Va a hacer, el próximo día 13, un año
desde que se inauguró en Madrid una estatua en homenaje a “los últimos de Filipinas”, y traigo la noticia a estas páginas por
lo que nos toca al ser uno de estos “últimos”, vecino y natural de nuestro
pueblo, ya sabéis, Domingo Castro Camarena.
El monumento está colocado en la plaza del
Conde del Valle de Súchil, en pleno barrio de Chamberí; su autor es el escultor
Salvador Amaya, sobre un boceto del pintor de temas militares Augusto Ferrer-Dalmau.
Representa al teniente
Martín Cerezo, uno de los jefes del destacamento español, pistola en mano,
sobre un pedestal de más de 6 metros de altura y que pesa más de una tonelada;
en dos de los laterales del pedestal aparecen los nombres de todos los soldados
que participaron en el famoso asedio, de ahí el que este hecho aparezca en
estas páginas dedicadas a las gentes y lugares de Aldeavieja.
No voy a entrar en los
oscuros intereses políticos a favor o en contra de la erección de este monumento,
sólo considerar a tantos y tantos españoles de a pie que se vieron obligados a
luchar por intereses colonialistas privados enmascarados en patriotismo; ellos
son los auténticos héroes, no quienes les dirigieron ni les mandaron a luchar
en lejanas tierras a defender no se sabe muy bien qué.
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