11 de enero de 2016

Aldeavieja: siglo XX. 1.

Siglo XX.

          Empezamos el siglo y la primera noticia que tenemos no puede ser más alentadora: se crea una Escuela para Adultos; por supuesto aparece en el Diario de Avisos de Segovia, el 19 de enero de 1901, escrita por el corresponsal en la localidad:

          Desde Aldeavieja
          El día 7 a las 19 tuvo lugar en este pueblo la inauguración solemne de la Escuela de Adultos, con asistencia de 48 alumnos, autoridades locales y personas más respetables, y aun varias mujeres; habiendo un derroche de elocuentes discursos, en los que se demostraba el entusiasmo y buen deseo que a todos animaba.
          Primeramente el Sr. Maestro, dirigiéndose a los escolares, expuso la gran importancia de estas clases, y lo mucho que puede influir en el mejoramiento del pueblo, el que los alumnos que en aquel momento se le confiaban, fueran todo lo aplicados que él y todos los presentes deseaban; manifestó el programa que se proponía seguir, terminando por excitar el celo del Ayuntamiento y Junta de instrucción, para que le prestasen en adelante –y como hasta aquí- su apoyo moral y material, a fin de obtener el mayor fruto posible de su trabajo y desvelos.
          En nombre de las entidades citadas contestó el Sr. Alcalde ofreciendo coadyurar a lo que se le pedía, recomendando a los alumnos la mayor obediencia y respeto a su profesor, y la asistencia a las clases. El Sr. Cura Párroco habló a continuación repitiendo las frases de sus predecesores, que ilustraba con las enseñanzas de la Iglesia, estimulando a las personas ilustradas de la localidad para que dieran alguna conferencia; y los Sres. Médico y Farmacéutico titulares, recogiendo la alusión, prometieron cuanto son y cuanto valen al Sr. Maestro y sus discípulos, ofreciéndose incondicionalmente para el fin indicado, procurando elegir temas que puedan reportar alguna utilidad al auditorio, huyendo del tecnicismo científico para hacerse entender mejor. Un segundo teniente de la reserva de Artillería, hijo de la localidad, se ofreció igualmente para darles nociones sobre organización, ordenanza e instrucción, a los que se hallan próximos a ingresar en el ejército.
          Por último el Sr. Maestro en nombre propio y en el de los escolares, dio las gracias a cuantas personas concurrieron al acto, terminando por calurosos vivas a S.M. el Rey, autoridades locales, y al Gobierno, que fueron repetidos por todos.



                                                                                   Imagen actual de las antiguas escuelas.

               También, como no, se hace referencia a las celebraciones privadas, el 12 de mayo de 1901 se produce una boda; los participantes son de calidad, los festejos duran cuatro días, que se pasan entre bailes y comidas; así lo cuenta el Diario de Avisos de Segovia, en su número del día 18 de mayo:
          El día 12 del actual, se unieron en Aldeavieja, con los insolubles y sagrados lazos del matrimonio, nuestro querido amigo D. Justo Muñoz García, ilustrado abogado de Sangarcía, con la bella y virtuosa señorita doña Fernanda Gordo Moreno, bendiciendo la unión, previa la autorización del señor cura párroco, el docto catedrático del Seminario conciliar e ilustre párroco de San Martín, de Segovia, pariente cercano del novio.
          Fueron padrinos, doña Vicenta y don Andrés, madre y padre respectivamente de los contrayentes, actuando de juez, D. Fermín Gordo y de testigos D. Pablo Gordo, D. Lorenzo Moreno y D. Julián Muñoz.
          En tan solemne acto, lucía la novia rico y elegantísimo traje negro de brochado de seda, adornado profusamente con pasamanería, pechero de surá blanco cubierto de tul de plata, y mantilla de encaje, ostentando ricas preseas de oro y pedrería fina, y la simbólica flor de azahar.
          Terminada la misa nupcial y los refrescos de costumbre, el padre de la novia, que ha estado incansable en el baile, complaciente y oportunísimo en sus bromas con todos,  hizo sonar el tambor y dulzaina en la Plaza mayor, y bailó con su amantísima hija (la recién desposada) ataviada aún, con las ropas que llevara a la iglesia.
          Estas familias no obstante su brillante posición social, deseosas de complacer a todos, se  sirvieron del tradicional tambor y dulzaina para el baile público y para el de sala, de una orquesta de instrumentos de cuerda, traída ex profeso de la capital.
          El baile de tambor ofrecía dos notas dignas de ser mencionadas; que tocaron muchos valses y otras piezas de repertorio, y que las bailadoras lucían todas ricos y elegantes trajes; ofreciendo un precioso colorido digno de ser copiado por el ilustrado y genial maestro D. Vicente Cutanda, quien sabría poner de relieve la belleza de estas señoritas, que tanto se distinguen por su buen porte, hermosura e inimitable perfección con que bailan, como lo prueba la admiración que produjeron en cuantos forasteros había en el pueblo.
          El lujo desplegado en esta boda ha sido extraordinario, estrenando el bello sexo más de 50 trajes en que predominaba la seda, cinco preciosos la novia, todos a cual más elegante, confeccionados conforme al último figurín de moda, y en cuya descripción no entramos por considerarnos incompetentes para hacerlo.
          Las mesas muy adornadas y espléndidamente servidas, reinando la mayor alegría y algazara.
          El domingo en la comida del mediodía, al llegar a los postres, ante las reiteradas demandas de los concurrentes, D. Eugenio Sanz, vióse obligado a brindar, haciéndolo con la elocuencia y entonación que tanto le distinguen, permitiéndonos copiar aquellas palabras que nuestra infiel memoria ha retenido.(…)
          El domingo por la noche, D. Lorenzo Moreno, rico labrador y propietario de este pueblo, y tío de la desposada, instigado por el público, recitó unas cuartetas alusivas al acto, que agradaron mucho, y pueden considerarse como un modelo de inspiración, siendo sumamente aplaudido el autor y repitiéndose los vivas.
          El lunes se repitieron los bailes y bromas del día anterior, y al terminar la comida del medio día, armose ensordecedor griterío, pidiendo brindis al boticario….
          El martes, D. Eulogio Sanz, celebró en el santuario de Nuestra Señora del Cubillo, una misa por las obligaciones de los novios, y después la familia pasó el día en aquella hermosa pradera, entregándose la gente joven a las delicias del baile, que reanudaron en casa por la noche, prolongándose la fiesta hasta las tres de la madrugada del miércoles, no siendo aventurado predecir que en este día vuelva a rendirse culto a Zersícore.

          …Por último, añadiremos que los novios recibieron muchos y valiosos regalos, prueba evidente de las muchas simpatías que gozan ellos y sus padres entre sus amigos.

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