12 de enero de 2025

O

 


 

     Si la o no existiese, ¿qué podría pasar?. Esta pregunta ha invadido mi mente en los últimos siete años y aún no he encontrado una respuesta satisfactoria. Si la o desapareciese...

     He hablado del tema con lingüistas de fama internacional, pero todos ellos me han tomado por loco, me han explicado que una desaparición tal es científicamente imposible, que las letras no desaparecen porque son un producto vital para la comunicación humana, que las vocales, entre las que se encuentra la o, proceden y preceden a todo conocimiento humano, que su desaparición sería algo así como la desaparición de la vida, que lo mejor que podía hacer era dedicarme a componer versos y que dejara de preocuparme de esas cosas absurdas.

     No sé, puede que tengan razón, que no haya por qué preocuparme, pero hay un algo que me dice que la o es un elemento llamado a una próxima desaparición, que la o será algún día algo así como un dinosaurio, un ser monstruoso, sólo existente en épocas pretéritas y del que sólo se tiene memoria a través de elementos dispares e incompletos.

     Y, la verdad, me asusta un poco que la o pueda desaparecer un día, la o es bonita, es un poco como el “Huevo de Colón”, pero en un sentido más elegante, el mismo Colón no habría existido si no fuera por la o, ¿se imaginan ustedes?, el descubridor de América se llamaría Calán, Celén, Culún, Cilín, o una de sus múltiples variaciones, y ya todo dejaría de ser lo mismo, América dejaría de tener ese encanto que Colón le ha dado por el simple hecho de tener dos oes en su nombre.

     Y el mundo, ya no existiría el mundo, sería el munda, el munde, el mundi, el mundu, dejaríamos de vivir en este maravilloso planeta, el mundo no sería y la redondez de la tierra se convertiría en una u abierta por donde podría escaparse todo el agua de que se alimentan nuestros océanos. Sólo el pensarlo me pone los pelos de punta; y así, ¿cómo voy a dejar de pensar en un asunto que compromete nuestra seguridad, nuestra propia vida? Yo creo que las naciones debieran dedicar parte de sus presupuestos nacionales al problema de la desaparición de la o, pues la o es una cosa frágil, un algo débil, ¿se dan cuenta? Una simple goma de borrar puede dar al traste con los sueños que hemos elaborado durante siglos los hombres, una simple goma de borrar...

     Nuestro cuerpo sin la o sería un ser monstruoso, inacabado, los hombres huiríamos los unos de los otros llenos de un temor ciertamente comprensible, como cuando nos hallamos ante un fenómeno de la naturaleza: un caballo con cabeza de mosca, un río corriendo hacia arriba, un árbol sin tronco... ¿se imaginan?

     Es algo de lo que no debemos descuidarnos, en cualquier momento la o puede desaparecer.

     No, no lo tomen a broma, ¿se han dado cuenta alguna vez de las veces que durante el día utilizamos la letra o?, ¿cuántas veces en una hora?, ¿en un minuto?.

     Yo ya escribí al departamento correspondiente del Ministerio de Cultura, pero aún estoy esperando la respuesta; no sé qué pensar de nuestro futuro cuando veo en qué manos de irresponsables está confiado el gobierno y la seguridad de nuestro pueblo, porque t d  puede suceder, t d  es p sible, y nunca p dem s estar segur s de que alg  tan vital c m  la letra   pueda estar siempre junt  a n s  tr  s. N  seríam  s h mbres, n  estaríam s  viv s, ls hijs n existirían, ls puebls desaparecerían, el vin, el amr, el di, las flres, Dis, td...

3 de enero de 2025

EL PRIMER HOMBRE NEGRO (Investigación imaginativa; o sea: CUENTO)

 

EL PRIMER HOMBRE NEGRO.

 

     ¿Cuál fue el primer hombre negro? He aquí un enigma para los historiadores y para los etnólogos; todos saben quien fue el primer hombre que pisó la Luna, el primer hombre que condujo un automóvil, el primer europeo que fumó en pipa, hasta se sabe quién fue el primer hombre que tocó la armónica en Valdeajos, provincia de Burgos. Pero, ¿quién fue el primer hombre negro?

     Mis estudios me han colocado ante diversas hipótesis, pero hoy quiero mostrar al mundo el resultado final de mis investigaciones, el fruto de muchos años de trabajo, una respuesta al enigma que ha tenido en vilo a tantas generaciones; puedo enorgullecerme de ello y tener la seguridad de que no habrá quien pueda rebatir mis conclusiones.

     El primer hombre negro fue Groucho Marx.

     Y ahora pasaré a la demostración, Antes de que yo naciese no existía el mundo y lo sé por la sencilla razón de que no recuerdo que antes de mí existiese nada, yo aún no había nacido y nadie podrá demostrar que había algo antes que yo, pues yo no lo había visto antes. Hasta que no se ve una cosa, no puede haber una certeza indudable de que esa cosa exista; antes de Newton no existía la fuerza de la gravedad, antes de Marx no existía el comunismo, antes de Morton no existía el calendario de papel, la pajarita de cuello no existió hasta que Johnson se anudó una serpiente por equivocación, los ratones sólo existieron en el momento en que un gato pensó que allí había ratones; luego, nada existió hasta que yo lo vi, ya que antes no lo había visto.

