La Prehistoria.
Los orígenes de Aldeavieja hay que
remontarlos, como mínimo, a la segunda Edad del Hierro, alrededor del 250 antes
de Cristo; el desconocimiento actual de importantes vestigios arqueológicos no es
una prueba irrefutable de que no hubiera, en esa época, una población estable;
los estudios y excavaciones llevadas a cabo en la zona nos muestran una riqueza
de asentamientos que permiten asegurar, sin lugar a dudas, que nuestro pueblo
ya existía en esa época.
El castro celta de Peña Mingubela, en
el término de Ojos Albos; el dolmen de Bernuy, utilizado desde el 3.500 al
1.400 a. de C.; así como el túmulo de los Tiesos, en Mediana de Voltoya, de la
misma época que el anterior (Edad del Bronce); son ejemplos de la actividad que
ya en esa época remota había por los alrededores, por no hablar del cercano
castro de Cardeñosa, cerca del pueblo del mismo nombre, y que es uno de los
ejemplos más característicos de la cultura vettona en España.
Toda esta región, rica en agua y pastos, con
abundante piedra y bosques para construir y fabricar herramientas; fácilmente
defendible por sus numerosas alturas y en una zona geográfica estratégica, en
una posición desde la que se divisa y vigila la meseta castellana y en un punto
de paso de la sierra, el puerto de la Cruz de Hierro, que les une a las
fértiles llanuras del Campo Azálvaro y, desde allí, a la meseta sur, es ideal
para formar un asentamiento con grandes posibilidades de éxito.
La localización actual es,
claramente, una adaptación realizada a través de los siglos hasta encontrar el
punto óptimo de la zona: protegido de los vientos del norte por los cerros de
La Barrera y de San Cristóbal. Pero su cuna hay que situarla, más bien, a los
pies de la ermita de san Cristóbal y junto al arroyo Tijera; el primero le
proporcionaba la seguridad y la protección tanto de los elementos como de los
enemigos y el segundo le surtía del agua necesaria para sus necesidades, este
arroyo, hoy poca cosa, se alimenta de las aguas que vienen de la sierra y nunca
se ha secado, ni en los más duros veranos; San Cristóbal, primero, atalaya para
vigilar el ganado y avisar de la presencia de enemigos; luego, punto de
observación romano para controlar la zona y vigilar la calzada que corría a sus
pies (sobre el antiguo camino hacia Villacastín); más tarde, con la repoblación
del siglo XI, iglesia románica semi fortificada a cuyo alrededor creció un
caserío hasta su paulatino abandono y traslado hacia una zona más cómoda cuando
los tiempos se volvieron más pacíficos.
Ahora vamos a ver una pequeña descripción de estos lugares pre-históricos ubicados en las cercanías de Aldeavieja.
El
castro de peña Mingubela.
Se
encuentra en el cerro del mismo nombre, en el término de Ojos-Albos, provincia
de Ávila. Se puede acceder al lugar desde un camino que sale de la calle
Procesión, una de las últimas del pueblo. Por dicho camino hay que recorrer dos
o tres kilómetros, cruzar un río que no entraña dificultad y subir una ladera
no muy escarpada que tiene un camino que facilita el acceso al castro pero no a
las pinturas existentes en la base del cerro, que están en el lado izquierdo
del camino.
Se
trata de un castro vettón, habitado con casi toda seguridad en la segunda mitad
de la Edad de Hierro. Según Álvarez Sanchís en su tesis Los Vettones dicho
poblado estaría habitado por entre 200 y 800 personas.
Se
encuentra enclavado en el punto más alto del cerro, junto a unos riscos de unos
20 metros. Compuesto por, al menos, dos recintos amurallados; si bien, dentro
del primer recinto se eleva un risco con un solo acceso, en uno de los extremos
de este acceso se vislumbra lo que podrían ser los restos de otro muro. El
segundo recinto posiblemente no se encontraba cerrado.
Para
acceder del segundo recinto al primero hay que pasar por lo que pudo ser una
puerta de corredor. A lo largo del recinto amurallado, la acumulación de
piedra, da a imaginar la existencia de torreones de vigilancia. En el castro
solo se puede distinguir con claridad lo que fueron los muros de las
fortificaciones.
El
estado de las murallas es ruinoso, llegando en algunos puntos a encontrar solo
vestigios. Respecto al resto de construcciones, se encuentran restos tanto
dentro como fuera de los recintos amurallados.
