Esta
historia comienza el 20 de julio de 1973,
hace 52 años, cuando en el periódico EL DIARIO DE ÁVILA apareció el
siguiente artículo:
El Boletín Oficial de
la Provincia del 14 del presente mes, inserta un edicto de la Comisaría de
Aguas del Duero abriendo un plazo de información por treinta días naturales,
sobre la petición que hace un particular para utilizar 19,20 litros por segundo
para riegos de primavera y otoño y usos deportivos, en los términos municipales
de Urraca Miguel y Aldeavieja, derivándolos de Arroyo Tuerto y río Voltoya. Este
anuncio, a la vez que nos causa alegría nos produce preocupación.
Alegría, porque es el
primer síntoma oficial de las anunciadas urbanizaciones en Campo Azalvaro, para
construir un núcleo residencial aprovechando la excelencia paisajística de la
zona; urbanizaciones que constituyen un importante y ventajoso porvenir para
nuestra provincia, tan apetecida de manera principal por los madrileños que
tienen ya como necesidad la exigencia de su segunda vivienda…
Hasta
aquí todo normal, alguien pide permiso a la Confederación del Duero para un uso
particular del agua de los ríos públicos; pero al mes siguiente aparece este
otro:
Los rumores van
“increscendo” sobre todo en el pueblo de Aldeavieja, ese pueblo que se encuentra
ya casi con el límite de la provincia de Segovia, muy cerca de Villacastín y un
poco más alejado pero sin mucha diferencia kilométrica de Ávila. En este pueblo
parece ser que hace ya tiempo se firmó la compra de unos terrenos, bastante
número de hectáreas, por lo que tenemos entendido, para la construcción por una
conocida casa constructora, por un hombre de inigualables características en
todo este conglomerado que es la construcción, de una zona residencial capaz de
albergar a más de treinta mil habitantes, lo que significaría un gran desahogo
para la capital de España. Todo esto naturalmente son rumores que ya hace
tiempo circulaban por nuestra capital. ¿Será verdad todo esto? El tiempo nos lo
dirá.
Pero
la tensión sigue y no mucho más tarde, el 3 de septiembre, se incide, desde el
mismo periódico en la noticia, dando ahora muchos más detalles:
El sábado se detuvo a
la puerta de la Redacción de EL DIARIO DE AVILA un coche imponente del que
descendieron dos caballeros, cada uno con su carpeta bajo el brazo. La
curiosidad profesional nos hizo indagar su destino cuando les vimos entrar en
esta casa; pero ni bajaron a nuestros despachos, ni entraron en la Caja de
Ahorros, sino que, tomando el ascensor, penetraron en la Delegación del
Ministerio de la Vivienda que está en la tercera planta. Seguimos curioseando y
nos enteramos de que los visitantes eran don José Banús y el secretario del
Ayuntamiento de Aldeavieja.
Dan
nombres, nombran lugares, especifican el lugar y se lanzan en picado sobre la
noticia:
No hace falta saber más
que deducir que su visita estaba relacionada con los rumores –de que ya nos
hemos hecho eco anteriormente en esta sección- acerca de la construcción de una
ciudad residencial, satélite de Madrid, que convertirá, durante la decena de
los ochenta, al simpático y modesto pueblo de Aldeavieja, en una urbe de cien
mil habitantes, y no de unos treinta mil como dijimos en la anterior noticia
que lanzamos, y que conste que no ponemos ningún cero de más.
Los rumores corrieron
hace ya tiempo por nuestra ciudad y por parte de la provincia. Después, estos
rumores pasaron a tener confirmación, si no oficial, por lo menos oficiosa.
Ahora ya es del dominio público.
Es difícil ocultar un
proyecto cuando la capital es pequeña. Por eso, a nosotros no nos costó mucho
averiguar algunos pormenores que nos revelaron que nos hallábamos ante algo de
extraordinaria importancia. Pero nada mejor, para hacer una información veraz
de todo lo que se está llevando a cabo y de los proyectos que a más largo plazo
se tienen, que visitar el pueblo donde, dentro de no muchos años estará ubicada
esa gran zona residencial que don Juan Banús, y no José, como algunos han
dicho, tiene entre manos.
Esto
es como el cuento de la lechera o como aquella película entrañable de los años
cincuenta: “Bienvenido Mr. Marshall”, van a venir los “americanos” y nos van a
hacer de oro; pero seguimos:
Casi a veinticinco
kilómetros de la capital por la carretera de Madrid se encuentra, como es
sabido, el pueblo abulense de Aldeavieja. No hace todavía tres meses que a este
pueblo se le conocía solamente por el frío y la nieve que le caracteriza en los
duros inviernos: todo automovilista temía verdaderamente el paso por este
pueblo; las ráfagas de viento en invierno son muy fuertes. Ahora, ya, esto se
ha olvidado o, por lo menos, se ha relegado a un segundo término. Ahora, este
pueblo de Aldeavieja es famoso, Aldeavieja ya se la conoce por la villa de la
zona residencial “Banús”.