     Una vez dejado claro este punto, pasaré a explicar por qué Groucho Marx es el primer hombre negro. Yo no había visto nunca a ningún negro hasta que fui a la Universidad; se me dirá que ya antes los había visto en las películas de Tarzán o en los cromos de Razas Humanas, pero esos eran negros no reales, estaban o pintados en un papel o metidos en celuloide y ya sabemos los milagros que el cine puede hacer en materia de caracterización (ver AI). Bueno, el caso es que mi primer negro lo vi en la Universidad, y tampoco era negro del todo, tenía un tinte azulado que me decepcionó un tanto, los negros, creo yo, o son negros o no son, ya que las cosas han de ser serias o uno no podría fiarse de las cosas; el segundo negro que vi también me decepcionó, fue en la calle, mientras paseaba, mi curiosidad y el buen final de mis investigaciones me llevó a intimar con él, descubriendo que tampoco era negro del todo, tenía un ligero color chocolate, por lo que pensé que hacía tiempo que no se lavaba y que me estaba engañando, queriendo sorprender mi buena fe.

     Aparte de su color, asimismo descubrí que eran jóvenes, luego llegué a la conclusión de que debía de haber negros más mayores, ya que hay blancos viejos, jóvenes y niños, y por lo tanto ninguno de ellos dos podía ser el primer hombre negro, pues todo viejo es anterior a todo joven, eso lo sé porque después de aparecer yo en el mundo he visto que nacían hombres y mujeres, que crecían y se iban volviendo viejos y que los más viejos eran anteriores a los más jóvenes, a los que no he visto nacer los supongo o posteriores o contemporáneos a mí.

     Bueno, seguiré, un día, en un periódico vi una fotografía de un individuo con bigote, me dijeron que era Groucho Marx, yo hasta entonces no había visto nunca un periódico, ocupado como estaba en mis investigaciones; el caso es que la fotografía venía en primera página, o sea, que era anterior a las que la sucedían y por lo tanto, siguiendo mis razonamientos, más vieja; las fotografías, según he podido descubrir después, son un retrato fiel de la realidad, sólo que en tamaño reducido, para comprobarlo yo mismo me hice una, no sin ciertos reparos con respecto a un posible empequeñecimiento de mi persona, y comprobé entusiasmado que la fotografía es efectivamente un retrato fiel y veraz; siguiendo el hilo de mi explicación: la foto en cuestión del Sr. Marx tenía dos tonos: blanco y negro, el color blanco se debía, según averigüé inmediatamente, al color del papel en donde estaba impresa la fotografía, luego llegué a la conclusión de que el color negro del señor G. Marx era de naturaleza negra, completamente negra, de un negro sobre el que no cabían dudas ni vacilaciones: era, por fin, el primer ser negro, absolutamente negro, que yo veía; para colmo de mis satisfacciones se me indicó que el señor G. Marx había fallecido y ya no dudé, Groucho Marx era el primer hombre negro de la Historia, ¿por qué?. Dos razones:

     1ª Era el primer hombre completamente negro que yo veía.

     2ª Había fallecido, luego esto quería decir que era viejo, luego si era viejo se deducía que era contemporáneo mío.

     De estas dos premisas se continúa simplemente que Groucho Marx es el primer hombre negro de la Historia.

8 de noviembre de 2024

Aldeavieja: las elecciones de febrero de 1936.

 

Vamos a rebuscar un poco en la historia y detenernos en un momento clave: febrero de 1936, las elecciones generales (últimas celebradas durante la Segunda República) y que fueron una de las causas de la posterior guerra civil (a sólo cinco meses de distancia).

Todos tenemos una idea, casi preconcebida, de que nuestro pueblo fue y es un pueblo de derechas, como casi todos los pueblos de Castilla, en aquella época gobernados por los caciques y con una pobreza galopante que era lo normal en muchos de sus habitantes.

Pero vamos a situarnos en el marco histórico; el presidente de la República disuelve las Cortes ante el clima de tensión que hace ingobernable el país, se espera que una rotunda victoria de una de las dos facciones: derecha o izquierda, lleve al país en una dirección u otra, pero que sirva para acabar con las huelgas, las amenazas involucionistas del Ejército y toda una serie de malas medidas (o quizás no tan malas) pero que no contentan a nadie.

Se convocan elecciones generales para el día 16 de febrero de 1936 y los partidos políticos se apresuran a realizar coaliciones entre ellos y a dar a conocer a los ciudadanos sus programas para una mejor gobernanza del país.

Hay que señalar que el sistema electoral vigente se basaba en el voto universal para mayores de 23 años (edad que se señalaba para la mayoría de edad) y que incluía a las mujeres. La circunscripción era la provincia, y cada una tenía un número de diputados de acuerdo con su población; en el caso de Ávila se jugaban cinco escaños y el sistema era de listas abiertas, lo que quiere decir que la gente no votaba un partido, sino una persona, y que podía elegir de diferentes doctrinas, mezclando elementos de derechas y de izquierdas; la papeleta sólo podía contener cuatro candidatos.

