13 de octubre de 2015

Aldeavieja: la Prehistoria.

La Prehistoria.

          Los orígenes de Aldeavieja hay que remontarlos, como mínimo, a la segunda Edad del Hierro, alrededor del 250 antes de Cristo; el desconocimiento actual de importantes vestigios arqueológicos no es una prueba irrefutable de que no hubiera, en esa época, una población estable; los estudios y excavaciones llevadas a cabo en la zona nos muestran una riqueza de asentamientos que permiten asegurar, sin lugar a dudas, que nuestro pueblo ya existía en esa época.
          El castro celta de Peña Mingubela, en el término de Ojos Albos; el dolmen de Bernuy, utilizado desde el 3.500 al 1.400 a. de C.; así como el túmulo de los Tiesos, en Mediana de Voltoya, de la misma época que el anterior (Edad del Bronce); son ejemplos de la actividad que ya en esa época remota había por los alrededores, por no hablar del cercano castro de Cardeñosa, cerca del pueblo del mismo nombre, y que es uno de los ejemplos más característicos de la cultura vettona en España.
          Toda esta región, rica en agua y pastos, con abundante piedra y bosques para construir y fabricar herramientas; fácilmente defendible por sus numerosas alturas y en una zona geográfica estratégica, en una posición desde la que se divisa y vigila la meseta castellana y en un punto de paso de la sierra, el puerto de la Cruz de Hierro, que les une a las fértiles llanuras del Campo Azálvaro y, desde allí, a la meseta sur, es ideal para formar un asentamiento con grandes posibilidades de éxito.
          La localización actual es, claramente, una adaptación realizada a través de los siglos hasta encontrar el punto óptimo de la zona: protegido de los vientos del norte por los cerros de La Barrera y de San Cristóbal. Pero su cuna hay que situarla, más bien, a los pies de la ermita de san Cristóbal y junto al arroyo Tijera; el primero le proporcionaba la seguridad y la protección tanto de los elementos como de los enemigos y el segundo le surtía del agua necesaria para sus necesidades, este arroyo, hoy poca cosa, se alimenta de las aguas que vienen de la sierra y nunca se ha secado, ni en los más duros veranos; San Cristóbal, primero, atalaya para vigilar el ganado y avisar de la presencia de enemigos; luego, punto de observación romano para controlar la zona y vigilar la calzada que corría a sus pies (sobre el antiguo camino hacia Villacastín); más tarde, con la repoblación del siglo XI, iglesia románica semi fortificada a cuyo alrededor creció un caserío hasta su paulatino abandono y traslado hacia una zona más cómoda cuando los tiempos se volvieron más pacíficos.

               Ahora vamos a ver una pequeña descripción de estos lugares pre-históricos ubicados en las cercanías de Aldeavieja.



El castro de peña Mingubela.
Se encuentra en el cerro del mismo nombre, en el término de Ojos-Albos, provincia de Ávila. Se puede acceder al lugar desde un camino que sale de la calle Procesión, una de las últimas del pueblo. Por dicho camino hay que recorrer dos o tres kilómetros, cruzar un río que no entraña dificultad y subir una ladera no muy escarpada que tiene un camino que facilita el acceso al castro pero no a las pinturas existentes en la base del cerro, que están en el lado izquierdo del camino.
Se trata de un castro vettón, habitado con casi toda seguridad en la segunda mitad de la Edad de Hierro. Según Álvarez Sanchís en su tesis Los Vettones dicho poblado estaría habitado por entre 200 y 800 personas.
Se encuentra enclavado en el punto más alto del cerro, junto a unos riscos de unos 20 metros. Compuesto por, al menos, dos recintos amurallados; si bien, dentro del primer recinto se eleva un risco con un solo acceso, en uno de los extremos de este acceso se vislumbra lo que podrían ser los restos de otro muro. El segundo recinto posiblemente no se encontraba cerrado.
Para acceder del segundo recinto al primero hay que pasar por lo que pudo ser una puerta de corredor. A lo largo del recinto amurallado, la acumulación de piedra, da a imaginar la existencia de torreones de vigilancia. En el castro solo se puede distinguir con claridad lo que fueron los muros de las fortificaciones.
El estado de las murallas es ruinoso, llegando en algunos puntos a encontrar solo vestigios. Respecto al resto de construcciones, se encuentran restos tanto dentro como fuera de los recintos amurallados.
Bajo el poblado se encuentran unas pinturas rupestres, también de la II Edad del Hierro, en su gran mayoría en buen estado de conservación.



