16 de noviembre de 2015

Aldeavieja: Edad Moderna. 1

Edad Moderna.

          Nos acercamos al momento más importante de la historia de Aldeavieja: el siglo XVI, en ese siglo la riqueza y la abundancia parece que han elegido un lugar, y ese lugar es nuestro pueblo, ¿por qué en este preciso momento, y no en otro, se produce esta circunstancia?; la respuesta nos viene dada por un cúmulo de hechos conectados entre sí: se ha descubierto América y la plata y el oro se vuelcan sobre el país; la Mesta, esta organización de ganaderos que se extiende por todo el reino hace que el precio del ganado se dispare, que la lana de la ovejas suba de precio, que los caballos sean un bien muy preciado, tanto para la paz como para las interminables guerras en las que están metidos los reyes de la Casa de Austria, la carne de las vacas se cotiza a buen precio, así como el cuero; los pastos del Campo Azálvaro, los buenos prados del lado norte de la sierra, el lugar estratégico que ocupa el pueblo, junto a las vías de comunicación más importantes: el camino que lleva a la Corte y, de allí, a los puertos a donde viaja la lana; la cercanía de la feria más importante de Europa: la de Medina del Campo; así como una serie de individuos que no van a dejar pasar la oportunidad de enriquecerse con todas estas circunstancias y con ello enriquecer al pueblo que les vio nacer.




             Mapa de las tierras de Segovia en 1773, Aldeavieja se encuentra en la izquierda, hacia el centro.

          No fue ajeno a esta abundancia el hecho de que en 1565 el rey Felipe II, al fundar el monasterio de El Escorial, anexionase al mismo los territorios que antaño dependían de Párraces, por lo que se produjo un contacto con gentes más cercanas al poder y se presentaron mayores oportunidades de medrar.
          Es el momento, y ese momento va a durar casi cuatro siglos. Una de nuestras fuentes, el licenciado Francisco García, dice lo siguiente en su historia sobre Aldeavieja:
Después que las dichas caserías, y apartadas poblaciones se juntaron en la Aldeavieja, como queda dicho, siempre ha ido en aumento y acrecentándose este lugar de tal manera, que cuando esto se escribe, que es el año del nacimiento de nuestro señor “Jesú Christo”, de mil y seiscientos y trece, tiene quinientos vecinos (con una población estimada de 1.575 habitantes), y entre ellos hombres muy ricos; y en estos años que muchos pueblos se han arruinado y desfallecido del ser que tenían, hasta venirse a despoblar, este pueblo ha prevalecido, y aumentándose, así en hacienda como en calidad, porque tiene muy buenas casas tejadas, y dobladas, con sus chimeneas, y paredes de mampostería, con ventanas y rejas en ellas, y calles empedradas, muy buena plaza, con dos mesones y soportales, donde se venden las mercancías que vienen de fuera; y con una fuente o pilar grande de mucha y buena agua, y otras tres fuentes dentro del pueblo, de donde bebe la gente.  Hay casa de Ayuntamiento, y carnicería; hay una muy grande alhóndiga de trigo para los años de necesidad, y buenas trojes donde lo tienen; y también hay hospital para los peregrinos, y pobres pasajeros. Las eras donde se trilla y desgrana el pan son de las mejores de todo el reino; los salidos y prados que están alrededor del pueblo son muy deleitosos; las tierras de pan llevar son pocas pero muy buenas. Es lugar muy frío, pero tiene mucha leña y montes concejiles de encinas y robles, donde también hay caza de liebres, conejos y perdices. El término es algo estrecho pero enriquecido con más de treinta fuentes de muy lindas y saludables aguas de donde se riegan muchos cercados, y huertos y linares que hay en él. También tiene horno donde hacen teja y ladrillo; tiene a media legua el campo Azalvaro, que aunque es término y pasto común para Segovia y su Tierra quien más lo goza con sus ganados es Aldeavieja, por estar tan cerca y lindar con él. (cap. X, p. 24 y 25).

