Una de las zonas menos
conocida (o de la que se habla menos) del municipio de Aldeavieja es el Campo
Azálvaro, parece que, allende la sierra, es otro mundo y que lo que pasa allí
concierne poco o nada a los que habitan en el lado norte de la sierra; pero no
siempre esto ha sido así; el Campo Azálvaro tiene una larga y movida historia y
eso es lo que vamos a intentar contaros.
Esta extensa llanura de
pastos rodeada de montañas y regada por el río Voltoya fue, desde el tiempo de
los romanos, una zona muy apetecida por todos los pueblos que la rodean:
Villacastín, Las Navas, El Espinar. Aldeavieja, Ojos Albos, Urraca…
Ya en el año 1313, el
Arcipreste de Hita en su “Libro del Buen Amor” lo nombra, como uno de los
lugares por los que pasa Don Carnal para encontrarse con Doña Cuaresma:
El campo de
Alcudia e toda Calatrava
el campo de
Fasalvaro, en Basaín entrava,
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en tres días los anduvo, semeja que volava,
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el rosín del rabí con miedo bien andava.
Desque l’ vieron los toros, irisaron los çerros,
Los bueyes e vacas repican cencerros
Dan grandes apellidos terneras et becerros
“¡Aba aba pastores, acorrednos con los perros!”
Haciendo mención, como no, de su uso por los
pastores de los lugares cercanos a donde llevaban a pastar su ganado.
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Por los mismos años, en
el “Libro de la Montería”, escrito por encargo del rey Alfonso XI entre 1312 y
1350, como un tratado de caza, en el que se detalla qué y cómo se cazaba;
detallando los lugares mejores para cada tipo de animal; señalando los sitios
más indicados para colocarse las vocerías,
que eran los ojeadores que llevaban la caza hacia los cazadores, a los que se
denomina como armadas, se lo nombra como lugar indicado para la caza del jabalí:
La Pared de Hazalbaro, et la Mata de Aldea Vieja es todo
un monte; et es bueno de puerco en todo tiempo. Et son las vocerías por cima de
Las Cabezas que llaman de las dos Hermanas; et por la vereda que vá faza el campo de Hazalbaro. Et son las armadas
la una en la Atalaya, et la otra en el campo
de Hazalbaro, desde el Iglejuela fasta la Hoz de contra el río.
Antes hablábamos de su
uso en tiempo de los romanos y este dato viene apoyado en los vestigios
hallados en el llamado “puente de las Merinas”, cuya utilización fue muy grande
durante la Edad Media y la Edad Moderna, mientras existió la Mesta, aquella
medieval sociedad creada para ayudar a la crianza y comercialización del ganado
lanar.
El Campo Azálvaro está
regado por el río Voltoya (llamado hasta el siglo XIX como Campo Azálvaro,
igual que el paraje por donde pasa), que lo atraviesa de este a oeste y cruzado
por la Cañada Leonesa (que va de norte a sur) y por uno de los cordeles de la
Cañada Segoviana (desde El Espinar hacia el oeste)
La Mesta lo utilizaba
como lugar de reunión de los ganados de Ávila y Segovia y gracias, entre otras
cosas a esto, crecieron y se enriquecieron lugares como Villacastín,
Aldeavieja, Navas de San Antonio y El Espinar; no olvidemos a nuestro paisano
Luis García de Cerecedo que, gracias a sus ganancias con sus contrataciones de
ganado con la Corona, embelleció notablemente al pueblo, pudieron llevar al
mismo a grandes artistas como Benavente o Herrera el Mozo. Todos estos pueblos
crecieron en población, ganados y economía, creándose, a su sombra, caseríos y
aldehuelas de las que, algunas,han llegado hasta nuestros días, como Batanejos,
El Alamillo, Serones, Ciervos, Navalvillar…
Otro de los momentos
vitales en la historia del Campo Azálvaro fue el momento en que se decidió a
qué Comunidad (Ávila o Segovia) pertenecía; había una lucha feroz por estos
pastos entre las dos Comunidades, tanta que el propio rey Alfonso VII
(1126-1157) tuvo que dirimir la disputa amojonando, personalmente, la línea
divisoria entre ambas ciudades, atribuyendo Azálvaro a la Ciudad y Tierra de
Segovia; unos años después Alfonso VIII ratificó la decisión y ya en 1389,
doscientos años más tarde, se sentenció otra vez en favor de Segovia (hay que
hacer hincapié que, por esas épocas, Aldeavieja pertenecía a la Comunidad de
Segovia, afecta al Sexmo de Posaderas y no fue hasta principios del siglo XIX
en que fue atribuida a la de Ávila, con lo que el Campo Azálvaro pasó, en
parte, a pertenecer a dicha provincia).
Y, para rematar, contar
que ya en dicho siglo, el XIX, con las Desamortizaciones, todos estos
territorios, en gran parte afectos a la Corona y, por tanto, libres de
condominios, pasaron a manos de particulares, que se lo repartieron por lotes,
creando las inmensas fincas que todos conocemos, siendo sus nuevos dueños la
nobleza y los ricos burgueses; de nada sirvieron las protestas de los municipios
que, hasta entonces, se habían aprovechado de aquellas tierras para el pastoreo
de sus cabañas; si bien es cierto que se mantuvieron algunos de los derechos de
pastoreo, éstos se fueron perdiendo y con ellos los grandes rebaños que tanta
riqueza habían creado en los pueblos limítrofes, entre ellos el nuestro; se
perdieron, asimismo las cañadas y cordeles, ocupados por los particulares
colindantes y se llevaron a cabo talas incontroladas de las zonas boscosas que
aún subsistían.