invitan en sus casas a refrescos a las personas que lo desean. La fiesta es animada con música, cohetes y baile. Es un día más para salir de la monotonía diaria.

Yo, personalmente, una de las cosas que más echo de menos eran aquellos bollos de hojaldre o de manteca que se hacían en grandes cantidades en las dos panaderías del pueblo acompañados por el vasito de aguardiente o de aquel vino recio que se traía de Cebreros.