25 de febrero de 2016

Aldeavieja: Las cruces de Aldeavieja 1

           Como complemento a la historia de nuestro pueblo, voy a iniciar, ahora, la publicación de un trabajo sobre las cruces existentes en nuestro municipio que refleja una parte del acervo cultural del mismo y que debería ser protegido ya que forma parte de nuestra historia.

Apéndice . Las cruces de Aldeavieja

Introducción.

          Uno de los elementos de religiosidad de un pueblo se manifiesta en los símbolos externos que construye y que conserva; unos de ellos son las cruces. En Aldeavieja las tenemos de todos los tipos: como elementos de un Vía Crucis,  como testigos escritos de donaciones, como conmemorativas de un determinado suceso, señalando límites y términos o, simplemente, como representaciones de su religiosidad; vamos a tratar seguidamente de ellas.

EL VÍA CRUCIS.

           “¿Qué es, en esencia, un Calvario? Oficialmente, la reconstrucción ritual y penitencial de la Vía Dolorosa de los Evangelios, un camino que, seguido paso a paso por el feligrés de pro, habrá de ponerle en contacto directo con el recuerdo del otro camino que siguió Jesucristo desde su prendimiento en el Huerto de los Olivos hasta su Crucifixión en el Gólgota; una sucesión de estaciones que habrán de introducir al creyente en la vivencia visceral del sufrimiento del Salvador sacrificado por el género humano. El Calvario, o Vía Crucis, fue inventado por la Iglesia para que su grey no olvidase que sigue eternamente en deuda con Aquel que vino a librarla del Pecado Original, ofreciendo su vida para que se cumpliera en Él la redención de toda la culpa cósmica que los seres humanos arrastraban desde que escaparon de la supuesta inocencia/ignorancia en la que Dios Todopoderoso les creó.
          Desde esta perspectiva de estricta ortodoxia, el Calvario es un instrumento que el feligrés ha de utilizar sacrificalmente, un camino que ha de emprenderse mientras se proclaman las propias culpas y la buena disposición a seguir por las sendas espirituales de mansedumbre a ultranza que han sido marcadas por la autoridad desde su elevada cátedra de intérprete exclusivo de los designios de un Dios que no logra escapar a la imagen antropomorfa que se le ha adjudicado. Seguir el Calvario es proclamar el arrepentimiento de todos los pecados cometidos, de todos los pensamientos que no hayan concordado con lo establecido. Seguir el Calvario es, en fin, emprender penitencia, mientras se agradece a un dios sanguinolento el haber sufrido hasta la muerte por la Humanidad.
          El sentido ortodoxo del rito ha comenzado a alterarse, casi sin solución de continuidad. Lo que comenzó siendo teóricamente un camino penitencial y doloroso, destinado al arrepentimiento por el cúmulo de pecados que la Iglesia cargó sobre su mansa feligresía, se ha convertido en una peregrinación a esa cumbre en la que no reposa ningún recuerdo de un salvador muerto, sino que aguarda la contemplación inmediata de un contorno que significa el resumen de la Creación: el pueblo, las gentes, los ganados, los campos; incluso tal vez el mar asomando más allá de las cumbres.
          En lo alto de muchos de estos calvarios han sido hallados restos arqueológicos que han venido a demostrar que la subida al monte fue ya un peregrinaje sagrado mucho antes de que el cristianismo se alzase con la exclusividad oficial de los cultos.” (Guía de los recintos sagrados españoles. Juan G. Atienza.1986)
          “Las estaciones del Vía Crucis están erigidas en las iglesias. Se encuentran generalmente colocadas en las paredes, a intervalos regulares, empezando por el lado de la Epístola. Algunas veces también, se encuentran Vía Crucis en oratorios, en cementerios y en caminos que conducen a algún lugar de devoción.
          Esta devoción surgió a mediados del siglo XV entre los Frailes Menores que la practicaban como una especie de peregrinación espiritual a los lugares santos de Jerusalén, que estaban bajo su custodia. En 1694 Inocencio XII decretó que las indulgencias que se ganaban visitando los lugares santos podían ganarlas los Frailes Menores y sus afiliados que rezaban el Vía Crucis. Las indulgencias concedidas a esta devoción pueden ganarlas todos los fieles, pero de ordinario las estaciones deben estar bendecidas y erigidas por un franciscano.” (Diccionario católico. Sagrada Biblia.1956)  
          Un Vía Crucis es la representación del camino de la pasión de Cristo desde el juicio de Poncio Pilatos hasta su entierro, efectuada en catorce imágenes, llamadas estaciones. Es muy normal que esté presente en el interior de  las iglesias, formando un conjunto de cuadros, esculturas, cruces, o mezclas de todos estos elementos; por otro lado es también muy corriente encontrarlo en distintas poblaciones, por toda la geografía española, formando un camino o itinerario jalonado por cruces, denominadas “de calvario”, una por cada “estación”.