Aquí estuvimos
nosotros. Lumbreras con su cámara al hombro dispuesto a “tirar” sus placas en
todo lo noticiable que surgiera; un servidor con su block y su bolígrafo
también presto a tomar nota de la información que los vecinos quisiesen darnos
y la que por nuestra parte recogiésemos.
GRATA ACOGIDA.
La impresión que pude
percibir, al hablar con varias personas, fue muy satisfactoria. Los
agricultores, los ganaderos, las mujeres y los niños, todos veían con muy
buenos ojos esta realización. Cosa lógica por cuanto que, ni los agricultores
ni los ganaderos y, por consiguiente, los demás habitantes del pueblo, no
pueden estar muy contentos con las tierras que les ha tocado en suerte. En fin,
las tierras no son productivas, son campos casi sin ningún acicate, es una zona
pedregosa. Si esto va en perjuicio de la ganadería no digamos ya de la
agricultura. Sin embargo, la gente no se muere de hambre, pero, en honor a la
verdad, hay que decir que solamente les da para ir tirando mal que bien. Es
natural, por consiguiente, que este proyecto de una zona residencial, sea una
luz para sus problemas. Las fincas, en la mayoría de los casos, se han vendido;
los hombres esperan que de esta urbanización puedan sacar “tajada”, como
vulgarmente se dice. Allí, de seguro, encontrarán trabajo, en un principio,
para su construcción y después, una vez realizada esta inmensa obra, para su
mantenimiento. Por tanto, puede señalarse que trabajo para estas gentes aldeanas
no faltará. Además está la promesa que el señor Banús, en los innumerables
viajes que ha realizado a Aldeavieja, les hizo: nadie se quedará sin trabajo
siempre que quiera trabajar.
Y, sin embargo, pudimos
constatar que así como hay personas favorables a este y estos son la mayoría por
no decir todos, también existe algún grupo que no les sienta bien eso de vender
tierras. Hay sus grupitos partidarios de no acceder a esa venta de sus fincas,
y sin embargo, estas fincas que los de la “oposición” tienen, no las utilizan
porque no suelen vivir en Aldeavieja. Se marcharon de allí porque sus tierras
no eran productivas y ahora han vuelto para ver qué es lo que pasa y quieren
convencer a los que verdaderamente viven y sueñan con las tierras de este
pueblo, que son productivas y que no se las deben vender al precio estipulado.
En resumen, hay, como en todos los lados, sus “tiquimiquis”, sus rencillas y
cada uno pone sobre el tapete y sobre la barra de la cantina o tasca sus puntos
de vista sobre el problema, la conveniencia o no conveniencia de vender para
que este pueblo se convierta en una hermosa zona residencial.
TRESCIENTAS HECTAREAS
COMPRADAS.
Aldeavieja se encuentra
situada en la margen izquierda de la carretera, poco antes de llegar al límite
de la provincia con la de Segovia. Pero, desde donde mejor se ve, y uno se da
más cuenta de donde irá ubicada la zona residencial, es cogiendo el camino de
tierra que nos lleva a la ermita de la Virgen del Cubillo, una ermita situada a
tres kilómetros de Aldeavieja, donde todavía, al igual que en otros muchos
pueblos y aldeas, se siguen celebrando romerías en honor a la Virgen que lleva
su nombre. La ermita de la Virgen del Cubillo está como escondida, al fondo del
camino, en medio, entre los montes, a su izquierda, y una zona totalmente
pedregosa a su derecha. Desde aquí, desde su pórtico se puede contemplar el
amplísimo terreno propiedad de don Juan Banús. Tanto los montes situados a la
izquierda como la tierra pedregosa serán los sitios para la construcción de esta
zona desde la dehesa de los “Alijares” a la ermita. Don Juan Banús, según los
comentarios de personas acreditadas y los del pueblo, lleva compradas
trescientas hectáreas de terreno, que, por un cálculo fácil, podemos averiguar
que, si ha pagado veinticinco mil pesetas por hectárea, son siete millones y
medio de pesetas las que ha invertido hasta este momento.
