3 de agosto de 2023

Aldeavieja: los bancos de piedra.

 

Hoy vamos a ocuparnos de esos asientos de piedra que están delante de la iglesia, a ambos lados de la cruz, frente a la puerta de la misma. En una de las hileras hay ocho asientos y en la otra quedan seis. Se nota en ellos el paso del tiempo, el desgaste del granito, también que los asientos no se corresponden con los respaldos; estos están bien labrados, redondeados, mientras que los otros se ve que se han contentado con colocar unas piedras que viniesen bien con la altura o la anchura, sin igualarlos ni desbastarlos demasiado. Comprobaréis que los respaldos tienen, en la parte de los asientos, un resalte horizontal, como señalando la altura a la que debían colocarse los asientos, y que los actuales están, todos, por debajo de esa marca.

 ¿Cómo eran los asientos originales?, lo más seguro es que fuesen de piedra, tallada y alisada y que, en algún momento de la historia, se aprovecharan para convertirlos en alguno de los hermosos bancos de piedra que adornaban las puertas de las casas de la plaza o cualquiera de sus calles.

Como sabréis, alrededor de la iglesia estuvo, durante más de doscientos años, el cementerio, a él pertenecían la cruz y estos bancos; ¿cuál era su función?, pues la más evidente, servían para que la familia del difunto recibiese, sentada, los pésames y condolencias de los familiares y de los vecinos; cuando el cementerio se trasladó al lugar que hoy ocupa se dejaron allí, donde siempre estuvieron, como ornato y para esperar, más descansados, el comienzo de las liturgias.

Pero no era ese, tampoco, su origen; en principio estuvieron en la primitiva parroquia del pueblo, en la hoy ermita de San Cristóbal, y para la misma función que, al principio, tuvieron en la iglesia de San Sebastián; también allí el cementerio rodeaba la ermita y también, en ella, los deudos de los fallecidos necesitaban reposo durante los largos y pesados momentos de recibir el consuelo y el cariño de los allegados; estaban colocados a ambos lados de la puerta sur de la ermita, de cara a la sierra y al pueblo y allí, además, servían, en los días de sol del invierno, para que los vecinos se calentaran al resguardo de las paredes del templo.

Cuando se edificó la nueva parroquia, todos sabéis que se desmanteló parte de la antigua y, como dicen los entendidos, las lápidas de las tumbas pasaron a convertirse en suelo de la reciente iglesia, las maderas de la tribuna del coro sirvieron para construir la de San Sebastián y los bancos de piedra… los bancos de piedra pasaron a cumplir la misma función en el nuevo cementerio.

¿Por qué en una fila hay ocho y en la otra seis? Cuentan que, al trasladar las piedras, en varios carros, de un lugar a otro, uno de los carros rompió una de sus ruedas, debido al peso excesivo de la carga y a la vejez de la madera, los bancos cayeron, con tan mala fortuna que varios de los respaldos se quebraron por varios sitios, haciéndose inservibles; para paliar la desgracia, al volverlos a montar donde hoy están, dejaron las filas desiguales, más pequeña la que está cercana a la torre; veréis que hay medio respaldo en ella, pues se quiso poner uno de los rotos, pegado con cemento, pero el remedio no sirvió y quedó como hoy aparece: un respaldo roto; después añadieron unas piedras para cubrir el hueco dejado por las que faltaban, sin hacer nuevos respaldos.

¿Qué fecha ponemos en su fabricación?, es difícil, pero no sería muy aventurado datarlas en los siglos XIII ó XIV, allá por 1200 ó 1300.; tendrían, pues, setecientos u ochocientos años de nada.