EL VÍA CRUCIS.

          En Aldeavieja, existe un Vía Crucis casi completo; como es corriente en muchos de ellos, va recorriendo calles, prados, para acabar en un montecillo, un cerrete a las afueras de la población, sobre el que se asienta la ermita de San Cristóbal; esta ermita, antigua parroquia del pueblo, data del siglo once o quizás de antes; lo que sí es curioso, es observar que, siguiendo las anteriores observaciones de Juan G. Atienza en la introducción, en las paredes de la edificación, se han encontrado vestigios de un muy anterior uso de esta elevación; en una de las paredes exteriores, en la fachada sur, a la derecha de la puerta de entrada, hay una estela funeraria romana (se pueden ver claramente las iniciales STTL, Sic Tibi Terra Levis, “que la tierra te sea leve”, típica de las estelas romanas) y, ya dentro de la iglesia, en el interior del ábside a mano izquierda, se encontraba otra lápida sepulcral, hoy tapada al reconstruirse la ermita.
          También es de señalar aquí, que el cerro a cuyos pies se construyó el pueblo de Aldeavieja lleva el nombre de El Calvario; ¿a qué se debe este nombre? ¿quizás terminaba allí otro Vía Crucis anterior al que hoy conocemos?; ¿o su nombre se debería, como se apunta más adelante, a que desde él comenzaba el recorrido sagrado que terminaba en las alturas de San Cristóbal?.
          Según las fechas que aparecen en sus cruces debió de ser reconstruido en varias épocas, bien por destrucción de alguna cruz en algún accidente ocasional o bien para uniformar el recorrido gracias a la acción de algún patrono con dinero suficiente; dos son las fechas que, por ahora, nos aparecen, 1622 y 1624; ahora bien, la diferente factura de las cruces hace suponer que se ha actuado sobre él en muy diversas ocasiones, según iremos viendo en la descripción individual de cada cruz. Uno de los problemas con el que nos encontramos, es el no poder, con total seguridad, decir dónde empieza; por lo que lo mejor es trazarlo desde su fin, que sí es conocido.
          Dentro del recinto cercado de la ermita de San Cristóbal, a la izquierda de la puerta de entrada a la vivienda (por tanto, tras la fachada norte de la ermita donde se efectuaban las autopsias antiguamente) se encuentra la peana sin cruz de la estación 14 del Vía Crucis (la última: Jesucristo es colocado en el sepulcro), en una de sus caras se puede leer:

AQUÍ ES EL SE
PULCRO DE
CHRISTO
1622




Peana de la cruz correspondiente a la 14ª estación

          La estación 13: Jesús es bajado de la cruz es, posiblemente, la peana que está a la izquierda de la puerta de entrada de la ermita, esta cruz estaba entera cuando se rodó la película de La Aldea Maldita, de Florián rey, en el año 1930; no se le observa ninguna inscripción.
          La doceava es, lógicamente, las tres cruces colocadas a la derecha de la entrada a la ermita, en lo más alto de la loma y visibles desde todas partes: Jesucristo muere en la cruz. Ahora bien, las tres cruces son diferentes, muy diferentes; la de la izquierda es de la misma factura que las que se encuentran dentro del recinto de la ermita, cuadrada y de crucero corto y de peana cúbica; la central es prismática, sin adorno ninguno y con peana  alzada sobre una grada doble y la de la derecha es la más antigua y quizá la única original del terceto, redonda, de una sola pieza, con el cartel del INRI en lo alto y de peana redondeada en las esquinas; la explicación es que el crucero original desapareció por robo, accidente natural o venta y fue reemplazado por el actual en una o dos etapas; siendo más fácil que desapareciese primero la cruz central, ya que seguramente tendría esculpido en ella un Cristo como sucede en otros Vía Crucis de la provincia, como en el de Bernuy-Salinero, Mingorría, Vega de Santa María o en el de Velayos; con lo que se infiere que por lo menos la cruz de la izquierda formase parte del recorrido, siendo una de las que faltan. Ninguna de ellas tiene inscripción.