          La situación del pueblo ha cambiado, y no sólo materialmente; el buscar sitios más protegidos de los fríos vientos del norte ocasiona que se abandonen las casas que se elevaban en los alrededores de la iglesia de San Cristóbal y se edifiquen en la zona baja del cerro de La Barrera; el cambio de lugar habitado ocasiona, además del aumento de la población, como nos cuenta el licenciado Francisco García, la incomodidad que suponía el desplazarse a oir la misa fuera del casco urbano y dejar el lugar solo y sujeto a robos… y sobre todo en invierno pues los enfermos y viejos no podían asistir a los oficios divinos por estar a más de tres tiros de arcabuz
          Esto hace que se piense en la edificación de una nueva iglesia, en medio del pueblo y con el tamaño y la riqueza que correspondía al nuevo modelo de población. Se comienza su construcción en el lado sur de la plaza mayor del pueblo y parece ser que se acaba poco antes de 1540, y el primer libro de bautismos data del año 1543.

          La iglesia se fabricó de piedra cárdena, de sillares, y arcos, y paredes de mampostería, con tres naves y su torre donde hay cinco campanas, y reloj, tres altares con sus retablos, tribuna  y órgano y tomaron por Patrón al señor San Sebastián. Y después en el año 1550 aumentaron con una capilla y sacristía de piedra cárdena, y blanca de sillería y después la adornaron con una alameda que plantaron alrededor del cimenterio y se remata con una cruz famosa de una piedra con su pie de gradas y las figuras de un Cristo y la Virgen esculpidos en ella.
          Ay en la Iglesia muchas y ricas imágenes como son Nuestra Señora del Rosario, San Andrés y San José, el Niño Jesús y otras de pincel y finalmente el retablo del altar mayor es famoso ansí en la tabla como en el pincel.
          Privándose del ornato de sus casas y personas ofrecen a la Iglesia mil dones de plata, sedas y  brocados, capas pluviales, casullas, dalmáticas, frontales, dos palios uno de terciopelo carmesí y otro de damasco, cruces, incensario y vinajeras de plata, tres cálices, pendones y mangas para la cruz. Un hombre y no de los ricos hizo una cruz de plata para el Santísimo Sacramento que le costó ciento sesenta ducados.



                        Iglesia de San Sebastián.

          No hay más que comparar estos datos (y esta riqueza) con los pobres objetos que contenía la iglesia parroquial sólo cien años antes, según hemos visto en el capítulo anterior.

          La riqueza ya sabemos que hace extraños compañeros; por estas mismas fechas se comienza a pensar en la ampliación de la ermita de la Virgen del Cubillo, adaptándola a las necesidades del momento y a fin de dotarla de la majestuosidad que se merece por la nueva abundancia que se siente en la población; como un eco de todo esto, he encontrado un curioso documento que habla por sí solo:
          Desde el año de 1589(…), a petición de varios interesados, se expidieron las competentes Reales Cédulas para descubrir algunos tesoros que tenían noticia hallarse ocultos en diversos puntos del reino; cuya relación, con expresión de los pueblos y sitios de algunos de ellos, es en la forma siguiente:
          (...)En Aldeavieja, jurisdicción de Segovia, en el campo Azalbaro: en el prado del Lanchar, bajo el prado de las Moratas: en la Olla, cerca de una fuente: dentro del lugar, en la fuente de abajo: junto al Trampal: en la bajada del pueblo al Muladar Alto: en la dehesa y cerca de la fuente del Alamillo: en Cañada la Calera: en el arroyo del Sapo: junto al río del Campo: en las Alcobas: en la fuente de la Sierpe: en la de la Campana: junto a la ermita de San Miguel de Cárdena: y últimamente en la de San Juan del Berrocal.


          Son las reminiscencias de antiguas leyendas, que se conocen por toda España, de los tesoros de los romanos, o de los moros, escondidos en lugares secretos en su huída de los bárbaros o de los cristianos, y esperando que alguien, con fortuna, los encuentre.

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