Dolmen de Bernuy (Prado de las Cruces).
Es conocido desde 1987 y en la actualidad es el único documentado en Ávila y el monumento más antiguo de la provincia, datando previsiblemente su construcción en el IV milenio a C.
Los dólmenes fueron tumbas monumentales utilizadas de forma continuada a lo largo de los tiempos desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce, es decir desde el IV milenio hasta finales del II milenio. Dentro de los distintos tipos de dólmenes que aparecen en España el del Prado de las Cruces corresponde al tipo llamado Dolmen de Corredor, que es el tipo más común en la meseta norte.
Fue construido con granito local, abundante en el entorno. Consta de tres partes: cámara, corredor y túmulo.
La cámara es de forma aproximadamente circular, con un diámetro en torno a los 3,5 metros,  construida con grandes lajas rectangulares en posición vertical, apoyadas unas en las otras y todas ellas sujetas por las piedras que componen la base del túmulo que las rodea. En la cámara se llevaban a cabo los enterramientos.
El corredor cumplía la función de acceso a la cámara; este corredor, que mide 4,30 m. estaba orientado hacia el sol naciente, característica general de los dólmenes de la meseta. A causa del expolio de materia prima que ha sufrido el dolmen, el lado izquierdo desapareció. Está reconstruido con piedras diferentes para no desvirtuar el original.
El túmulo engloba a la cámara y al corredor. El túmulo consiste en un abultamiento aproximadamente circular de unos 22 m. de diámetro, cuya finalidad parece que consistía en dar monumentalidad a la construcción y servir a la vez de sustentante a las lajas que componen la cámara y el corredor. La excavación del túmulo mostró como fue construido con gran cuidado y con un considerable esfuerzo humano de selección y acarreo de lajas.
 Se calcula que fueron empleadas 250 toneladas métricas de piedra que serian recogidas de las inmediaciones del dolmen.
  En este dolmen, como en la gran mayoría de los de la meseta norte, se produce una intensa utilización a juzgar por los ajuares depositados junto a los cadáveres, que consistían fundamentalmente en recipientes cerámicos, armas (puntas de flecha en su mayoría) o adornos, sobre todo cuentas de collar, algunas fabricadas en piedras de color verde, llamadas variscitas, que habrían llegado a estas tierras desde la provincia de Zamora por medio de un comercio bien organizado para una época tan antigua.



Túmulo de Los Tiesos
Los Tiesos es un túmulo prehistórico que se encuentra en la cuenca del río Voltoya, cerca de la localidad de Mediana de Voltoya, comarca de Campo Azálvaro.
Descubierto en 1997, no fue investigado hasta 2001 y restaurado un año más tarde. Se encuentra sobre un alto próximo al arroyo de la Mediana o Ciervos, lo que le daba carácter de hito para ser visto. Durante la época postmedieval fue saqueado por buscadores de tesoros que alteraron la cámara y se llevaron las ofrendas y ajuares en ella depositados. Basándose en los objetos que han quedado, los investigadores datan el túmulo y su uso entre los años 3500 a. C. y 1400 a. C., es decir, del Neolítico a la Edad del Bronce.
Este conjunto se compone de una cámara central, seguramente circular, compuesta de lajas de pizarra colocadas verticalmente, donde se llevaban a cabo las ofrendas y los enterramientos. Tapando la cámara y rodeándola se encuentra un túmulo de piedras y tierra que le confería grandeza y singularidad.

Como muchos otros, su función no fue tan sólo funeraria sino que también servía como hito o mojón relacionado con la propiedad de las tierras, su uso y el control de las vías pecuarias. En el caso del túmulo de Los Tiesos es posible que marcara la separación entre pastos de las poblaciones prehistóricas que frecuentaban las tierras de Campo Azálvaro con sus ganados de manera estacional.


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