10 de noviembre de 2021

Agapito Marazuela y Aldeavieja

 

          Agapito Marazuela fue unos de los músicos y folkloristas más importantes de nuestro país durante el siglo XX. Fue, también, concertista de guitarra y de dulzaina reconocido internacionalmente.

          Nació en Valverde del Majano (Segovia) el 20 de noviembre de 1891; su primer oficio fue el de dulzainero, con el que se ganó la vida hasta que se fue a Madrid, en 1920, en que inició su carrera como concertista de guitarra; entre esta fecha y 1932 recorrió buena parte de Castilla recogiendo cantos y melodías tradicionales con las que compuso la obra de su vida: el Cancionero de Castilla la Vieja.



          Entre las poblaciones que visitó se encontraba, por supuesto, Aldeavieja. Aquí, de los labios del tío Simón (del que no hemos podido conocer más que su nombre y de que era tamborilero) recogió hasta siete canciones populares que vamos a mostrar aquí.

          La primera es una versión de Los Sacramentos, pieza que se interpretaba con pandero y almirez en las rondas y cuya letra dice así:

A tu puerta hemos llegado,

debajo de los portales,

por ver si puedo sacar

los sacramentos cabales,

los sacramentos cabales.

A tu puerta hemos llegado

debajo de los portales.

 

          Después aparece una de las tonadas que se cantaban en las bodas de la región, con acompañamiento de dulzaina:

Comienzo en nombre de Dios

y de la Virgen María

y del Santo Sacramento

que en la misa se decía.

Corrió un hombre

y puso luego

a sus labios celestiales

en una caña una esponja

llena de miel y vinagre.



 

          Recogemos, también, otro canto de bodas que, en este caso, oyó en Blascoeles:

 

Esta noche la novia no tiene frío,

ea, ea, ea, no tiene frío

porque duerme en los brazos de su marido,

ea, ea, ea, de su marido.

La novia está contenta porque ya tiene

ea, ea, ea, porque ya tiene

quien la cuenta cositas y la entretiene

ea, ea, ea, y la entretiene.

 

          Entre los llamados Cantos de Oficio, encontramos El laurel, del género de seguidillas, y que dice así:

Que no haga arrugas,

préndete ese pañuelo, 

en laurel, clavel y rosa.

Préndete ese pañuelo

que no haga arrugas,

que no haga arrugas

que ya vienen al baile

en laurel, clavel y rosa

las que murmuran.

Las que murmuran 

con la lengua afilada

en laurel, clavel y rosa.

con la lengua afilada

la vista aguda.

La vista aguda

y el corazón tan falso

en laurel, clavel y rosa

y el corazón tan falso

que te saludan.

Perdió la honda

un vaquerillo madre

en laurel, clavel y rosa

un vaquerillo madre

perdió la honda.

Perdió la honda

por andar a los claveles

en laurel, clavel y rosa,

por andar a claveles

para su novia.


Entre las que se pueden llamar canciones puras, recogió ésta, llamada La casa de los locos:


Si tú te mueres, mi vida,

si tú te mueres, salero,

la casita de los locos

ha de ser mi paradero;

la casita de los locos

ha de ser mi paradero.


Y esta otra, titulada Los confites:

Si me diste confites, vida mia,

no me los dieras,

ya me los he comido, vida mia,

vete a la mierda

Si me quieres de balde, vida mia,

toda soy tuya

pero por el dinero, vida mia,

cosa denguna.



           Y acabamos con esta jota, acompañada con pandereta, que lleva por título Al salir el sol:

 

Portalito de la iglesia,

cuántas ligas habrás visto,

cuántos pecados mortales

habrás cometido a Cristo.

 

ESTRIBILLO

Al salir el sol

te quisiera ver

ramito de oliva

y hoja de laurel,

hoja de laurel,

hoja de laurel,

al salir el sol

te quisiera ver.

 

A la mar fuí por naranjas,

cosa que la mar no tiene;

metí la mano en el agua,

la esperanza me sostiene.

(Al estribillo .)

 

          Como curiosidad, y para terminar, decir que en otra de las tonadas recogidas por Agapito, esta vez en las Vegas de Matute y Fuentemilanos, titulada El Caracol, se nombra a Aldivieja (que es una forma de llamar a nuestro pueblo muy común por los alrededores), como sede del prior (se supone que del monasterio de Párraces) que hace una serie de regalos a una joven y cuya letra dice así:


A tu puerta hemos llegado veinticinco caballeros,

saca veinticinco sillas si quieres que nos sentemos.

Saca una para mi y otra pa mi compañero

y los que silla no tengan que se sienten en el suelo.

Aquí te traigo la ronda, te la traigo de Hontanares,

tengo las albarcas rotas, se me salen los deales.

Caracol, cómo pica el sol, los pájaros pían,

levántate muchacha que viene el día.

Para ti, que no para mi, que soy segoviano,

ese ramo de flores ¿quién te le ha dado?

-Me le ha dado el padre prior que está en Aldivieja,

también me ha dado un peine pa la cabeza

y un abanico con muchos picos y muchas flores

para que te diviertas con mis amores

y una campana

para que te dispierte por la mañana.


(Si ponéis en youtube la siguiente dirección; https://www.youtube.com./watch?v=JU4auxUMht2I, podréis escuchar las seguidillas del laurel interpretada por el mismísimo Agapito Marazuela).

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