Bajo
el poblado se encuentran unas pinturas rupestres, también de la II Edad del
Hierro, en su gran mayoría en buen estado de conservación.
Dolmen
de Bernuy (Prado de las Cruces).
Es
conocido desde 1987 y en la actualidad es el único documentado en Ávila y el
monumento más antiguo de la provincia, datando previsiblemente su construcción
en el IV milenio a C.
Los
dólmenes fueron tumbas monumentales utilizadas de forma continuada a lo largo
de los tiempos desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce, es decir
desde el IV milenio hasta finales del II milenio. Dentro de los distintos tipos
de dólmenes que aparecen en España el del Prado de las Cruces corresponde al
tipo llamado Dolmen de Corredor, que es el tipo más común en la meseta norte.
Fue
construido con granito local, abundante en el entorno. Consta de tres partes:
cámara, corredor y túmulo.
La
cámara es de forma aproximadamente circular, con un diámetro en torno a los 3,5
metros, construida con grandes lajas
rectangulares en posición vertical, apoyadas unas en las otras y todas ellas
sujetas por las piedras que componen la base del túmulo que las rodea. En la
cámara se llevaban a cabo los enterramientos.
El
corredor cumplía la función de acceso a la cámara; este corredor, que mide 4,30
m. estaba orientado hacia el sol naciente, característica general de los
dólmenes de la meseta. A causa del expolio de materia prima que ha sufrido el
dolmen, el lado izquierdo desapareció. Está reconstruido con piedras diferentes
para no desvirtuar el original.
El túmulo engloba a la cámara y al corredor. El túmulo consiste en un abultamiento aproximadamente circular de unos 22 m. de diámetro, cuya finalidad parece que consistía en dar monumentalidad a la construcción y servir a la vez de sustentante a las lajas que componen la cámara y el corredor. La excavación del túmulo mostró como fue construido con gran cuidado y con un considerable esfuerzo humano de selección y acarreo de lajas.
El túmulo engloba a la cámara y al corredor. El túmulo consiste en un abultamiento aproximadamente circular de unos 22 m. de diámetro, cuya finalidad parece que consistía en dar monumentalidad a la construcción y servir a la vez de sustentante a las lajas que componen la cámara y el corredor. La excavación del túmulo mostró como fue construido con gran cuidado y con un considerable esfuerzo humano de selección y acarreo de lajas.
Se
calcula que fueron empleadas 250 toneladas métricas de piedra que serian
recogidas de las inmediaciones del dolmen.
En este dolmen, como en la gran mayoría de los de la meseta norte, se produce
una intensa utilización a juzgar por los ajuares depositados junto a los
cadáveres, que consistían fundamentalmente en recipientes cerámicos, armas
(puntas de flecha en su mayoría) o adornos, sobre todo cuentas de collar,
algunas fabricadas en piedras de color verde, llamadas variscitas, que habrían
llegado a estas tierras desde la provincia de Zamora por medio de un comercio
bien organizado para una época tan antigua.
Túmulo
de Los Tiesos
Los
Tiesos es un túmulo
prehistórico que se encuentra en la cuenca del río
Voltoya, cerca de la localidad
de Mediana de Voltoya, comarca de Campo Azálvaro.
Descubierto
en 1997, no fue investigado hasta 2001 y restaurado un año más tarde. Se
encuentra sobre un alto próximo al arroyo de la Mediana o Ciervos, lo que le
daba carácter de hito para ser visto. Durante la época postmedieval fue
saqueado por buscadores de tesoros que alteraron la cámara y se llevaron las
ofrendas y ajuares en ella depositados. Basándose en los objetos que han
quedado, los investigadores datan el túmulo y su uso entre los años 3500 a. C.
y 1400 a. C., es decir, del Neolítico a la Edad
del Bronce.
Este
conjunto se compone de una cámara central, seguramente circular, compuesta de
lajas de pizarra colocadas verticalmente, donde se llevaban a cabo las ofrendas
y los enterramientos. Tapando la cámara y rodeándola se encuentra un túmulo de
piedras y tierra que le confería grandeza y singularidad.
Como
muchos otros, su función no fue tan sólo funeraria sino que también servía como
hito o mojón relacionado con la propiedad de las tierras, su uso y el control
de las vías pecuarias. En el caso del túmulo de Los Tiesos es posible que
marcara la separación entre pastos de las poblaciones prehistóricas que
frecuentaban las tierras de Campo Azálvaro con sus ganados de manera
estacional.
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