Hoy os voy a comentar un libro que he
encontrado en mis investigaciones, lleva por título “Registro y relación general de minas de la corona de Castilla”,
escrito por don Tomás González y
publicado en Madrid en el año de 1832.
Hasta aquí, esto no tiene la mayor
importancia y hasta puede parecer que carece de todo interés en esta sección en
que contamos cosas curiosas de nuestro pueblo; pero, y siempre hay un pero, en
la misma portada del libro se dice:
Comprende: Los registros, relaciones y despachos
sobre el hallazgo, administración, labor y beneficio de minas en que no se
expresan los pueblos ni sitios en que se hallaban, y varios privilegios
concedidos á inventores de máquinas é ingenios para las artes mecánicas.
Item:
Una relación y varios despachos tocantes
al descubrimiento y provecho de varios tesoros.
Estas líneas llamaron poderosamente
mi atención, pues todos hemos oído hablar de tesoros escondidos y, de niños,
hemos soñado con encontrarnos uno de esos fabulosos montones de riquezas, con
joyas, doblones de oro, espadas de plata, coronas… que tanto han alimentado, y
alimentan, sueños y deseos; encontrar un tesoro escondido por piratas,
bandoleros, los romanos o por los moros (como se cuenta en miles de leyendas)
es, siempre, una quimera improbable… pero posible.
Como decía, esas líneas me indujeron
a adentrarme en el libro, y buscando, llegué a un capítulo que decía:
Tesoros.
Desde
el año de 1589 hasta el de 1701, a petición de varios interesados, se
expidieron las competentes Reales Cédulas para descubrir algunos tesoros que
tenían noticia hallarse ocultos en diversos puntos del reino; cuya relación,
con expresión de los pueblos y sitios de algunos de ellos, es en la forma
siguiente.
Y, efectivamente, seguía una relación
alfabética de pueblos en los que se tenía constancia de la existencia (o, por
lo menos, alguien lo había creído así) de tesoros ocultos.
Leyendo aquella relación, llegué,
lógicamente a un punto que decía: en Aldeavieja…
Al llegar aquí no pude menos que ponerme
otra vez mi traje de los diez años y comenzar a viajar por un sueño en el que
todo era posible; ¿en Aldeavieja había tesoros ocultos? ¿dónde? ¿se habrían
encontrado? ¿estarían todavía allí?, ¿y, si es así, se podrían encontrar?; esas
son las preguntas que me hice y a las que sólo hay una forma de contestar:
“quien sabe…”
Este es el párrafo que, en dicho
libro, se refiere a los tesoros “situados” en Aldeavieja, para cuya
localización y búsqueda, se pidieron los permisos legales pertinentes y que,
¿quién sabe?. Alguno puede continuar allí… si es que alguna vez lo estuvo.
En
Aldeavieja, jurisdicción de Segovia, en el campo Azálbaro; en el prado del
Lanchar, bajo el prado de las Moratas; en la Olla, cerca de una fuente; dentro
del lugar, en la fuente de abajo; junto al Trampal; en la bajada del pueblo al
Muladar Alto; en la dehesa y cerca de la fuente del Alamillo; en Cañada la
Calera; en el arroyo del Sapo; junto al río del Campo; en las Alcobas; en la fuente
de la Sierpe; en la de la Campana; junto a la ermita de San Miguel de Cardeña;
y últimamente en la de San Juan del Berrocal.
Como se puede observar, no hay ni uno
ni dos, sino que habla de quince puntos, en el término del pueblo, en donde
alguien supuso que se podría encontrar un tesoro oculto. Aunque los nombres de
los lugares cambian, a veces mucho, con el paso de los años, todavía hay unos
cuantos que se pueden identificar fácilmente: el campo Azálvaro, la Olla, el
Alamillo, las ermitas de San Miguel de Cardeña y San Juan del Berrocal, son
lugares que se siguen llamando de la misma manera.
La fuente de abajo es la “fuente
cornera”, de la que ya hemos hablado en otro momento; el prado del Lanchar
seguramente está en Las Lanchas; pero hay otros sitios, como el arroyo del Sapo
o la fuente de la Sierpe que son más difíciles de localizar.
¿Os animáis?; si os decidís a hacer
alguna prospección, no os olvidéis de volver a tapar el hoyo que hayáis hecho,
y si hay algo: ¡enhorabuena!.
¡Suerte!
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