La extensión de terreno
comprada llega y coge parte de los Puertos de Cruz de Hierro y de la Lancha,
beneficiando, indudablemente, porque los coge dentro de su radio de acción, a
cuatro términos municipales que se verán sorprendentemente transformados desde
el comienzo de las obras. Estos cuatro términos municipales son los de Urraca
Miguel, Ojos Albos, Aldeavieja por supuesto y Mediana de Voltoya. Por tanto,
podemos decir que la zona de ubicación está entre la carretera que conduce a la
ermita de la Virgen del Cubillo y la carretera de Ávila-El Espinar.
Como dato curioso,
tenemos que no son cien mil habitantes los que albergará esta zona, como
también en un principio se dijo, sino sesenta mil; será una ciudad de
descongestión de la capital de España; ahora bien, si de verdad se llega a
realizar el proyecto del señor Banús, con chalets, casi palacios, que costarán
alrededor de diez millones de pesetas, ¿ustedes creen que esta zona residencial
que, por otra parte, se denominará y en esto está de acuerdo la empresa
“Urbanización de la Virgen del Cubillo” se podrá llenar o, por lo menos,
sufragar los gastos que se van a realizar? Mi opinión particular es que lo veo
harto difícil, pero todo puede suceder. También creo que se podría reducir el
costo de los chalets o apartamentos y entonces sí sería una ciudad-dormitorio
de Madrid, que es, al fin de cuentas, lo que se pretende.
POSIBLE PANTANO
Por último, uno de los
más grandes problemas con que los lugareños y la empresa del señor Banús se han
encontrado es el agua. Difícil problema este del agua. Lo que siempre pasa
cuando alguien quiere traer algo: falta agua. Y, sin embargo, parece ser que,
en esta ocasión, se tiene un muy buen proyecto: la construcción de un pantano
con las aguas del río Voltoya que pasan por estos lugares. El Pantano estaría
ubicado en el puente de Calicanto en la misma carretera de Madrid, sería de
tres kilómetros con una capacidad de cinco millones y medio de metros cúbicos.
Antes, al parecer, se realizarán sondeos en busca de agua en Aldeavieja porque
se tiene alguna posibilidad de que en el subsuelo existan corrientes de agua
que pudieran solucionar este grave contratiempo. En principio, se tiene pensado
el bombear y sondear a unos trescientos metros de profundidad, pero sea una u
otra cosa la que se lleve a cabo, lo que sí se tiene la seguridad es que el depósito
de distribución estará situado en el Puerto de la Cruz de Hierro, en una
altitud aproximada a los mil seiscientos cincuenta metros. Todos estos bombeos
y pruebas que se realizarán en un tiempo todavía sin determinar, costarán la
bonita suma de doscientos cincuenta millones de pesetas, lo que da una somera
idea de la amplitud y ambición del proyecto que se tiene entre manos.
Se
nota que el periodista da la noticia como algo seguro: se va a crear una
ciudad-dormitorio en la provincia y va a ser la fortuna de los vecinos de
Aldeavieja, pero, a la vez, se le nota un punto de inseguridad, un no sé qué
que le impide echar las campanas al vuelo; pero no acaban ahí las buenas
noticias; en abril del año siguiente aparece en el Boletín de la Provincia la
petición, por parte de Banús, del permiso para construir una presa en el río
Voltoya:
“Banús Hermanos, S.A….
solicita la autorización correspondiente para la concesión de un
aprovechamiento de 280 litros de aguas por segundo, derivadas del río Voltoya…
con destino al abastecimiento del complejo urbanístico Nuestra Señora del
Cubillo, en Aldeavieja (Ávila).
Las obras que comprende
el proyecto son las siguientes:
Construcción de una
presa de embalse, tipo escollera, con pantalla impermeable de hormigón armado,
con una altura de 31 metros sobre el cauce y 34 metros sobre cimientos… La
capacidad máxima del embalse es de 4.685.800 metros cúbicos…”
El
tiempo se detiene, las obras no se inician, sólo la forestación de las parcelas
compradas en el término de Aldeavieja señalan que algo hace “el tío Banús”; en
1979, el Boletín Oficial de la Provincia deniega a “Banús Hermanos S.A.” la
utilización, temporal, de las aguas del río Voltoya, con lo que el proyecto de
la mega-urbanización muere; esa temporalidad se hace eterna en el momento en que
se crea el pantano de Serones para el abastecimiento de aguas a la capital
abulense.
Pero
no hay mal que por bien no venga, que dice el dicho, gracias a aquella compra de terrenos hoy
Aldeavieja ofrece una zona arbolada como nunca sospechó que tendría y que sólo,
los más viejos, habían oído hablar de ella; aún recuerdo a mi abuelo hablar de
cuando la sierra estaba llena de los tocones de los árboles que se habían
talado en ella.