  
                                                                                   La 12 estación: Cristo muere en la cruz.
        
           La 11: Jesús es clavado en la cruz, se encuentra también dentro del recinto, a los pies de la cuesta última y, en la cara norte de su peana, se mal lee:

ESTE(...)
CHRISTO CLAVA(...)
SU(...)

          Estación 10: Jesús es despojado de sus vestiduras, dentro del recinto; sin inscripción.

          9ª: Jesús cae por tercera vez, en la cara sur de la peana parece adivinarse una fecha: 1702?

          La estación octava: Jesús habla a las mujeres de Jerusalén, es la última (o la primera) que se encuentra en el recinto vallado, y se lee:

AQUI...
AL...
HIJ...
          Estas cuatro últimas cruces son de igual factura, cuadradas, y fueron convenientemente restauradas tras la rehabilitación de la ermita.

          La 7ª estación: Jesús cae por segunda vez, es la que se encuentra junto a la caseta del polideportivo, desarmada y con visible riesgo de desaparecer, y que anteriormente se encontraba en medio de las eras del Prao Roble, sólo la peana y el mástil de la cruz, cuadrado, y en la que se puede leer:

AQUÍ ES LA PUERTA
ULTIMA POR DON
DE CALLO XPO CON LA
CRUZ A CUESTAS 1624


  
La cruz de la 7ª estación en su anterior emplazamiento.

          La sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús, es la última que se puede situar con absoluta certeza; se encuentra a la derecha del comienzo del camino del Cubillo, y conserva la columna, cuadrada, sobre la peana, parece leerse:

AQUÍ SALIO LA
VERO CON
A CHRISTO 1624

          En línea recta con la anterior, a la izquierda de la carretera, formado parte de la valla que separa dos eras, hay otra cruz completa, con peana y crucero y en la que se puede leer en una de sus caras:

ESTA + MAN
DO AZER NA
BA SANCHEZ
DEL NOGAL

          No forma parte, claramente, del Vía Crucis, sino que es una cruz conmemorativa, pero se podría haber utilizado como la quinta estación: El cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Es la más elegante de todas las que se conservan, redonda de factura, con un ligero abombamiento en su centro, y con rodetes en los finales de los tres brazos más cortos.


  
                                             Peana de la cruz que se encuentra en la valla de las eras, junto a la carretera.

          Nos faltarían cuatro cruces aun; una de ellas (Jesús encuentra a su Santísima Madre, 4ª estación) podría ser la que se encuentra tras las escuelas y que funcionó como monumento a los caídos del bando nacionalista de la guerra civil, tiene raspado el texto pero la peana es más antigua que la cruz, y de distinta factura. Esta cruz, según testimonios orales, se encontraba originalmente en la calle Rodeo, cerca de la esquina con la calle Ancha.

          Hay una peana, de factura grosera, sin texto visible, ante la iglesia parroquial a la izquierda, sosteniendo las piedras del acueducto de Segovia que se donaron al Ayuntamiento por haber formado parte Aldeavieja de la antigua Comunidad Segoviana, Sexmo de Posaderas (3ª estación: Jesús cae bajo el peso de la cruz).

          Si estas dos formaron parte del Vía Crucis, aun nos faltan dos más para completar los 14 pasos.

          Estación 2ª: Jesús carga con la cruz: se encuentra en el comienzo de la carretera del campo, bajando de la ermita del Cristo de la Agonía, certificando, en cierto modo, que el Vía Crucis comenzaba allí; la cruz se encontraba formando parte de una valla, justamente en la esquina del primer cercado a mano derecha subiendo hacia la ermita, sólo se conserva la peana en la que está incrustada, aún, el comienzo de la cruz, que era de factura cuadrada; se ha colocado, muy acertadamente, junto a la restaurada ermita del Cristo de la Luz; el haber estado semienterrada, ha logrado que se conserve la parte inferior de la inscripción, que dice así:

EN LA CRUZ
A CHRISTO
1624



Peana de la cruz junto a la ermita de San Cristóbal.

          La otra (Jesús es condenado a muerte, 1ª estación) sería la que está junto a la ermita antes citada, sustituida por la que ahora existe.


         Una de las conclusiones que se sacan del estudio del Vía Crucis, es que se han utilizado cruces de diferentes procedencias para completar un recorrido que ha debido de sufrir múltiples mutilaciones a lo largo de los años. De igual manera, al haber estado las cruces en distintas localizaciones, el itinerario del recorrido debe de haber variado según las épocas.

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