Los partidos que se presentaban en la provincia de Ávila eran, por la derecha, el Partido Radical, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), el Partido Agrario y Renovación Española; por la izquierda, Unión Republicana, Izquierda Republicana y el Partido Socialista; además, el Partido Progresista, que se podría considerar de centro.

Los candidatos eran:

Partido Radical: José Picón Meilhon

CEDA: Benito Dávila y Sánchez Monje,  Salvador Represa Marazuela.

Partido Agrario: Nicasio Velayos y Velayos.

Renovación Española: José de Yanguas Mesía.

Izquierda Republicana: Tomás Rodríguez González Cabrera y Claudio Sánchez Albornoz y Menduiña.

Unión Republicana: Francisco Agustín Rodríguez.

Partido Socialista: José Felipe García de Muro.

Partido Progresista: José Palmerino Sanromán.


Como era de esperar, la derecha obtuvo una gran victoria en la provincia, saliendo elegidos cuatro candidatos de la derecha y uno de la izquierda (hay que hacer constar que el sistema electoral beneficiaba grandemente a las mayorías, pero eso perjudicaba y beneficiaba a ambas facciones, dependiendo de cada provincia); fueron elegidos los candidatos del Partido Radical, los dos de la CEDA y el del Partido Agrario, además de Sánchez Albornoz por Izquierda Republicana. En toda la provincia había 126.515 electores, de los que ejercieron su derecho a voto 96.815, o sea un 76%, que representa un muy alto nivel de participación.

Y, ahora, vamos a ver qué es lo que sucedió en nuestro pueblo; en primer lugar había 297 electores (ya sabemos, mujeres y hombres mayores de 23 años), de los que votaron 240, un 80%.

La votación fue como sigue:

José Picón (Radical) 116 votos.

Benito Dávila (CEDA) 112 votos.

Nicasio Velayos (Agrario) 87 votos.

Salvador Represa (CEDA) 87 votos.

José de Yanguas (Renovación Española) 31 votos.

Tomás Rodríguez (Izquierda Republicana) 123 votos.

Claudio S. Albornoz (Izquierda Republicana) 113 votos.

Francisco Agustín (Unión Republicana) 116 votos.

José F. García (Socialista) 120 votos.

José Palmerino (Progresista) 49 votos.

Esto nos da una suma de 433 votos para los candidatos de la derecha y de 472 para los de la izquierda (el candidato de Izquierda Republicana Tomás Rodríguez fue el más votado), además de 49 para en centro. ¿Sorprendente, verdad?

(Hay que tener en cuenta que si 240 votantes realizaron 964 votos se debe a que hay que multiplicar por 4, número de candidatos elegidos, como máximo, por cada votante, por el número de electores).


¿Veis?, las cosas no son, ni fueron, como parecen.

28 de octubre de 2024

Ya no doblan las campanas de mi pueblo.

 

¡Escuchad….! ... nada, no se oye nada… ¡ya no doblan las campanas en mi pueblo!

¡Escuchad…! Nada, siempre nada, ya no suenan las campanadas del reloj de mi pueblo.

Duermes y en la noche te despiertas… ¿será tarde? Escuchas… escuchas… nada

Ya no suena aquel reloj…


Aún recuerdo a mi tío, el general, don Andrés, (llamadlo como queráis) el día que empezaba sus vacaciones salir de su casa, cruzar la plaza con la gran llave de la puerta de la iglesia en la mano y subir a la sala del reloj, engrasarle, darle cuerda, arreglar esta o aquella rueda o aquella pesa o el volante y oir, oir las campanadas del reloj…

Ya no suena ese reloj…



Es domingo, va a haber misa y a las doce y  media… ¡Tam!    ¡Tam!   ¡Tam!   toques espaciados de campana que te avisan: ¡tocan a primeras! ¡en media hora estará aquí el sacerdote… y después: ¡Tam, Tam!  ¡Tam, Tam!, las segundas… y a la una ¡Tam, Tam, Tam! ¡Tam, Tam, Tam! suenan mientras entras en la iglesia deprisa, volado, llegas tarde y ves que el cura sale de la sacristía… las campanas…

Campanas que te decían (triste y lúgubremente) que algún vecino había fallecido ¿Quién ha sido? ¿qué ha pasado? Y el día se vuelve gris y triste mientras escuchas la campana doblando a muerto…

¡Es fiesta ¡ y las campanas doblan y redoblan, empujadas por los mozos, voltean alegres, felices, llenando el aire y el día de sonrisas, risas y carreras, hay procesión o no la hay, pero suenan las campanas, ¡es fiesta!

Mediodía, el Ángelus te señala que es la hora de acabar la jornada, hora de volver al pueblo a comer, y las campanas te llaman después de sonar los doce toques…






Campanas, campanas, campanas, llenando los momentos tristes y los alegres.

¡Campanas de la iglesia de mi pueblo! ¡de todos los pueblos!

¡Escuchad!

¿Por qué no suenan las campanas en mi pueblo?