9 de agosto de 2016

Leyendas de Aldeavieja: ¡Tesoros...!

          Hoy os voy a comentar un libro que he encontrado en mis investigaciones, lleva por título “Registro y relación general de minas de la corona de Castilla”, escrito por don Tomás González y publicado en Madrid en el año de 1832.


          Hasta aquí, esto no tiene la mayor importancia y hasta puede parecer que carece de todo interés en esta sección en que contamos cosas curiosas de nuestro pueblo; pero, y siempre hay un pero, en la misma portada del libro se dice:
Comprende: Los registros, relaciones y despachos sobre el hallazgo, administración, labor y beneficio de minas en que no se expresan los pueblos ni sitios en que se hallaban, y varios privilegios concedidos á inventores de máquinas é ingenios para las artes mecánicas.
Item: Una relación y varios despachos tocantes al descubrimiento y provecho de varios tesoros.
          Estas líneas llamaron poderosamente mi atención, pues todos hemos oído hablar de tesoros escondidos y, de niños, hemos soñado con encontrarnos uno de esos fabulosos montones de riquezas, con joyas, doblones de oro, espadas de plata, coronas… que tanto han alimentado, y alimentan, sueños y deseos; encontrar un tesoro escondido por piratas, bandoleros, los romanos o por los moros (como se cuenta en miles de leyendas) es, siempre, una quimera improbable… pero posible.
          Como decía, esas líneas me indujeron a adentrarme en el libro, y buscando, llegué a un capítulo que decía:
Tesoros.
Desde el año de 1589 hasta el de 1701, a petición de varios interesados, se expidieron las competentes Reales Cédulas para descubrir algunos tesoros que tenían noticia hallarse ocultos en diversos puntos del reino; cuya relación, con expresión de los pueblos y sitios de algunos de ellos, es en la forma siguiente.
          Y, efectivamente, seguía una relación alfabética de pueblos en los que se tenía constancia de la existencia (o, por lo menos, alguien lo había creído así) de tesoros ocultos.
          Leyendo aquella relación, llegué, lógicamente a un punto que decía: en Aldeavieja…
          Al llegar aquí no pude menos que ponerme otra vez mi traje de los diez años y comenzar a viajar por un sueño en el que todo era posible; ¿en Aldeavieja había tesoros ocultos? ¿dónde? ¿se habrían encontrado? ¿estarían todavía allí?, ¿y, si es así, se podrían encontrar?; esas son las preguntas que me hice y a las que sólo hay una forma de contestar: “quien sabe…”
          Este es el párrafo que, en dicho libro, se refiere a los tesoros “situados” en Aldeavieja, para cuya localización y búsqueda, se pidieron los permisos legales pertinentes y que, ¿quién sabe?. Alguno puede continuar allí… si es que alguna vez lo estuvo.
En Aldeavieja, jurisdicción de Segovia, en el campo Azálbaro; en el prado del Lanchar, bajo el prado de las Moratas; en la Olla, cerca de una fuente; dentro del lugar, en la fuente de abajo; junto al Trampal; en la bajada del pueblo al Muladar Alto; en la dehesa y cerca de la fuente del Alamillo; en Cañada la Calera; en el arroyo del Sapo; junto al río del Campo; en las Alcobas; en la fuente de la Sierpe; en la de la Campana; junto a la ermita de San Miguel de Cardeña; y últimamente en la de San Juan del Berrocal.



          Como se puede observar, no hay ni uno ni dos, sino que habla de quince puntos, en el término del pueblo, en donde alguien supuso que se podría encontrar un tesoro oculto. Aunque los nombres de los lugares cambian, a veces mucho, con el paso de los años, todavía hay unos cuantos que se pueden identificar fácilmente: el campo Azálvaro, la Olla, el Alamillo, las ermitas de San Miguel de Cardeña y San Juan del Berrocal, son lugares que se siguen llamando de la misma manera.
          La fuente de abajo es la “fuente cornera”, de la que ya hemos hablado en otro momento; el prado del Lanchar seguramente está en Las Lanchas; pero hay otros sitios, como el arroyo del Sapo o la fuente de la Sierpe que son más difíciles de localizar.
          ¿Os animáis?; si os decidís a hacer alguna prospección, no os olvidéis de volver a tapar el hoyo que hayáis hecho, y si hay algo: ¡enhorabuena!.

          ¡Suerte!

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